'Peso pesado', el luchador inesperado

'Peso pesado', el luchador inesperado
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Hace unos días os confesaba que Bruce Willis es un actor muy de mi agrado al hablaros de la lamentable ‘La jungla: Un buen día para morir’. Son varios los intérpretes que aumentan directamente mi interés hacia cualquier película con su mera presencia, algo que seguro que os pasa a todos vosotros, pero, al menos en mi caso, es más complicado encontrar actores que me hagan querer huir despavorido de cualquier película en la que aparezcan. Eso es lo que me sucede con Kevin James, quien primero consiguió la fama televisiva con ‘El rey de Queens’ (1998-2007), pero tuvo que destacar hasta el 2005 para conseguir llamar la atención de los espectadores con su aparición en ‘Hitch: Especialista en ligues’ (‘Hitch’, Andy Tennant). Es cierto que la gran estrella de la función era Will Smith, pero James fue visto como la gran revelación de la película.

Comenzó entonces la arrolladora carrera de Kevin James en Estados Unidos, ya que sus comedias gozaban del favor del público, mientras que yo reaccionaba con estupefacción ante la posibilidad de que alguien viera algo positivo en sus trabajos en títulos como la mediocre ‘Os declaro marido y marido’ (‘I Now Pronounce You Chuck & Larry’, Dennis Dugan, 2007) o la especialmente lamentable ‘Zooloco’ (‘Zookeeper’, Frank Coraci, 2011). Es por ello que al saberse que iba a encabezar el reparto de ‘Peso pesado’ (‘Here comes the Boom’, Frank Coraci, 2012) me prometí a mí mismo no verla jamás, pero el cuerpo es débil – siempre preferiré una buena comedia a una película conseguida de cualquier otro género- y acabé cediendo a la tentación. Por fortuna, ‘Peso pesado’ es el mejor trabajo en la gran pantalla de James, aunque eso no quiera decir que estemos ante una buena película.

Salma Hayek y Kevin James en

No me sorprendería que la inspiración para la película les llegara a Allan Loeb y James – también guionista, sí- al enterarse de la existencia de ‘Warrior’ (Gavin O´Connor, 2011), donde uno de los protagonistas que trabajaba como profesor se veía obligado a participar en torneo de artes marciales mixtas por las dificultades económicas por las que estaba pasando. Ése era sólo uno de los temas que abordaba esa estupenda película que en España únicamente ha conocido estreno comercial en Canal +, pero en ‘Peso pesado’ se convierte en el eje fundamental del relato. El gran cambio es que el profesor lo hace para evitar que un colega suyo sea despedido, consiguiendo así, al menos en teoría, una simpatía adicional de cara al espectador, algo que se aprovecha para optar abiertamente por un tono cómico en el que primero se quiere hacer más interesante al protagonista a través de una presentación inicial del mismo como un simpático sinvergüenza, pero pronto pasa a ser un héroe puro e incorruptible capaz de hacer lo que sea por ayudar a un amigo.

Queda así establecido que los primeros minutos han sido una inutilidad para intentar dar más atractivo al protagonista y sus intentos de ligar con otra de las profesoras, algo que ya sabemos que acabará teniendo lugar al precio que sea. ¿Qué más da que no haya química alguna entre Kevin James y Salma Hayek y lo único que suene sincero sean las negativas iniciales de ésta ante las tentativas iniciales del primero? Salvado este escollo, que causa bajones de interés en todos los momentos en los que se ven, eso sí, progresivos avances en su inevitable romance, nos queda la trama en la que hay mayores aciertos: Kevin James convirtiéndose no sólo en un improbable luchador de artes marciales mixtas, sino en uno que consigue ganar varios combates y hacerse un nombre en el mundillo.

Imagen de Kevin James en

Sé que sobre el papel eso suena a tal imposible que la incredulidad es la única reacción posible, pero tengo que reconocer que el guión crea unas bases aceptables para que sus victorias sean más verosímiles: Su objetivo inicial no es ganar, sino conseguir el dinero que también se paga a los perdedores y su primera victoria no podría ser más de chiripa, mientras que en paralelo es entrenado para mejorar en la materia – un poco endeble, eso sí, la forma en la que consigue un preparador físico- hasta que todo queda supeditado a un último gran combate que decidirá si su amigo conservará su trabajo o no. Todo lo anterior no ha sido más que un pasatiempo más – los combates- o menos – el romance y las disquisiciones morales sobre lo que está haciendo- aceptable en el que al menos James no echa mano en exceso de su tópica visión del perdedor con buen corazón, algo muy de agradecer.

Es en el combate final donde aparece lo que ya habíamos vislumbrado a ráfagas con anterioridad: La capacidad de Coraci para conseguir emocionar al espectador a través de una simple pelea. Está a años luz de lo que lograba Gavin O’Connor en ‘Warrior’, pero sí que podría usarse como baremo lo conseguido por Shawn Levy en las luchas entre robots de ‘Acero puro’ (‘Real Steel’, 2011), donde la última batalla también suponía el clímax de un espectáculo irregular. Es evidente que la implicación emocional del espectador es algo básico para que nos importen los logros o fracasos del protagonista y Coraci plantea con efectividad la puesta en escena para casi hacernos vibrar y olvidar muchas de las debilidades de las que había hecho gala ‘Peso pesado’ hasta ese momento. Es un embrujo momentáneo que el propio guión rompe al dar excesiva importancia a las reacciones ajenas al combate como una forma errónea de conectar con el espectador en su apoyo interno hacia James, pero que logra recuperar cuando la acción se vuelve a centrar en lo realmente importante.

Imagen de la película

No voy a negar que ‘Peso pesado’ eche mano muy a menudo de un humor de escasa categoría y prácticamente nula efectividad, que el guión está plagado de irregularidades y el reparto sería perfectamente intercambiable por otro sin que notásemos grandes cambios, pero ‘Peso pesado’ no es una completa pérdida de tiempo y tiene varias escenas muy del gusto de aquellos que sientan cierta debilidad por las historias de underdogs, acaben triunfando éstos o no – suele funcionar mejor lo segundo. Algo es algo.

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