'78/52' desmenuza la secuencia de la ducha de 'Psicosis' en busca de los resortes del cine de terror

'78/52' desmenuza la secuencia de la ducha de 'Psicosis' en busca de los resortes del cine de terror

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'78/52' desmenuza la secuencia de la ducha de 'Psicosis' en busca de los resortes del cine de terror

A menudo sucede con los clásicos absolutos del cine, con los hitos incontestables, con los 'Ciudadano Kane', los 'Los siete samurais', los '2001: Una odisea en el espacio': resulta complicado encontrar aproximaciones originales a los mitos. Se han comentado y estudiado tanto y con tal detalle que todo suena a palabras vacías de significado. Su grandeza está en que son inagotables: puedes revisarlas sin descanso y nunca se agotan, pero los comentarios elogiosos... eso es otra cuestión.

Parte de ese problema se contagia a '78/52', una película que con el subtítulo de "La escena que cambió el cine" intenta analizar con todo detalle una de las secuencias más famosas de la historia del medio, y desde luego, una de las más sofisticadas: la del asesinato en la ducha de un motel de Marion Crane (Janet Leigh) a manos de un Norman Bates (Anthony Perkins) travestido como su madre. Sucedió, cómo no, en 'Psicosis' (1960) de Alfred Hitchcock.

'78/52' toma la secuencia como punto de partida (paradójicamente, nunca se muestra en su integridad en el documental) y la desmenuza desde todas las ópticas posibles: técnicamente y en su contexto en la película; desde la perspectiva histórica de qué significó para el género de terror y para el cine en general, y qué importancia tiene dentro de la carrera de Hitchcock. '78/52' quiere contar absolutamente todo sobre la secuencia: al fin y al cabo, si se dedica hora y media a analizar 45 segundos de película, la exhaustividad está casi garantizada.

Para ello sienta a la cámara a multitud de personas con relación directa o no con la película original, que van desmenuzando sus impresiones sobre la secuencia: de Jamie Lee Curtis (hija de Janet Leigh) al cineasta y crítico Peter Bogdanovich, pasando por cineastas como Richard Stanley, Guillermo del Toro, Karyn Kusama o simplemente, fans de la película como Elijah Wood. Unos ofrecen una perspectiva única a interesante sobre el trabajo de Hitchcock. Otros, claramente, son colegas del director, Alexandre O. Phillipe, y sus valoraciones no tienen demasiado interés.

'78/52': Casi todo lo que se puede contar

El resultado del batiburrillo es una serie de opiniones que, paradójicamente, no tienen todo el interés que merece la secuencia de estudio. El director, responsable de otros documentales de temática muy bien escogida, como 'The People vs. George Lucas' (sobre el enfrentamiento pre-Disney entre Lucas y el fandom de Star Wars), 'Doc of the Dead' (sobre la cultura zombi de los últimos años) y 'The Life and Times of Paul the Psychic Octopus' (¡sobre el pulpo Paul!) había demostrado en todos ellos buen ojo a la hora de plantear los enfoques pero cierta falta de garra en la ejecución.

Aquí, a Phillipe le cuesta calibrar qué tiene importancia y qué no, y en ocasiones encontramos opiniones de meros entusiastas sin demasiado rigor, mientras que otras veces se pasa de puntillas por aspectos tan interesantes como las imitaciones y parodias que ha desatado (por una interesantísima y relativamente desconocida referencia, la que le hace Scorsese en 'Toro salvaje', se pasa de puntillas). O por cómo cambió nada menos que la forma de ir al cine del público norteamericano, que hasta ese momento y gracias a las sesiones continuas no respetaban demasiado los horarios de entrada y salida a los pases.

Más seria e interesante es su aproximación a los aspectos técnicos de la película. Por ejemplo, con la ayuda de montadores profesionales, la película incide en trucos de montaje que convirtieron en un mito esos 78 planos y 52 cortes a los que hace referencia el título. Por ejemplo, el salto de montaje que transmite al espectador la idea de que Marion ha sido lanzada contra el muro. O el aun hoy admirable paso del ojo del cadáver al desagüe, mucho más trucado de lo que parece. Ese es posiblemente el aspecto más incisivo, completo y original de '78/52': cuando entra en consideraciones técnicas de forma muy accesible.

'78/52' es imprescindible para los devotos de Hitchcock: hace bien su trabajo de reunir a voces diversas, la mayoría medianamente autorizadas, para que diseccionen la secuencia. Pero parte del severo inconveniente de que ya todos sabemos que matar a la protagonista en el primer tercio de metraje fue revolucionario. Y que los efectos sonoros se hicieron acuchillando melones. La grandeza de 'Psicosis' es, a la vez, el mayor enemigo de un documental que, como era de prever, tiene difícil ser original.

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