'Un príncipe de Navidad' es algo más que una película navideña, es el placer culpable del año

'Un príncipe de Navidad' es algo más que una película navideña, es el placer culpable del año

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'Un príncipe de Navidad' es algo más que una película navideña, es el placer culpable del año

El día/puente de la Inmaculada Concepción es un momento tradicionalmente navideño, por lo menos en mi casa: se empiezan a poner los adornos, se come el primer turrón y, por supuesto, ya se ven las primeras películas navideñas. Esas películas que podríamos definir como blandas, empalagosas y que jamás ganarán un solo premio o un hueco entre las listas de lo mejor del año pero que te tiene durante hora y media entretenido aunque no seas especialmente fan del "género".

Con 'Un príncipe de Navidad' ('A Christmas Prince'), la nueva película original de Netflix, la plataforma ha demostrado tres cosas: que en su catálogo cabe cualquier cosa, que la gente va a hablar de ello y que el género "navideño" se puede perfeccionar. ¿Es un gran placer culpable, la peli navideña definitiva o una mezcla de ambas?

Príncipe de navidad

Estrenada el pasado 17 de noviembre, 'Un príncipe de Navidad' cuenta la historia de Amber (Rose McIver, a la que cuesta reconocer sin su aspecto zombi), una joven periodista que recibe su primer gran encargo: cubrir en navidad la sucesión del trono en el pequeño reino de Aldovia por parte del príncipe Richard (Ben Lamb). La vida del príncipe siempre ha estado llena de polémica por estar poco interesado en los asuntos reales, por ser un mujeriego y por no ajustarse a los protocolos.

Tras una desastrosa rueda de prensa, Amber decide colarse en el palacio real para intentar sacar algo en exclusiva. Allí será confundida con Martha, la nueva maestra de la princesa Emily (Honor Kneafsey) una chica algo trasta pero con la que logrará congeniar. Amber irá conociendo mejor al príncipe durante los días que pasan hasta la ceremonia de sucesión, disputada por el conde Simon (Theo Devaney), primo del heredero y segundo en la línea de sucesión.

Viendo esta pequeña sinopsis uno se pregunta qué está pasando en el mundo para que 'Un príncipe de navidad' se haya convertido en un pequeño fenómeno. Más aún cuando a efectos teóricos (y prácticos, también), no hay mucha diferencia entre esta peli y los continuos telefilmes navideños que vemos en Antena 3 todos los fines de semana de diciembre. Telefilmes que son, en EEUU, la marca de la casa en cadenas como Lifetime y Hallmarks (que, de hecho, tiene una película llamada 'A prince for Chrístmas').

Pero este es un caso de los de ver para creer. Con un guion de Karen Schaler y Nathan Atkins y con el director de otras pelis navideñas como 'A royal Christmas', Alex Zamm, 'Un príncipe de Navidad' se preocupa por tocar todos y cada uno de los clichés y tópicos del género (bueno, miento, les ha faltado un "Papá Noël es real", pero sí que aparece el personaje) y los abraza fuerte. Quiere ser la película de navidad definitiva y lo consigue.

Christmas Prince

Esto no quiere decir que sea especialmente buena. 'Un príncipe de navidad' está bien hecha: las actuaciones son decentes (siento debilidad por Rose McIver), el guion lleva buen ritmo incluso a la hora de introducir los giros de rigor, tiene realización correcta dentro de lo que podemos esperar... sin ser nada especial en ningún aspecto, consigue que pasemos un buen rato. Consigue darle un nuevo nivel al, a menudo mal entendido, concepto del placer culpable.

La clave creo que está en que esta mezcolanza de navidad, comedia romántica cursi, con ese elemento de "príncipe azul" y, además, con un enfoque de la monarquía que recuerda un poco a 'Princesa por sorpresa', funciona y atrapa. Está todo tan bien estudiado que empiezas la peli pensando en "una navideña más" y terminas deseando una secuela y una serie spin-off. Y para esto, amigos lectores, para lograr transformar una tontería como es una película de estas características en un pequeño fenómeno, hace falta talento.

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