El legado de Sergei Eisenstein y cómo revolucionó el cine

El legado de Sergei Eisenstein y cómo revolucionó el cine

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El legado de Sergei Eisenstein y cómo revolucionó el cine

En el día que Sergei Eisenstein celebraría su 120º cumpleaños, hasta Google ha querido montar una fiesta sorpresa a uno de los responsables de que el cine haya vivido auténticas etapas doradas.

No deja de resultar moderadamente triste que ahora mismo a nadie se le ocurra editar una película siguiendo los patrones del letón. Padre del montaje moderno, que inició en 1925 con ‘El Acorazado Potemkin’, Eisenstein diferenció distintos tipos de montaje, conformados como una cadena complementaria, y que van de los más básicos y físicos a los más sutiles e intelectuales.

El jovencito Eisenstein pasó por las historietas y las caricaturas hasta llegar al teatro. El peso de la Revolución Rusa dio a entender a la futura leyenda del cine que había mucho que contar ahí, y en febrero de 1917 abandonó los estudios de ingeniería para acabar en la escuela de oficiales, algo que también abandonaría para alistarse con las milicias populares.

Montaje maldito

Será en plena revolución cuando se acerque a las artes escénicas, donde comenzó trabajando en teatro, como decorador y director de espectáculos para los soldados. A través del teatro descubrió que podía contar sus ideas con un mayor calado que con sus dibujos.

Tras numerosas obras, donde abrazó tanto la comedia del arte como al clown circense, y al cumplir los 25, Sergei Eisenstein decidió que era el momento de abrazar la cinematografía. Antes, eso sí, ya dejaría escritos una serie de ensayos sobre la revolución que supone el montaje cinematográfico como gran valedor narrativo.

“La tarea de todo tipo de teatro es la formación del espectador hacia una dirección deseada. Una atracción en el teatro es un momento agresivo; aquel que influye al espectador en sus sentidos y en su mente. A través de éstos, se intenta transmitir el contenido ideal de la obra en la percepción del espectador, entiéndanse éstos como contenidos netamente ideológicos”.

Con declaraciones así, estaba claro que el futuro en el séptimo arte nos brindaría a un director poco amigo de la amabilidad y donde tendría infinitas posibilidades de machacar al espectador a base de emociones, atracciones e ideas.

Tras publicar su mítico Montage der Filmattraktionen, comenzaría a filmar su primer largometraje, ‘La huelga’, donde puso en práctica alguna de sus teorías sobre el montaje de atracciones, aunque nada comparado con lo que traería un año después con 'El acorazado Potemkin’, cuando el director logró finalmente una perfecta conjunción entre sus ensayos y la realización cinematográfica.

Esta teoría tiene sus raíces en los idiogramas de la cultura oriental, que aplica el mayor numero de síntesis posible para expresar ideas u objetos a través de signos asociados. Lograr el movimiento de algo inerte a través del montaje provoca una sensación de desasosiego inaudita en su obra maestra.

En la célebre escena de la escalinata de Odessa hay más de 170 planos unidos por montaje que provocan en el espectador crudas sensaciones transmitiendo mensajes que superan la simple suma de la sucesión de planos. Para Eisenstein, el montaje tenía un potencial superior que serviría como base fundamental en la creación del mensaje.

Eisenstein propuso en la teoría y expresó en la práctica la idea de que la yuxtaposición de planos mediante montaje crea una nueva imagen total que va más allá de la simple suma y cuyo significado es el producto de las partes: las imágenes, los planos, no están aislados e interactúan a través del montaje, construyendo significados conjuntos dando lugar a un todo.

Los momentos que dejan clara la influencia de Eisensein en el cine posterior

Sus teorías pueden acabar en muy distintos lugares hoy día, desde el simple homenaje hasta la parodia, pero, de vez en cuando, llega algún milagroso cineasta con algo que decir al respecto y ofrece una edición intencionada que aplica con gusto la teoría. Eso sí, si uno mira al actual TOP 3 de la taquilla norteamericana, no verá nada parecido a lo que estamos tratando aquí.

Está claro que el cine de Eisenstein no es un cine para todo tipo de espectadores, y menos aún para un espectador casual acostumbrado a las multisalas, pero el legado de Eisenstein se mantiene gracias a otros directores que supieron adaptarse a la teoría del montaje del director de ‘Octubre’.

Y es que has visto más montajes deudores de Eisenstein de los que puedas imaginar.

De no haber sido por Eisenstein, que a su vez estaba influido por D.W. Griffith, es posible que Alfred Hitchcock no hubiera tenido el mismo concepto del montaje para sus películas.

El montaje métrico que causó sensación a finales de los 90 también lo había inventado el director letón. Algunos se hicieron autores (y millonarios) y gracias a él “revolucionaron” el cine.

Así, podemos ver ejemplos de montaje rítmico en una persecución histórica como la de 'The French Connection', en un diálogo inolvidable como el Jack Rabbit’s Slim de 'Pulp Fiction', o en las prisas de 'El resplandor'.

'La naranja mecánica' puede ser el título más consciente de la utilización del montaje métrico que hayamos visto jamás, así como el secreto de 'Uno de los nuestros' ('Goodfellas') una obra maestra del montaje rítmico, algo que domina Scorsese como pocos. Eso sí, pocos mejores que el viejo Leone.

En cuanto a tonalidad y aura, el montaje tonal, marca “el tono” a seguir.

No hay duda de la importancia del montaje cinematográfico en la autoría de los directores de ahora, donde algunos de los directores más importantes del momento no lo serían de no ser por su cuidada puesta en escena, la elaboración visual y el trabajo de edición. Porque no solo se trata de dar ritmo a una película, también es posible contar mucho con la simple yuxtaposición de dos planos distintos.

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