'Furia de titanes', empacho de disparates

'Furia de titanes', empacho de disparates
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“Algún día, alguien tendrá que decir basta. Algún día, alguien tendrá que decir se acabó.” -Spyros, esperando que nadie se dé cuenta que ha dicho lo mismo dos veces.

Tras resistirme un poco, pues parecía claro el desastre, por fin fui a ver la película que está triunfando en las taquillas españolas (y estadounidenses), que claro, no es la última joya dirigida por Roman Polanski, sino el anunciadísimo y carísimo remake de una vieja gloria de la década de los 80, ‘Furia de titanes’ (‘Clash of the Titans’), protagonizada por el héroe de moda en Hollywood, el protagonista de ‘Terminator Salvation’ y ‘Avatar’, el australiano Sam Worthington. De la cutre película de aventuras dirigida por Desmond Davis nos quedaremos siempre con los efectos especiales del maestro Ray Harryhausen, pero todavía no tengo claro qué recordaremos, dentro de treinta años, de la nueva versión que ha rodado Louis Leterrier.

Desde luego, no será el 3D, porque es una moda a la que se han apuntado tarde y mal (no se rodó en este formato, como la de James Cameron), sencillamente para sacar más dinero. Tampoco recordaremos el trabajo de ninguno de los actores, o quizá sí, de lo mal que lo hacen, casi todos hacen un ridículo lamentable. Y dudo mucho que nos quedemos con alguna de las escenas de acción, como la de los escorpiones gigantes o la del Kraken (estaba en la original, pero sigo pensando que queda fatal mezclar a esta criatura con los dioses griegos), ya que Leterrier es otro director negado para imprimir la emoción y la tensión que debería caracterizar todos los momentos de lucha y/o persecución. Supongo que si recordamos algo serán las escenas más absurdas, los diálogos más ridículos y en definitiva la pérdida de tiempo que supone ir a ver esta cosa, de la que por cierto ya se preparan dos secuelas.

La historia más absurda jamás contada

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La trama principal de la nueva ‘Furia de titanes’, cuyo guión firman Phil Hay, Travis Beacham y Matt Manfredi, sigue la senda marcada por la película original, escrita por Beverly Cross. Lo llamativo es que se cambian bastantes elementos en el remake (alguno totalmente absurdo, como la chica de la que se enamora el protagonista), e incluso se permiten el lujo de burlarse del film del que parten (el detalle del búho sólo puede entenderse como un colleja a los responsables de la película del 81), pero no son capaces, tres guionistas profesionales (o eso se supone), de arreglar una historia tan absurda que es imposible seguirla con interés más allá de los primeros minutos. El prólogo en plan ‘El señor de los anillos’, con su voz en off y su tono grave, no está nada mal, pero a partir de ahí la narración es una cadena de disparates sin fin.

Como ya sabéis, nuestro protagonista es Perseo, rescatado por una pareja de pescadores cuando apenas era un recién nacido que vagaba por las aguas metido en un sarcófago junto a su madre muerta. Convertido en un joven sano y fuerte, asiste a la caída de una gran estatua creada en honor a Zeus, lo que, indirectamente, acaba también con la familia del protagonista tras una acción vengativa de Hades, hermano del dios ofendido. Desde ese momento, Perseo, que admite que sólo sabe arreglar redes de pesca, decide que debe acabar con la tiranía de los seres divinos, dejando el mundo para los hombres. Lo que no sabía es que él mismo lleva la sangre de Zeus, su verdadero padre. Al descubrirse esto, Perseo se embarca en una peligrosa misión cuyo objetivo es encontrar la manera de derrotar al Kraken, un gigantesco monstruo creado por Hades, quien ha prometido enviarlo a Argos si no se sacrifica a la princesa Andrómeda, en ofrenda a los dioses.

Personajes vacíos, odisea insufrible

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Con el viaje de Perseo y su pandilla comienza el bloque central de ‘Furia de titanes’, y uno espera que todo el montón de bobadas que ha visto hasta ahora (el flashback del pillo de Zeus fecundando a Danae se lleva la palma, aunque la miserable participación de Poseidón también es asombrosa) sólo fuera una torpe introducción al verdadero meollo del asunto, la búsqueda del arma con el que derrotar al Kraken, y de paso, decir a los dioses que dejen en paz a los hombres. Pero no, la película no mejora, todo sigue resultando de lo más inverosímil (Draco enseña a pelear a Perseo en diez segundos) cuando no es directamente penoso (los escorpiones gigantes convertidos en caravanas). Como ya sabíamos, Perseo descubrirá que la única manera de derrotar a la criatura de Hades es encontrar a Medusa y cortarle la cabeza, algo que por cierto se le ocurre al protagonista de forma bastante rápida (nadie le dice que la cabeza sola sigue siendo eficaz, sólo lo supone y acierta).

Todo sucede así, sin sorpresas, porque así está escrito y hay que cumplir; todo está contado de forma rutinaria y la puesta en escena es de lo más vaga que se pueda uno imaginar. Leterrier se contenta con rellenar las escenas de efectos especiales, creyendo que así es como se cocina un espectáculo, y a repetir lo que han hecho otros antes, como incluir los cansinos planos aéreos del grupo caminando en fila, dando como resultado una película tan vacía como plomiza, que tiene la facultad de extender el tiempo. Así es, aunque para los que están fuera de la sala sólo transcurren unos 105 minutos, para los que están dentro pueden pasan entre tres y cuatro horas. Cuando llega la “gran secuencia” del film, con la aparición del Kraken más grande y más lento de la Historia, uno ya está completamente derrotado, harto, noqueado, y ni siquiera hay fuerzas para reírse de las últimas bobadas del guión, como por ejemplo la escenita en la que Hades es enviado, rápidamente, a freir espárragos.

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Para colmo es que no hay ni un personaje que valga la pena rescatar, ni uno con el que poder sentir algo de empatía. Tan mal están todos que se acaba cogiendo cariño a esa especie de Chewbacca de madera (no es el único robo a ‘Star Wars’); Mads Mikkelsen es quizá el único actor que cumple, como Draco, si bien tiene frases idiotas y un comportamiento errático como el que más. Pero sin duda lo peor es tener a un protagonista que es un pelele sin carisma, incapaz de expresar emociones (Sam Worthington, aún en Pandora), y que Hades es uno de los villano más ridículos de los últimos tiempos (Ralph Fiennes, recolectando dólares a punto de emprender su debut como director). Personajes como los de Zeus (Liam Neeson), Poseidón (Danny Huston), Andrómeda (Alexa Davalos), Calibos (Jason Flemyng), Spyros (Pete Postlethwaite), Ixas (Hans Matheson), Eusebio (Nicholas Hoult) o Io (Gemma Arterton) carecen de importancia y están ahí poco más que para rellenar (por no hablar de que algunos no se parecen nada a lo que deberían ser) en esta aventura sin alma ni interés. Sinceramente, espero que no veamos más películas tan malas como ‘Furia de titanes’ este año, el problema es que el 3D está atontando al público y me temo que esto sólo acaba de empezar.

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