'28 Semanas Después', el talento de un español fuera de su país

'28 Semanas Después', el talento de un español fuera de su país
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Lo que hay que ver. De la misma forma que muhos directores europeos demostraron verdaderamente lo que valían yéndose a tierras americanas durante los años 40 y 50, ahora nuestro Juan Carlos Fresnadillo demuestra que lo suyo sin duda es dirigir películas, haciéndose cargo de '28 Semanas Después' (aunque aquí es en tierras inglesas), después de que en nuestro país lo intentase con 'Intacto', una película interesante en su planteamiento pero que hacía aguas por todas partes. Ahora se atreve con la continuación de una de las mejores películas de Danny Boyle, sin que eso suponga que nos vayamos de fiesta a celebrarlo, en la que la variante de los zombies de siempre estaba bien utilizada, aunque la película se tambaleara un poquito por la maldita manía de Boyle de querer rodar dos films en uno. Fresnadillo sale intacto (lo siento, lo tenía en bandeja) de la operación, y su trabajo de realización es sencillamente ejemplar. Otra cosa bien distinta es el guión, que podría ser comparado con un churro de tres días.

'28 Semanas Después' sigue perfectamente la historia que narraba el film de Boyle, aunque no son los mismos personajes. Un tiempo después de que el virus sea controlado en Londres, la reconstrucción de la ciudad se está haciendo poco a poco con la ayuda del ejército americano. Pero el descubirmiento de una mujer portadora del virus, aunque ella no esté infectada, pondrá de nuevo en juego a los variantes de zombie con su ira descontrolada, sembrando el caos en todas partes para regocijo del espectador.

La película tiene una secuencia de inicio absolutamente magistral, con un uso del suspense aterrador, utilizando ejemplarmente espacio escénico y planificación, en el interior de una casa, no sabemos dónde, un grupo de personajes de lo más diverso viven aislados con poca comida y sus temores a flor de piel. La poca falta de datos que el espectador posee en dicho comienzo es uno de los aciertos de la secuencia, la cual logra provocarnos angustia y desasosiego, hasta que todo explota. A partir de ahí, nos encontramos con un Fresnadillo totalmente entregado al aspecto visual del film, logrando por otro lado hacer una película enormemente entretenida con sus momentos de inquietud muy bien plasmados. Baste apuntar cierta secuencia en el interior de una estación de metro, realizada con suma inteligencia.

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Casi todos los golpes de efecto están bastante bien insertados en la película logrando el efecto deseado, los amagos de zombie corriendo por las calles de la ciudad totalmente descontrolados, o topándose de narices con un helicóptero en una secuencia que es un divertimento total, a pesar de cierta cutrez en su desarrollo. Lo curioso del asunto es que este tipo de secuencias, todas ellas ejemplares, tiene que lidiar con un guión de lo más pobre. El film no deja de ser una persecución en todo momento, lo cual no tendría ni la más mínima importancia, si en dicha persecución no se vieran algunas desfachateces totalmente incomprensibles. Prácticamente toda la culpa la tiene el personaje interpretado por un desaprovechado Robert Carlyle, el cual aparece y desaparece de escena como le viene en gana, y siempre está en el sitito menos esperado y controlado, como si tuviera una especie de radar que le indicara por dónde ir. Por ejemplo, él está detrás de cierta puerta trasera de cierto lugar (fallo imperdonable) en la que además se produce cierta situación un tanto confusa, y luego sus posteriores apariciones están un tanto injustificadas y forzadas.

Por otro lado la película carece de personajes con algo de entidad, o si se prefiere, todos son unos topicazos de mil narices, el marido cobarde, la mujer enferma, los niños repelentes, el soldado que desobedece una orden, la médico protectora, el amigo del soldado que desobedece y que además es negro. Algunos de ellos, interpretados por rostros conocidos como los de Catherine McCormack, también muy desaprovechada, Rose Byrne, actriz que empieza a hacerse notar y me parece muy bien, y Harold Perrineau, recién salido de 'Lost', que dicho sea de paso, tiene una tercera temporada excelente. Todos podrían haber dado mucho más de sí, pero su director los ha descuidado un pelín, en beneficio de una puesta en escena estupenda, quizá demasiado cercana a la de Boyle, pero con cierta personalidad, manejando muy bien el ritmo y el montaje.

Una correcta película, que proporciona una entrenimiento de primer orden, aunque no llega al nivel de la primera entrega, pero desde luego nos sirve para estar pendiente de lo próximo que vaya a hacer Fresnadillo, a ser posible totalmente alejado de estos lares, vistos los resultados, y también con un proyecto en el que tenga suma libertad o no esté condicionado por la sombra de una primera parte. Por cierto, preparémonos para '28 Meses Después'.

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