'Nuestros amantes', excesiva meditación sobre el amor

'Nuestros amantes', excesiva meditación sobre el amor

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'Nuestros amantes', excesiva meditación sobre el amor

Miguel Ángel Lamata nos ha tenido acostumbrados, hasta este momento, a frenéticas comedias. En su cinta ‘Una de zombies’ (2004) hacía uso de cierto toque de terror, en ‘Isi & Disi, alto voltaje’ (2006) introducía el rock como elemento distintivo y en ‘Tensión sexual no resuelta’ (2010) era el flirteo y la sensualidad los que marcaban la pauta.

Seis años después de su último filme, Lamata parece haber madurado y eso se hace patente en su regreso con ‘Nuestros Amantes’, una película con la que, aunque sigue apostando por el humor, el zaragozano deja atrás el gamberrismo que caracterizaba a las anteriores para presentarnos una cinta mucho más reflexiva, con un contenido dramático y romántico más acentuado. La comedia está presente sí, pero es mucho más comedida y tranquila.

Un guión con cierta originalidad aunque muy previsible

Nuestros Amantes Noriega Y Jenner

Nuestros amantes’, que se presentó el pasado abril en el Festival de Málaga, es un filme donde el diálogo prima por encima de la acción. En realidad, ocurrir ocurre poco; Irene (Michelle Jenner) pasa por un mal momento después de que su novio Jorge (Gabino Diego) corte con ella sin darle una explicación decente. Carlos (Eduardo Noriega) es un guionista frustrado profesionalmente al que su mujer (Amaia Salamanca) ha dejado porque necesita “pensar” en lo que quiere.

En esta tesitura, Carlos e Irene se encontrarán en una librería—café y, a iniciativa de ella, comenzarán un juego a través del cual tratarán de hacer que sus vidas se conviertan en algo más interesante de lo que habían sido hasta ahora. La única regla es no enamorarse… El guión deja poco espacio a la imaginación y al igual que yo os podéis imaginar lo que acabará pasando.

Mucho diálogo, poca acción

Nuestros Amantes

El filme se compone como una serie de secuencias en las que la cámara sigue a los protagonistas en sus largos paseos por suelos aragoneses (un guiño de Lamata a su tierra). A través de primeros planos de ambos, somos testigos de sus interminables diálogos en los que hay cabida para todo, desde Capote y Bukowski hasta Vicente del Bosque. Es verdad que hacer reír es difícil y rápidamente se cae en los tópicos y, en este sentido, 'Nuestros amantes' se aleja en su propuesta de la pauta común, ofreciendo cierta novedad poco vista en nuestro cine.

Sin embargo, Lamata arriesga bastante y en un intento por parecerse a realizadores como Woody Allen, Neil Simon o Eric Rohmer, comete un error y es que está tan pendiente de resultar culto e interesante a través del guión (y las conversaciones pseudo—intelectuales entre los protagonistas) que en ocasiones pierde el norte llegando a resultar lo contrario a lo que pretende: superficial, un poco pedante e incluso forzado. Poco natural como mínimo...

Reflexionando sobre las relaciones amorosas

Nuestros Amantes

Mejor o peor, Lamata pretende realizar, a través de la pareja protagonista, un ejercicio de reflexión sobre las relaciones humanas y amorosas y sobre la frustración emocional a la que éstas nos llevan en ocasiones. Todo ello con un mensaje de fondo que dice a gritos "no hay que perder la esperanza, arriesga y ganarás". Tampoco es necesario mucho más para hacer pasar al público un rato entretenido...

En cuanto al reparto, todos los actores están bastante correctos, aunque en el caso de Gabino Diego, es una lástima que su participación se limite a unas pocas apariciones y en todas ellas resulte tan serio. Lamata podría haber sacado más partido a su papel, que podría haber dado mucho más juego en la parte de comedia. Por otra parte, resulta interesante el punto excéntrico que aporta el personaje al que da vida Fele Martínez, el eterno amigo y consejero del protagonista, cuyo papel será clave en el desenlace de la historia.

Lo mejor: La escena en la que Carlos e Irene se conocen resulta una de las más atractivas de la película. En algunos planos se aprecia simetría, las escenas están especialmente cuidadas. Lo peor: Que vayas con ganas de mucha acción.

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