'Looper': negra espalda del tiempo

'Looper': negra espalda del tiempo

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'Looper': negra espalda del tiempo

El joven Joe (Joseph Gordon Levitt) es un asesino y drogadicto del año 2044, un “Looper” que se dedica a ejecutar a los objetivos marcados por el sindicato del crimen del futuro en el que sí se puede viajar en el tiempo, aunque ellos tengan el monopolio. Con la llegada de su futuro yo (Bruce Willis) en busca de su propia venganza, las cosas se complican mucho.

Rian Johnson es ya uno de los grandes directores contemporáneos. Deslumbrando al mundo con su capacidad para reinventar los códigos genéricos del detective chandleriano y la trama hammetiana en ‘Brick’ (id, 2005), llegó con una segunda, excesiva, irregular película que mostraba una indulgencia que también ponía a prueba a los espectadores.: ‘The Brothers Bloom’ (id, 2008) se mantenía fiel a lo que ha degustado este hombre toda la vida, y es el cine negro, ya sea entrando en códigos genéricos de la soledad de instituto, con ecos de Lynch y otros, ya sea con ecos de cierto cine libérrimo (e italiano) de los sesenta. Daba la sensación de que su talento se entretenía en pormenores innecesarios, de que su capacidad para deslumbrar merecía, al menos, el replantear si su primera propuesta era tan buena. ¿No es esta una de las asignaturas del tiempo? Colocar y recolocar obras y cineastas en su importancia.


Ya la crítica positiva de Mikel alentó de que estábamos ante algo muy sugerente, pero es todavía mejor, mejor de lo que cabe en nuestras expectativas, tan limitadas, al fin y al cabo, a un tipo de entretenimiento, y desacostumbradas a las mejores obras maestras, aquellas que perduran porque sorprenden, rompen, y llenan huecos que no conocíamos. ¿’Looper‘ (id, 2012) está a la altura de lo esperado? No. Nadie esperaba un talento de esta magnitud, capaz de ensombrecer a los hypes de temporada y de estar en unas alturas poéticas dignas de Terry Gilliam o Alfonso Cuarón. Pero seamos justos.: dignas, pues, de Rian Johnson, que es quien se desvela personalidad, talento, cineasta.

La película tiene una dirección exquisita, cuenta con una fotografía tremenda de Steve Yedlin y está excelentemente interpretada por Willis, Gordon-Levitt (estupendo y aceptable una vez se supera el efecto del maquillaje, a los pocos minutos), una prodigiosa Emily Blunt y la gran revelación, el joven Pierre Gagnon. Jeff Daniels, Paul Dano y Noah Segan realizan un muy meritorio trabajo secundario, todos ellos en los arquetipos del género criminal y con un gran sentido del texto y sin excesos.

¿Y ahora? Ahora estamos ante una película prodigiosa. La pregunta es la de siempre ¿existe la ciencia ficción? Porque, como tantos otros antes, la ciencia ficción es un género que da paso a otro.: al relato criminal, al western, a la comedia, al drama. No hay ciencia-ficción: si hay horror, si hay comedia. Así, ciencia-ficción viene a ser, si me permiten redundar, el género imaginativo.


En su tercera película, Johnson afina, perfecciona, imagina. Suyo es el don del estilo, pero eso ya lo sabíamos.: ese travelling lateral que da regreso para mostrar como Gordon Levitt se deshace de un perseguidor, el hermoso agujero de un cristal que oculta la sangre roja y delatora….Su nivel como director es tan elevado que uno siente que debería ver esta película no solamente por sus carambolas de guión, muy bien expuestas, como por su inteligencia visual, su hermosura, todavía mejor.

¿Hay referentes? Los ecos de ‘Doce Monos’ (Twelve Monkeys, 1995) y la original ‘La Jetée’ (id, 1962) están ahí y no son baladí. Pero la película ofrece un clímax en una granja, tras una primera mitad de puro cine negro, se torna en un western, y los westerns son, en realidad, relatos éticos, y ahora no estoy hablando de la moral, sino de la ética, de la libertad y las decisiones. Hay un encantador homenaje a ‘Akira’ (id, 1988) con primer plano incluido, pero este tributo no es un peaje, ni siquiera gratuito, y no permite que la trama pierda su magnético poderío dramático. A los amantes del western no les costará en demasía identificar las relaciones entre mito y paternidad, entre heroísmo y violencia que poblaban ‘Raíces Profundas’ (Shane, 1953) hábilmente reproducidas por su talentoso cineasta.

¿Y cuál creo que es el referente más importante? ¡Shakespeare, por supuesto! En La tempestad, Próspero habla con su hija Miranda. ¿Cómo es que eso aún vive en tu mente? le dice. ¿Qué más ves en el oscuro fondo y abismo del tiempo? The dark backward and abysm of time en el bellísimo original.

¿Qué más vemos? ¿Eh?


La respuesta en una preciosa película de ciencia ficción que se las arregla para ser una historia sobre la naturaleza humana, una original revisitación de los lugares más o menos comunes del cine negro (El sindicato del crimen, el club nocturno, la mujer fatal, el líder del hampa, todos debidamente reinventados), una resolución hermosa y necesaria al clásico dilema de viajes en el tiempo y Hitler, y una película llena de romanticismo y esperanza. Yo a esto lo llamo clásico del cine.

¿Qué más ves en el oscuro fondo y abismo del tiempo? Si te acuerdas de antes de llegar aquí, recordarás como llegaste. Puede que la respuesta la encontrara el director en su admirado TS Eliot, al que ha citado, como a Shakespeare, en una entrevista con el New York Times. Porque Johnson es un lector y se nota, tanto su aprendizaje de la mejor ciencia ficción literaria como de la mejor poesía, aquella que posibilita que, al menos, nuestro espíritu se ensanche, pese al dolor, pese a las relaciones que nos imponemos, pese a todo esto.

Es algo que me gusta mucho de esta película, y es la manera en la que se trata la violencia. Estamos ante un cineasta con hábil poderío expresivo, su violencia es muy estilizada y tremenda, pero en todos los sentidos. Johnson no renuncia a la experiencia humana y moral, y su violencia no es que sea dolorosa, es que sucede, la representa también en un plano simbólico y golpea y esto es algo muy poco común y que caracterizaba también a los mejores westerns.

Y ¿habéis leído los Cuatro Cuartetos que dice su director admirar? Bien. Dejo ahora, en traducción exquisita de José Emilio Pacheco, hablar al TS Eliot al que Johnson traduce en trama, imágenes, resonancias, personajes y que los espectadores que han visto la película entenderán perfectamente.:

El tiempo presente y el tiempo pasado
Acaso estén presentes en el tiempo futuro
Y tal vez al futuro lo contenga el pasado.
Si todo tiempo es un presente eterno
Todo tiempo es irredimible.
Lo que pudo haber sido es una abstracción
Que sigue siendo perpetua posibilidad
Sólo en un mundo de especulaciones.
Lo que pudo haber sido y lo que ha sido
Tienden a un solo fin, presente siempre.
Eco de pisadas en la memoria,
Van por el corredor que no seguimos
Hacia la puerta que no llegamos nunca a abrir
Y da al jardín de rosas. Así en tu mente
Resuenan mis palabras.

(Burnt Norton, Cuatro Cuartetos)

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