15 años de 'Love Actually', consolidada como el gran clásico navideño del siglo XXI

15 años de 'Love Actually', consolidada como el gran clásico navideño del siglo XXI

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15 años de 'Love Actually', consolidada como el gran clásico navideño del siglo XXI

‘Love Actually’ cumple hoy 15 años. La gran película navideña del siglo XXI se estrenó de forma limitada el 7 de noviembre de 2003 en Estados Unidos, consiguiendo recaudar casi 7 millones de dólares durante ese primer fin de semana, cifra que acabaría elevándose hasta unos ingresos mundiales de 246 millones. Un gran éxito si tenemos en cuenta que su presupuesto fue de apenas 40.

Ya entonces la mayoría del público reaccionó con entusiasmo ante la cinta escrita y dirigida por Richard Curtis, pero eso ha ido a más, convirtiéndose rápidamente en un nuevo clásico navideño que muchos tienden a revisar cada año por esas fechas. Yo no llego a tanto, pero sí que es una de las películas a las que vuelvo con más frecuencia, ya que Curtis logró una película única en la que encajó con brillantez la multitud de historias que cuenta.

De varias ideas independientes a un conjunto maravilloso

Grant Actually Love

El formato de las múltiples historias cruzadas ya se había venido utilizando con cierta frecuencia en los años 90 y años antes ya se había estrenado ‘Jugando con el corazón’, una película con una propuesta hasta cierto punto similar a la de ‘Love Actually’. Eso sí, no por nada la cinta de Willard Carroll está muy olvidada, mientras que la de Curtis ha pasado al imaginario colectivo, incluso para aquellos que no disfrutaron con ella.

Los orígenes de ‘Love Actually’ se remontan a poco después de ‘Notting Hill’, también escrita por Curtis, quien empezó a trabajar en una película con la idea de que todo girase alrededor de la historia del Primer Ministro interpretado por Hugh Grant y otra alrededor del relato sobre el escritor al que da vida Colin Firth. Sin embargo, nunca llegó a quedar satisfecho con el resultado, por lo que optó por orientarlo todo hacia una película sobre el amor para poder abordar también su cara no tan amable.

No obstante, una cosa son las intenciones y otra el resultado, por lo que corría el riesgo de fracasar o de simplemente conseguir que algunas historias funcionan muy bien, mientras que otras fuesen poco más que relleno sin chispa. El primer gran acierto de ‘Love Actually’ es que es muy difícil que alguna de las historias en el espectador no conecte con el espectador, pero también que todas funcionan a un nivel bastante parejo, dando así una consistencia inesperada a la película.

Un retrato variado

Nighy Love Actually

De entrada es fácil dejarse seducir por el estrafalario músico interpretado por Bill Nighy, un actor con una larga carrera a sus espaldas pero que no catapultó su carrera hasta su paso por ‘Love Actually’. Todo funciona, desde el ya mítico momento recomendando a los niños no comprar drogas porque si se hacen estrellas del rock se las regalarán hasta su forma de promocionar la canción con la que quiere volver a primera línea, algo que Curtis utiliza a veces como hilo conductor para el resto de historias.

La cuestión es que el tronchante Billy Mack podría haber quedado en una simpática anécdota, pero Curtis cuida bastante los detalles, desde la música hasta la ambientación pasando por el propio reparto -habría sido fácil decantarse únicamente por actores británicos para los personajes que no demandasen otra nacionalidad-, para crear el clima adecuado para que el público se deje llevar, sacando luego a relucir su enorme talento para escribir un seductor mosaico de historias de amor.

Colin Firth Love Actually

Además, Curtis no se olvida en ningún momento de la variedad, ofreciendo desde romances algo más convencionales dentro de lo singulares que puedan ser en sí mismos, pero también ofreciendo desde una visión idealizada de la mente de una salido que solamente quiere acostarse con bellas mujeres -puedo entender que alguien tenga problemas con esa historia, pero con los revisionados yo creo que encaja dentro del conjunto- hasta una mujer tímida que ve cómo su gran oportunidad con el chico del que lleva años enamorada se va al traste por culpa de su hermano.

Eso ofrece un retrato complementario de lo que es el amor. Obviamente se tiende a una versión algo idealizada que toque la fibra sensible del público -ahí a mí siempre me llamó más la atención, por resultarme un poco de ciencia-ficción, toda la parte en el aeropuerto al final-, tanto los que ya estén enamorados en ese momento como aquellos que aún puedan estar buscando su primer amor.

'Love Actually' es una delicia

Lincoln Love Actually

De hecho, hay detalles que pueden chirriar en alguna de las historias a poco que uno las racionalice -por ejemplo, no son pocas las veces que se ha dicho que el personaje interpretado por Andrew Lincoln es un poco acosador-, pero lo cierto es que todas y cada una de ellas da en la diana en lo que busca –será un acosador, pero la escena de los carteles es ya legendaria- y además aporta al conjunto.

Y es que al final la clave es lo bien que funciona ‘Love Actually’ como todo, sobreponiéndose a otras posibles limitaciones como su abultado metraje, encajando de lleno en la categoría de crowd pleaser pero no queriendo en ningún momento ser simplemente eso. El talento de Curtis para crearlo y manejarlo todo es esencial, pero el reparto también clava sus personajes, sabiendo dotarles del encanto necesario a todos ellos sin sobrecargarlo, tanto aquellos que protagonizan sus propias historias como aquellos que funcionan como apoyo -impagable el vendedor con el rostro de Rowan Atkinson-.

Además, Curtis también logra que los cambios de tono -no muy acusados, pero sí evidentes, en algunos casos girando más hacia lo cómico, como todo lo relacionados con los dobles de cine porno, y en casos puntuales con lo dramático dominando la función- fluyan con naturalidad, al igual que lo hacen los saltos entre historia e historia y la forma en la que va conectando a los personajes para reforzar más los lazos entre las historias.

En definitiva, ‘Love Actually’ es un milagro romántico y navideño que sigue igual de vigente hoy en día que cuando se estrenó hace ya 15 años. Es divertida, entrañable, emotiva y sobre todo tiene un encanto irrepetible que habla al público en general en lugar de a un nicho que solamente algunos elegidos como Richard Curtis son capaces de conseguir…

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