'Hellboy', el hombre bajo la piel del demonio

'Hellboy', el hombre bajo la piel del demonio
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Este próximo viernes se estrena en nuestros cines 'Hellboy II: El Ejército Dorado'. Con unos días por delante, me ha parecido buena idea volver a recuperar 'Hellboy' (2004), el primer film en el que Guillermo del Toro adaptó las aventuras del personaje de cómic creado por Mike Mignola. Un personaje que podríamos catalogar de superhéroe, pero que tiene muy poco que ver con los que aparecen en los comics de Marvel o DC; quizá "super-antihéroe" le viene mejor. Lo cierto es que el "chico del infierno" encaja a la perfección en el cine que nos viene ofreciendo Del Toro desde 1992. Es una criatura de otra dimensión, destinada a acabar con el mundo, pero que al ser adoptado por personas y tratado como un hijo, se convierte en "nuestra" mejor defensa contra el mal.

El director mexicano huye de una presentación extensa del protagonista de su historia, una tentación peligrosa que esquiva con gran acierto. Ya tendrá tiempo el personaje de presentarse a sí mismo a través de multitud de detalles; más adelante, cuando haga cosas. Precisamente, eso expone el cineasta en los interesantísimos audiocomentarios que acompañan la edición en DVD, que siempre busca que los personajes se definan con sus acciones, no con diálogos o monólogos. Así que a través de un prólogo, oscuro y vibrante, y de unos créditos salpicados por noticias que hablan de Hellboy, Del Toro nos cuenta todo lo que necesitamos sobre su origen. Que empiece la acción.

El demonio rojo llegó a nuestro planeta, concretamente a Irlanda, gracias a la brujería empleada por los nazis, que supuestamente, y basándose en la fascinación por lo oscuro que al parecer sentían Hitler y los suyos, pretendían encontrar en la magia el arma para dominar el mundo. Tras desbaratar los planes a éstos, y enviar al mismísimo Rasputín, aliado de los alemanes, a otra dimensión, el ejército británico encuentra un pequeño "mono"... Hellboy es bautizado esa misma noche y con los años se convertirá, contrariamente a las intenciones con las que fue convocado, en el principal arma del secreto Instituto para la Investigación Paranormal y de Defensa, algo así como la famosa Área 51.

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Pero Hellboy no es el único "bicho raro" de la función, ni siquiera el único en el bando de los buenos. El demonio forma un colorido trío de monstruos junto a Abe Sapien, un anfibio humanoide con poderes telepáticos empáticos, y Liz Sherman, traumatizada joven que no controla el destructivo fuego que nace de su interior. Del Toro, como no podía ser de otra forma, se preocupa de que sean tan llamativos a la vista como profundos en su construcción psicológica, los cuida más incluso que a los humanos; de hecho, parecen más humanos que los que lo son. Hellboy se comportará como un malcriado que echa de menos a Liz y que huye de sus responsabilidades, hasta que las circunstancias le hagan abandonar su errática existencia y se decida por encabezar seria y disciplinadamente al IIPD hacia la guarida de los villanos.

El casting es otro de los más destacados aciertos de la película. Sin grandes nombres, salvo el de John Hurt, que encarna al profesor Broom, el "padre" de Hellboy, Del Toro consigue reunir a un grupo de actores que encajan perfectamente en sus respectivos roles. Destacar, en primer lugar, y como no podía ser de otra forma, a Ron Perlman, casi irreconocible bajo el maquillaje que le transforma en el demonio protagonista. El actor, que trabajó con Del Toro en el debut de éste, se convierte en la elección perfecta para 'Hellboy', en todos los sentidos, no hay más que echar un ojo al cómic y luego a cualquier escena de la película, el actor captó la esencia del personaje en las viñetas y le dio vida en la pantalla. Ni que decir tiene que los imprescindibles chascarrillos se le dan de miedo.

Bajo el "disfraz" de Abe Sapien encontramos al pluriempleado Doug Jones, que ha participado en 'El Laberinto del Fauno' y 'Los 4 Fantásticos y Silver Surfer', entre otras, y que cumple a las mil maravillas encarnando a una criatura que no le permite demasiados movimientos; un handicap que supera sin problemas, es todo un experto. Selma Blair es Liz, una mujer que intenta superar su anormalidad alejándose de los que la quieren, y encerrándose para no dañar a nadie; la actriz borda su trabajo, y ahí tenemos varias escenas como la que transcurre en una sala aislada, después de que haga explotar el edificio, o la del final para comprobar cómo Blair realmente está sintiendo a esa joven solitaria, confusa y traumatizada. Para cerrar el capítulo de "los buenos", destacar como de costumbre la excelente labor de John Hurt, una buena razón para acercarse a cualquier film que lo tenga entre sus filas. Su destino es morir, lo sabe desde el principio, está enfermo, y cuando ocurre, la emoción se apodera de nosotros; a pesar de la cámara lenta y la lluvia, recursos algo tópicos, Del Toro logra que nos afecte lo que ha ocurrido.

Los malos

En el bando de "los malos", destaca el trabajo del actor Karel Roden, siendo casi el único al que vemos el rostro en todo momento (la otra es Ilsa, su compañera sentimental, salida casi de 'Indiana Jones y la Última Cruzada'). Roden encarna a Rasputín, el principal cerebro del plan que pondrá a Hellboy en la situación más dramática de la película, hundiéndolo y provocando que busque en lo más profundo de su ser quién es y para qué está ahí. Pero yo me quedo con Kroenen (Ladislav Beran), que al volver a ver la película es cierto que le sobran malabarismos (debería ser menos exhibicionista y más eficaz, creo yo), pero ese aire a lo Darth Vader con espadas, ese look de muerto viviente, ese reloj en el lugar del corazón... es genial. Por cierto, leed su historia, es buenísima. De los feos bichejos que se van multiplicando (Sammael), nada que mencionar, sólo que creo que Del Toro no es demasiado coherente con ellos, más bien los utiliza y los modifica conforme los va necesitando para que ocurran determinados acontecimientos. El último y gigantesco "pulpo" (¿homenaje a Lovecraft?), sencillamente sobra.

Problemas, defectos. Pues me voy a quedar muy corto en esta ocasión, me vais a perdonar. A pesar de que no incluí este título en mi lista de las mejores películas sobre superhéroes (lo quité a última hora y aún no sé bien porqué), y de que creo que hay problemas de ritmo, que hacen que uno sienta el paso de los minutos sin que nada realmente relevante ocurra en pantalla, no le encuentro, ni le quiero encontrar, grandes errores a la obra de Guillermo del Toro. Vale, digo uno: Rupert Evans. No lo trago, está siempre con cara de tonto, y el que le quiera quitar la chica a Hellboy a las primeras de cambio no me encaja demasiado. Aunque quizá es que hace demasiado bien el típico personaje tontorrón e inútil que está ahí sólo para ser la asombrada personificación del público, que descubre todos los elementos de una compleja historia fantástica. Puede ser. Y de su boca salen, por cierto, las últimas (dejemos de lado la chorradilla que sale durante los créditos finales) y bonitas palabras de la historia, sobre qué hace hombre al hombre, unas tópicas frases que en esta película quedan perfectas.

Lo cierto es que me encanta cómo trabaja Del Toro, la pasión que pone en cada obra, se nota luego en pantalla, y es muy de agradecer. Transmite el amor que siente por estos monstruos marginados, antihéroes destinados a vivir en las sombras, cumpliendo con la misión que les ha sido asignada, tratando de incorporar la normalidad en sus existencias. Y todo ese universo, salido de su cabeza, las criaturas, los objetos (los mecanismos de los objetos), es genial. ¿Habéis visto los diarios de rodaje que hace? Adoro el género fantástico, y cuando uno se encuentra con una película como ésta, tan bien narrada, tan cuidada, con personajes que no están vacíos, que no son meras creaciones para llamar la atención, sino que tienen alma y están desarrollados, no me queda más que aplaudir (comprar el DVD, la versión con más contenidos que haya, volver a verla un par de veces más) y recomendarla.

Mignola es otro que habrá aplaudido mucho a Del Toro y la película que se sacó de la chistera, porque no sólo hace justicia a su creación, sino que la ha mostrado a un numeroso público que a raíz de ella ha acudido y acudirá al cómic, para seguir viviendo las historias del "chico del infierno". 'Hellboy' no llega a la excelencia de 'El Laberinto del Fauno', pero, sin haber visto aún la secuela, sí me parece la segunda mejor película de su director. Oscura, divertida, sorprendente, con buenas interpretaciones, un título imprescindible para todo aficionado al cine fantástico, y uno más que recomendable para todo el que, simplemente, quiera pasar el rato con una de acción que se aleja de lo habitual.

Posdata: El precioso final de la película, me deja la piel de gallina cada vez que lo veo...

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