'Harsh Times', al servicio de Christian Bale

'Harsh Times', al servicio de Christian Bale
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Aún me acuerdo cuando se estrenó esa obra maestra de título 'El Imperio del Sol'. En ella se daba a conocer al mundo entero a un niño de corta experiencia interpretativa llamado Christian Bale. Fue tan sonado su descontento por todo lo que tuvo que viajar para promocionar el film, y el hecho de que éste no resultara en taquilla como se esperaba, que muchos pensamos que no volveríamos a hablar de Bale. Y así fue durante algunos años, en los que se dedicó a aparecer de secundario en películas de poca repercusión, hasta que en el 2000 protagonizó la flojísima 'American Psycho', en la que él era, de lejos, lo mejor de la película. A partir de ahí, con mejores y peores pasos, todo fue hacia arriba, y hoy Bale es considerado con toda justicia uno de los mejores actores de su generación, enormemente camaleónico, y con una fuerza contenida que asusta.

'Harsh Times' está producida por él mismo, y es un vehículo para su entero lucimiento, de principio a fin. La película recuerda en su argumento a la pasable 'Training Day', con dos amigos recorriendo las calles de Los Ángeles, emborrachándose y metiéndose en algún que otro lío, mientras uno de ellos, ex-combatiente, espera ingresar en el cuerpo de policía, y el otro simplemente espera obtener un trabajo mínimamente decente para poder estar feliz al lado de su novia, y vivir una vida de lo más tranquila.

Ese excesivo parecido con la película de Antoine Fuqua es uno de los mayores defectos de 'Harsh Times'. A pesar de que pretende lo contrario, el film no es más complejo que aquél, quedándose corto en todas sus propuestas, y siendo más blando de lo que aparenta ser. El espectador casi siempre va por delante de la enorme sucesión de tópicos y lugares comunes por los que transcurre el argumento de la película, obra y gracia de David Ayer, quien se ha encargado de la doble faceta de escribirla y dirigirla, lo primero muy rutinariamente y lo segundo con poca personalidad. Una película con enormes bajones de ritmo, resultando interesante en muy contadas ocasiones. Un film que avanza a trompicones, con una serie de situaciones totalmente forzadas o sacadas de la manga, expuestas simple y llanamente para alargar la película hasta llegar a un final a todas luces previsible, y que curiosamente se encuentra entre lo mejor del film, uno de esos finales que hacen que nos plantéemos si nosostros hubiéramos hecho lo mismo que uno de los personajes.

Unos personajes por otro lado, bastante desaprovechados y mal dibujados. En el caso del televisivo y cada vez más cinematográfico, Freddy Rodríguez, el actor lleva bastante bien el peso de su papel, pero no deja de resultar bastante superficial. Su pareja está interpretada por una sosa Eva Longoria, quien sólo está de adorno, ya que uno de los dos personajes masculinos tiene que tener siempre un hogar al que regresar todos los días, en el que una mujer le estará esperando. La relación entre ambos es otro de los puntos flojos del film.

Evidentemente, quien se alza como absoluto vencedor, y también acaparador de los mejores momentos, es don Christian Bale, que una vez más vuelve a hacer gala de todo su potencial interpretativo, dotando al personaje de personalidad propia más allá de lo que el guión pudiera sugerir o mostrar, porque tampoco el personaje central se salva de estar mal dibujado, pero es precisamente la interpretación de Bale la que aporta algo de sustancia al personaje, gracias a la cual llegamos a sentir y asustarnos del infierno interior por el que éste pasa. Lamentablemente David Ayer viste todo con una puesta en escena demasiado telefilmesca, y en los momentos importantes, por así llamarlos, recurre al sobado tópico de montaje rápido, efectos de zoom y sonido, pretendiendo crear tensión o algo parecido.

Una película muy floja, que prácticamente se ha estrenado de tapadillo en nuestro país, y como casi siempre con cierto retraso, ya que el film es del 2005. Casi nadie se ha enterado, y así seguirá el tema hasta que en el videoclub la gente la vea en una estantería y diga: ¡mira, una peli nueva con el que hace de Batman!, y ciertamente es lo único salvable, el resto, mejor olvidarlo.

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