'Blood Father', un gran Mel Gibson y poco más

'Blood Father', un gran Mel Gibson y poco más

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'Blood Father', un gran Mel Gibson y poco más

Mel Gibson llegó a ser una estrella de tal calibre que prácticamente cualquiera se hubiera cambiado por él. Sin embargo, una serie de polémicas relacionadas con su vida personal hundieron su imagen y su carrera no ha vuelto a ser la misma desde entonces. Eso podría cambiar en breve, pues con apenas meses de diferencia veremos sus nuevos trabajos tanto delante como detrás de las cámaras.

Ahora toca centrarnos en su regreso interpretativo, ya que ‘Blood Father’ es su primer papel desde que encadenase dos roles como villano en ‘Los Mercenarios 3’ (‘The Expendables 3’) y ‘Machete Kills’. Han pasado más de dos años desde entonces -y cuatro desde su último papel protagonista en ‘Vacaciones en el infierno’ (‘Get the Gringo’)- y, por desgracia, el resultado no ha sido, ni de lejos, tan bueno como me hubiera gustado pese al buen hacer de Gibson.

Una propuesta un tanto monótona

Escena Pelicula Blood Father

Es difícil encontrar algo que realmente sepa diferente dentro de la narrativa tradicional, pero incluso dentro de la repetición de historias hay diferentes niveles. En ‘Blood Father’ se unen dos ya muy desgastadas. Por un lado tenemos a un padre volviendo a conectar con su hija tras varios años alejada de ella y por otro a un antiguo criminal reformado al que no le queda otra que volver a echar mano de sus habilidades especiales si quiere seguir con vida.

La principal clave sobre hasta dónde podía llegar ‘Blood Father’ estaba en saber cómo manejaba ese cóctel el libreto de Peter Craig y Andrea Berloff a partir de una novela escrito por el primero y, lamentablemente, la película sufre bastante por esa vía. No es que haga nada realmente mal, pero todo sabe a ya visto y no existe un interés real en desarrollar nada más allá de lo meramente funcional para que la historia avance a buen ritmo.

Son muchas las veces que me he quejado de que una película dura demasiado y que sus responsables deberían haber hecho un ejercicio de concisión narrativa, pero también hay otras ocasiones en las que sucede lo contrario. Con ‘Blood Father’ sucede que todo queda reducido al arquetipo, confiando en que la evolución de la relación entre sus dos protagonistas tenga la fuerza necesaria para elevar el peso de todo lo que sucede a su alrededor.

’Blood Father’ y la redención de Mel Gibson

Mel Gibson En Blood Father

Ahí es donde la película desvía la responsabilidad hacia Mel Gibson, quien es el verdadero responsable de sostener ‘Blood Father’. También hay otros detalles a tener en cuenta, como el esmerado y adecuado diseño de producción y el más que digno trabajo de puesta en escena de Jean-François Richet, pero la película carecería de sentido sin él, ya que en la propia redención de su personaje podemos ver pequeños ecos de la suya en la vida real.

Echando mano tanto de carisma como de talento -siempre será mejor las dos que solamente una-, Gibson sostiene la película tanto cuando tiene que recitar unos diálogos un tanto monótonos como cuando tiene que sacar a escena el lado más físico de su personaje. Él es el alma de ‘Blood Father’ y lo que evita que acabe siendo directamente una propuesta mediocre, pero tampoco hace milagros, como conseguir química con una bastante discreta Erin Moriarty, algo que sí logra con un casi anecdótico William H. Macy.

Más allá de eso, ‘Blood Father’ nunca llega a destacar en nada de lo que se propone, dejando la sensación de que algunos temas se solucionan con demasiada facilidad y que otros carecen del trasfondo necesario para que no sean más que un simple elemento de fondo. Al final lo único que de verdad nos importa es que Gibson logre su ansiada redención, lo cual no es poco, pero tampoco suficiente para que su visionado sea recomendable.

En definitiva, ‘Blood Father’ es una película bastante digna gracias a la implicación de Gibson, quien debería volver a propuestas más ambiciosas a partir de ahora. Por lo demás, un thriller de acción apenas aceptable porque carece de la intensidad necesaria para implicarnos en lo que sucede. Sin el protagonista de ‘Señales’ (‘Signs’) creo que apenas un par de días ya me habría olvidado casi por completo de su existencia. Así de insignificante es.

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