'Cámara sellada', al servicio de Gene Hackman

'Cámara sellada', al servicio de Gene Hackman
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Una de las cosas que más me impresionó (tal vez me equivoque el utilizar esta palabra) al ver 'Max Payne', fue comprobar lo acabado que está el olvidado Chris O´Donnell. Es curioso, repasando su filmografía sólo destaca una película, en verdad maravillosa, 'Tomates verdes fritos' ('Fried Green Tomatoes', Jon Avnet, 1991), pero en la que apenas salía unos minutos. Venía del cine pensando precisamente en estas cosas, en lo de moda que estuvo O´Donnell, y en como su carrera fue en picado justo después de protagonizar un éxito, 'Límite vertical' ('Vertical Limit', Martin Campbell, 2000), film idiota donde los haya. Sumido en estas cosas, que a nadie interesan, encendí el televisor, y en uno de esos canales de pago estaba a punto de comenzar 'Cámara sellada' ('The Chamber', James Foley, 1996), una de esas películas que dejé escapar en su momento. Qué casualidad, Chris O´Donnell es el protagonista, pero esa no es la razón por la que decidí sentarme a ver el film (sí puede ser una muy buena para rechazarlo). La razón es que el coprotagonista es el inmenso Gene Hackman.

¿A qué maliciosa mente se le ocurrió la terrible idea de enfrentar, artísticamente hablando, a Chris O´Donnell con Gene Hackman? Es un completo suicidio, sin más. Hay que tener en cuenta también que 'Cámara sellada' es un vehículo para el exclusivo lucimiento de don Hackman, es lo único que merece la pena en una película blanda y aburrida.

'Cámara sellada' se filmó en plena efervescencia de las adaptaciones de los best sellers de John Grisham, escritor tan previsible como poco interesante. De aquella moda de la década de los 90, que empezó con la trivial 'La tapadera' ('The firm', Sidney Pollack, 1992), yo destacaría por encima de todas 'Legítima defensa' ('The Rainmaker', Francis Ford Coppola, 1997), que si bien se queda algo lejos de los mejores trabajos del director de 'El padrino', es precisamente gracias a la labor del mítico realizador por lo que destaca. El film dirigido por James Foley versa sobre un joven idealista (¿qué joven no lo es?) que acepta hacerse cargo de la petición de clemencia de la pena de muerte de un antiguo miembro del Ku Kux Klan. Además, resulta que es su abuelo, con el que nunca tuvo relación. Para el joven abogado será una oportunidad de oro para demostrar su valía, faltando nada más 28 días para la ejecución, aparte de indagar en su origen, haciendo descubrimientos sobre su propia familia.

Resulta sorprendente que uno de los artífices del guión sea William Goldman, entre cuyos trabajos podemos encontrarnos con los libretos de films como 'Harper, investigador privado' ('Harper', Jack Smight, 1966), 'Todos los hombres del presidente' ('All the President´s Men', Alan J. Pakula, 1976) o 'Poder absoluto' ('Absolute Power', Clint astwood, 1996). Películas con historias llenas de matices, y también con un trabajo de dirección que acierta en su interpretación del trabajo de Goldman. En 'Cámara sellada', Goldman se hace acompañar por un tal Chris Reese, cuyo currículum contiene sólo otro trabajo más: 'Ghost Dad' (Sidney Potier, 1990), y el trabajo de dirección recae en el correcto (y tal vez decir eso sea decir mucho) James Foley. El director de 'Glengarry Glen Ross', y también de algunas mediocreces, opta por una puesta en escena totalmente impersonal, con tics televisivos, que no mejora una historia pobre en intenciones.

Pobre porque el film no profundiza en todos los hilos que abre. El tema de la pena de muerte está tratado con pinzas. Un tema tan serio, tratado con inteligencia con anterioridad por directores como Richard Brooks o Tim Robbins, queda, en manos de Foley como algo banal y pueril, con poca sustancia. El problema surge cuando la trama deriva en las relaciones familiares de un triángulo formado por O´Donnel, Hackman y el personaje interpretado por una muy madura Faye Dunaway, quien conoció tiempos mejores. Todo lo perteneciente a ese aspecto daña enormemente al film, que parece convertirse por momentos en un folletín telenovelesco de muy poco interés.

'Cámara sellada' es una mala película, que se soporta únicamente por la presencia y el buen hacer de Gene Hackman. Aunque parezca que el film esté construido únicamente para que éste nos regale una de sus portentosas interpretaciones, no podemos evitar rendirnos ante el enorme potencial del actor, uno de los mejores de todo el celuloide. Su trabajo pone los colores que le faltan en el guión a su personaje. Con sólo sentarse delante del personaje de O´Donnell y mirarle como lo hace, expresa mucho más que todas las conversaciones que tienen, anodinas hasta la saciedad. Hackman refleja sin ningún tipo de histrionismo ni falsedad, su dolor, su rabia, su odio, y sobre todo su miedo. Una interpretación impecable. La pena es que esté en medio de una película prescindible y olvidable.

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