'Prometheus' no es tan mala como se dijo: su existencialismo grotesco merece una segunda oportunidad

'Prometheus' no es tan mala como se dijo: su existencialismo grotesco merece una segunda oportunidad

76 comentarios Facebook Twitter Flipboard E-mail
'Prometheus' no es tan mala como se dijo: su existencialismo grotesco merece una segunda oportunidad

De un tiempo a esta parte las precuelas, secuelas tardías y reboots llenan las multisalas quemando el último cartucho del branding como forma de creación. Las reacciones a los distintos experimentos que tenemos oportunidad de ver van desde el conformismo al cabreo monumental de aficionados a títulos de culto. En el caso de la saga ‘Alien’ la cosa responde a una secuencia de reacciones, cuanto menos, dignas de estudio.

De unas primeras sensaciones desde lo tibio a lo entusiasta, la opinión en redes sociales se va agriando hasta crear un subconsciente colectivo de rechazo a ‘Prometheus’ que se toma como opinión generalizada. En principio, la decepción con el filme provenía de su desvinculación con la serie de películas de ‘Alien’ que conocemos, otros sectores detallan exceso de pretensiones, y un tono de serie B inintencionada que no casa con sus elevados referentes culteranos.

Prometheus2

Universo paralelo

Prometheus’ tiene unas cuantas taras y momentos que caminan por la delgada línea que separa lo arriesgado y lo ridículo. Pero en su locura de ideas y soluciones visuales, su mitología paralela a la saga bajo la que está amparada y sus sólidas bases de ciencia ficción ancestral se encuentra una película única, una explosión de coherencia dentro de su caos interno que la hace una propuesta atractiva y perfectamente disfrutable, siempre que se tenga claro que no es una precuela como tal, sino el desarrollo del universo ‘Alien’ que Scott habría querido.

Todos sabemos cuáles son sus puntos débiles: esos personajes estúpidos, esos san fermines delante de un derelicto rodante, esa colocación de vasijas cual huevos de alien… ni siquiera los excelentes montajes extendidos de fans a base de escenas eliminadas logran solucionar estos problemas. Sin embargo, su visionado funciona a contrapelo de los deseos de quien espera ver una película de la serie, o al menos de terror espacial influenciado por la original. Cuesta acostumbrarse a saber de qué va realmente, pero Ridley lo tiene claro. Otra cosa son las expectativas.

Prometheus3

Como obra de ciencia ficción y horror, además de explorar los temas disgresivos planeados por Ridley Scott desde los tiempos de ‘Blade Runner’ (1982), incluye una serie de elementos presentes en la ‘Alien’ original que no pasaron el corte presupuestario. La idea de una pirámide diseñada para el ‘Dune’ de Jorodowsky, jeroglíficos y toda una atmosférica exploración en busca de los creadores de la raza humana que se basa directamente en los relatos de Lovecraft ‘En la noche de los tiempos’ y ‘En las montañas de la locura’, que ya apuntaba Dan O’Bannon en su guion original.

La visión de Ridley Scott

Tenemos, pues, que el artificio de la precuela es más bien una excusa, ‘Prometheus’ es una extensión de la primera, para acercarse a esa versión anhelada de un ‘Alien’ de tres horas de Scott. El director invoca a otros nombres fuertes de la ciencia ficción de la rusia de los setenta y pone el copete trazando bridas con su propia visión del universo de Philip K. Dick con una visión de la ansiedad vital replicante personificada en David, un androide genial que resulta ser lo mejor de ‘Alien: Coventant’, la cual repite todos los temas de esta pero forzando torpemente sus nexos al universo original.

La lógica de adns alterados, extrañas salsas cósmicas que crean monstruos, parásitos y mutaciones impredecibles recoge algo que había perdido la saga desde su primera secuela. Lo que nos repugnaba, asustaba e impactaba de la primera es que no entendíamos esa nueva forma de vida. Veíamos su modus operandi, lo observábamos con pavor y fascinación. Era desconocido, extraño y biológicamente “incorrecto”. Por ello el elemento incoherente y mutágeno de los experimentos de los ingenieros resulta atractivo, peligroso, desconocido y grotesco. Es precisamente la falta de lógica aparente lo que se echaba en falta.

Prometheus1

La potencialidad celular de las criaturas y engendros de ‘Prometheus’ no entran dentro del canon que conocíamos. Pero mandan un mensaje a nuestro cerebro de que algo tan extraño como un alien sólo podría haber salido de una serie de procesos aleatorios de ese calado. Scott no explica nada y por ello, el efecto subconsciente triunfa dónde no lo había hecho el género en muchos años. La necesidad de recibir todo mascadito, preparado y explicado recibe aquí una vacuna de choque. Puro delirio de cine de criaturas.

Un cocido de ideas, terror y gran ciencia ficción

Todo se adereza con elementos añorados en el género. Scott Propone una ciencia ficción expansiva, literaria, con una subtrama de ingenieros, colonos interplanetarios que crean a la raza humana por puro accidente. Los hombres se retratan como meras marionetas, un mensaje irreverente, anticreacionista y maquillado como ciencia ficción de palomitas, cuando el hecho de ser una variación (un experimento fallido, más bien) de una especie avanzada implica un desafío a muchas teorías de la creación reales y un pavor primigenio ante nuestra insignificancia en el cosmos.

Si a este cocido de violencia, conceptos de horror lovecraftiano e ideas le sumamos una concepción visual preciosista, cuidada y con una escala de acción y puesta en escena esplendorosa, ‘Prometheus’ merece una segunda oportunidad, más hoy cuando ‘Alien:Covenant’ ha demostrado que sus mejores momentos son los que la unen a esta, pese a que no crea elementos novedosos, la nueva mitología creada aquí es un mundo fascinante, puro aceite contra agua cuando se acerca al de las secuelas tradicionales y solo por ello merece un poquito, solo un poco más, de respeto.

Comentarios cerrados
Inicio