Leonard Nimoy en la Tierra

Leonard Nimoy en la Tierra
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A diferencia de muchos actores que logran la fama, Leonard Nimoy (fallecido ayer) no rehuyó jamás del icónico gesto y personaje que le aseguró su lugar en la historia de la cultura de masas contemporánea: al Doctor Spock lo interpretó en televisión, le prestó voz en dibujos animados y en ocho películas.

Porque se habla de 'Star Trek' como hija del positivismo, pero Star Trek en esencia era Spock: el barullero Capitán Kirk era un personaje arquetípico -americano, bocachancla, viril- pero el alienígena -racional, lógico, finalmente ético- creó un personaje que todavía pervive.

Tanto pervive que incluso una serie, bufa y de éxito, que en teoría trata de aficionados a la ciencia ficción tiene que crear a su propio Spock y llamarlo Sheldon Cooper y hacerlo evidente (virgen, con asperger) porque la vida en la Tierra es ahora menos sutil.

Distancia y cercanía

Nimoy daba presencia, se ha dicho, pero no quiero hablar ahora de este alienígena si no de otro, de uno de sus roles más memorables en el cine y fue, claro está, una película de ciencia-ficción. Se trata del doctor David Kibner en la segunda versión de los ladrones de cuerpos, 'La invasión de los ultracuerpos' (The invasion of body snatchers, 1978) que dirigió Philip Kaufman.

Body 2
Me parece un papel interesante y en verdad acertado. Para empezar, Kibner es una persona muy humana, y que la película fuera rodada antes del revival cinematográfico de Star Trek la hace más apasionante. Es un psquiatra de éxito.

Incrédulo a las advertencias de la invasión. Finalmente, claro está, parte de ella. Solamente Nimoy podía lograr eso y el cineasta Kaufman lo aprovecha con un talento formidable, pocas veces visto en el cine de género.: convertir en pequeños los matices que van de la arrogancia, la incredulidad a la del hombre sin alma, un hombre hueco.

Body 1

Esa es la razón por la que los ultracuerpos son aterradores. Porque no ocultan un monstruo horrible, si no que más bien ausentan un rasgo distintivo: la risa, la debilidad. Nimoy fue formidable en estos registros y los hizo en esta tierra, donde también encontró descanso, reconocimiento, proyectos propios y un sentido del hunmor que jamás abandonño.

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