'Alaska y Mario', nunca se fueron

'Alaska y Mario', nunca se fueron
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Puede que hayan pasado más de dos años desde que terminó la tercera temporada de 'Alaska y Mario', pero ni MTV ni El Terrat -ni por supuesto la pareja protagonista- han olvidado cómo hacer un gran reality-show. Más bien todo lo contrario; si algo hay que destacar es cómo han consolidado su modelo, donde todo ha ido a mejor a pesar de la falta de guía argumental.

La primera temporada, la boda; la segunda, el viaje; la tercera, el cumpleaños de Alaska. ¿Y la cuarta? Ni lo sé ni me importa. MTV se ha colgado la cámara al hombro, Alaska y Mario han abierto la puerta de su casa y nosotros hemos encendido la tele. Una de esas pocas veces en las que una gran historia no necesita un gran guion, solo unos buenos personajes.

MTV ha madurado en todo, y eso que la cuarta temporada se ha grabado casi a contrarreloj en apenas dos meses. Un rodaje más organizado y menos caótico con una mayor y mejor edición convierten a 'Alaska y Mario' en un producto mucho más ornamentado, más cercano a cualquier serie de televisión que al reality propiamente dicho, sin que eso sea necesariamente malo.

Un vistazo a…
ENFOQUE PROFUNDO Y LENTES PARTIDAS

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Alaska, Mario y David Delfín en Marbella.

Pero una modificación de estilo tan chocante viene con la duda de saber hasta qué punto están orquestadas cada una de las escenas que vemos. En algunas no hay duda, como la escena que abre el primer episodio, pero otras son tan descacharrantes y, a la vez, tan increíbles que es imposible saber si se trata de algo espontáneo o de una quinta toma.

Pero ahí está la magia de sus protagonistas y de El Terrat, en que no se nota y tampoco importa. Y además lo impregnan todo de un factor nostalgia y de una continuidad brillantes; el piso de arriba lo hemos construido entre todos y en la boda de Amenábar todos somos testigos. Solo espero que traigan de vuelta a Pablito, que a estas alturas ya le habrá cambiado incluso la voz.

Y que no falten las conclusiones filosóficas que ponen el precio del pan por las nubes. Todos los vicios cuestan mucho dinero, Instagram es el único gratis. Rosas son las pollas. Cardarse no es lógico. Y para ser un hombre hay que hacer tres cosas: tener un hijo, plantar un árbol y que te den por culo.

En ¡Vaya Tele! | 'Alaska y Mario' inauguran la temporada de realities (y hay novedades)

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