'Ted', entrañable irreverencia

'Ted', entrañable irreverencia
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Se me hace difícil concebir la idea de que haya alguien interesado en la industria del entretenimiento que no conozca una serie conocida en España como ‘Padre de Familia‘ (Family Guy, 1999), serie de animación emitida en Estados Unidos por Fox que llamó la atención de muchos por la irreverencia de su contenido. Sin embargo, la serie fue cancelada y todo apuntaba a que acabaría siendo olvidada más temprano que tarde, pero se hizo el milagro y Fox, muy criticada en esos años por cancelar un montón de series prometedoras, resucitó ‘Padre de Familia’ un par de años después. Poco tardó en convertirse en un gran éxito, tanto por los resultados de audiencia como por la cantidad de merchandising vendido, por lo que Seth MacFarlane, su creador, consiguió suficiente libertad para, básicamente, hacer lo que le diera la gana.
 
El problema de todo esto es que ‘Padre de Familia’, que ya había perdido gran parte de su frescura inicial antes incluso de sufrir la cancelación, se acabó convirtiendo en un disparate en el que sus chistes se limitaban a mezclar referencias pop sin ton ni son. Así perdió cualquier remota posibilidad de superar a la estupenda ‘South Park‘ (1997), serie con la que, de forma un tanto injusta, se la ha comparado en multitud de ocasiones. Sin embargo, eso no le impidió a MacFarlane crear dos series de animación más, la aceptable ‘Padre Made in Usa‘ (American Dad!, 2005) y ese espantoso spin-off de ‘Padre de familia’ llamado ‘El show de Cleveland‘ (The Cleveland Show, 2009), por lo que era de esperar que en algún momento diese el salto al cine, así que a pocos sorprendió la confirmación de que iba a dirigir ‘Ted‘ (2012), y tampoco el hecho de que un oso de peluche deslenguado fuese el protagonista. Parecía que iba a ser más de lo mismo (y peor), pero ya puedo avanzaros que no ha sido el caso.
 

La evolución respecto a ‘Padre de Familia’

Imagen del oso protagonista de la película

No voy a negar que en ‘Ted’ se utilizan varios elementos claves en la obra previa de MacFarlane: La incorrección política a través de ciertos excesos en los diálogos, la presencia dominante de un personaje cuya mera existencia ya nos resulta chocante (la idea de un oso de peluche deslenguado sonaba a total falta de ideas por su parte) y un uso abundante de referencias culturales. En el último punto destaca un estupendo Sam J. Jones y el ‘Flash Gordon’ (Mike Hodges, 1980) que protagonizó, uno de los grandes aciertos de la función, ya que no es algo que no está insertado como un islote narrativo para incluir algún gag más o menos afortunado, sino que MacFarlane lo utiliza como un recurso clave en el devenir de la historia.
 
Lo que sí ha hecho MacFarlane, ayudado en el guión por colaboradores ya conocedores de su obra como Alec Sulkin y Wesley Wild (se da la casualidad de que ambos han escrito 16 episodios de ‘Padre de Familia’, y no los mismos), es alterar el objetivo de los que nos quieres contar. De hecho, la clave es que esta vez tiene algo que contar: El cómo una fuerte amistad se puede interponer en la relación amorosa de uno de los implicados. Y lo hace sin recurrir al exceso de ñoñería (algo impensable en él), pero tampoco recurriendo en exceso al lenguaje soez de Ted para que sus gracias escondan un posible caos narrativo. Sí, hay varios momentos así, pero sirven para definir al personaje y no para canibalizar todo lo que se cruce en su camino.

Imagen de la película

Y es que ‘Ted’ tiene varios puntos en común con la reivindicable ‘Te quiero, tío’ (I love you, man, John Hamburg, 2009), en la cual se obviaban los cánones habituales de las comedias románticas para que la historia de amor fuese entre dos amigos y no dos amantes. La gran diferencia es que en ‘Ted’ se opta por abordar ambas opciones, siendo un tanto previsible y poco estimulante (aunque sin llegar a ser molesto) cuando la historia se centra en la relación entre los personajes de Mark Wahlberg y Mila Kunis, pero ganando muchos enteros cuando intenta reflexionar sobre la situación en la que se queda un amigo cuando su presencia puede llegar a resultar hasta molesta para el otro.
 
MacFarlane, eso sí, no es ningún gran virtuoso de la puesta en escena, prefiriendo que sea el guión el que haga el trabajo por él. No obstante, hay ciertas adiciones visuales muy efectivas, acertadas inclusiones de temas musicales y una curiosa utilización de la voz en off (de Patrick Stewart) en concordancia con lo singular de lo que nos propone. Más allá de eso, que no dejan de ser detalles puntuales, MacFarlane podría haber cedido las riendas a otro realizador y no hubiéramos notado demasiada diferencia salvo quizá que el ritmo podría haber sufrido ciertos altibajos, algo inexistente en ‘Ted’.

Imagen de los tres protagonistas de

El reparto de ‘Ted’

Nunca he sido un gran fan de Mark Wahlberg, un actor que, por lo general, jamás pasa de lo meramente correcto, pero ‘Ted’ sabe jugar con su limitada capacidad gestual para que el, por mal que suene decirlo, bobalicón que interpreta resulte totalmente creíble. Y es que la estrella de la función es Ted (muy logrado visualmente e integrado a la perfección para que uno se acostumbre con facilidad a su presencia), al cual presta su voz con sumo acierto el propio Seth MacFarlane, siendo el contraste entre ambos (calmado, tontaina y sumiso el primero frente a la hiperactividad y rol de dominancia del segundo) lo que mejor funciona, incluso cuando sus roles se invierten y han de demostrar una mayor versatilidad.
 
Mila Kunis, ya conocedora de la obra de MacFarlane al prestar su voz a la hija de la familia Griffin en ‘Padre de Familia’, tiene que tirar de (indiscutible) belleza y encanto para no verse forzada a un segundo plano en el que su toque antipático (quiere forzar la separación de dos amigos de la infancia) nos hiciese odiarla. Y lo consigue, pero poco más. El otro problema al que se enfrenta la pareja es al hecho de que el personaje de Joel McHale insista tanto en querer acostarse con ella, ya que es una trama abocada a lo tópico, pero el protagonista de la televisiva ‘Community‘ no sólo logra evitar que eso suceda, sino que su personaje hasta resulta parcialmente gracioso.
 
No obstante, lo que podría haber destrozado sin remedio la película es el arco narrativo referido a Giovanni Ribisi, ya que rompe el tono de la película, siendo algo que se va remarcando más en sus sucesivas apariciones. Por fortuna, no consigue destruir la delicada armonía que caracteriza a la película, pero se queda a un pelo de ello durante el último acto. Para compensarlo tenemos varios cameos como los de Norah Jones o Tom Skerrit (hay otro que me resultó especialmente gracioso, pero contar quién es sería quitársela por completo) que redundan en un apartado cómico sorprendente efectivo, incluso cuando lo malsonante se une a ciertas reacciones poco realistas (la relación entre Ted y el jefe del supermercado en el que trabaja).

Imagen de

En definitiva, ‘Ted’ es una divertida comedia que juega la faceta de lo políticamente correcto para atraer al público, pero a la hora de la verdad es un relato entrañable sobre la amistad. Sí que hay puntos que recuerdan a su ‘Padre de familia’, pero ‘Ted’ es una película en la que Seth MacFarlane demuestra suficiente madurez para evitar caer en el caos sinsentido del gag por el gag que acabó, en mi opinión, destrozando la famosa serie animada. No hay pegas en usar las referencias a la cultura pop y demás señas características, pero todo suficientemente nivelado e integrado en la trama para que tanto fans como detractores de ‘Padre de Familia’ puedan disfrutar con esta película.

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