'Angry Birds 2: La película': una agradable sorpresa que supera a la primera entrega

'Angry Birds 2: La película': una agradable sorpresa que supera a la primera entrega

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Angry Birds 2 Cartel

‘Angry Birds: La película’ fue un indiscutible éxito de taquilla. Quizá los 352 millones recaudados no deslumbren a nadie a estas alturas, pero es que su presupuesto fue de 73, lo que equivale a que su taquilla casi multiplicó por cinco su coste. Poco importaba entonces que fuera mejor o peor, así que Sony y Rovio tardaron bien poco en dar luz verde a una secuela que ahora llega al fin a los cines españoles.

Por mi parte, tenía muy pocos esperanzas en que ‘Angry Birds 2: La película’ pudiera merecer la pena tras lo floja que fue la primera entrega, pero a veces uno se lleva sorpresas agradables y estamos ante una de ellas. No es que sea una revolución respecto a lo que ya vimos en la anterior película, pero aquí sí que se saben utilizar mejor los ingredientes a su disposición para ofrecer una más que digna aventura de corte familiar.

Mucho más dinámica

Imagen Angry Birds 2

Uno de los grandes problemas de ‘Angry Birds: La película’ era lo sosa que era, algo que resaltaba además su faceta más estúpida. El arranque no funcionaba mal, pero luego se hundía para no volver a recuperarse y convertirse en una enorme tontería. Hay quien se escudará en que estaba pensada para niños como excusa para justificar cualquier cosa pero hasta su secuela demuestra que no hay que cambiar demasiado para poder contentar a todo tipo de público sin perder de vista su target.

Lo primero está en mantener una animación vistosa, donde no se busca el hiperrrealismo, sino jugar con las excentricidades que permite el medio sin abandonar nunca el colorido de las imágenes para llamar la atención del público. Sí que hubiese agradecido algunos diseños de los personajes más trabajados, pero ahí ya se apostó por lo funcional en la primera entrega, así que se tiende a potenciar más los escenarios y algunos artilugios para no resultar plana en esta faceta.

Donde llegan las diferencias es en la construcción de la historia. En términos puramente argumentales es básica y con tendencia a soluciones cuestionables para salir del atolladero, pero hace un uso del humor mucho más acertado y variado, ya que se mantiene el tipo de bromas de la primera entrega, pero se expande, sabiendo cuándo ha de apostar por lo entrañable -la singular misión en la que se embarcan unos pollitos- o coquetear con el absurdo sin caer en el ridículo.

La diversión por encima de todo

Angry Birds 2

Todo eso redunda en un ritmo mucho más conseguido, consiguiendo que incluso los cortes en la acción para pasar con una trama desconectada de la principal sirvan como simpático alivio en lugar de convertirse en un molesto estorbo. Además, el choque de identidad entre los pájaros y los cerdos resulta mucho más entretenido viéndoles obligados a trabajar juntos que enfrentándose entre sí. No ofrece ninguna broma memorable, pero sí que te sacan la sonrisa en alguna ocasión.

Como apuntaba antes, es cierto que el relato sigue siendo igual de convencional y que la moraleja final sigue una línea similar pero ajustándose a la nueva situación de su protagonista, pero el guion firmado por Peter Ackerman, Eyal Podell y Jonathon E. Stewart cae menos en los subrayados innecesarios -alguno hay, eso sí- y deja que todo fluya con más naturalidad en una apuesta decidida por el humor.

De hecho, el torrente cómico no deja de ir a más y es la tabla de salvación de la película. El director Thurop Van Orman abraza esa locura controlada en todos los frentes, sabiendo que según avanza la historia van siendo más evidentes sus limitaciones. De esta forma, ‘Angry Birds 2: La película’ cumple con soltura como pasatiempo. 

Es cierto que ‘Angry Birds 2: La película’ nunca vuela alto, pero dado el material de origen -esta saga de videojuegos no es que sea un universo repleto de posibilidades- y lo que se presentó en la primera entrega, bastante hace con darnos una comedia decidida que lo apuesta todo a hacernos pasar un buen rato. Eso sí, como te pares a analizar detalles concretos más allá de su humor es probable que encuentres múltiples problemas. Sería de necios negarlo, pero también estaría mal desmerecer sus inesperadas virtudes.

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