'Apuntes para una película de atracos': una estupenda mezcla de cinefilia, crónica negra y amistades insólitas

'Apuntes para una película de atracos': una estupenda mezcla de cinefilia, crónica negra y amistades insólitas

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'Apuntes para una película de atracos': una estupenda mezcla de cinefilia, crónica negra y amistades insólitas

La naturaleza de un documental hace que en su misma existencia lleve implícito el propio making of, por así decirlo: según transcurre, y si su fondo es lo suficientemente honesto, se detectan los trajines de la producción, los inconvenientes que ha habido que salvar, e incluso hipotéticos cambios de enfoque y orientación sobre la marcha. Hay documentales que, incluso, convierten ese reenfoque en su razón de ser.

'Apuntes para una película de atracos' retrata la vida actual del atracador conocido como el Flako, su paso por la cárcel y el comienzo de su reinserción. Pero también es la crónica de una película mutante, que el propio director, León Siminiani, arranca como una aproximación al cine de atracos que le marcó, tipo 'Rififí', buscando el anclaje en unos delitos reales acontecidos en Madrid. Y poco a poco la historia se convierte en la crónica de una insólita amistad.

El proceso que lleva a la construcción de estos apuntes está retratado con ligereza pero con relativo rigor, lo que lleva a una estructura en espejo de los dos protagonistas: el Flako en prisión, Siminiani en el exterior documentándose y reconstruyendo lo que ha llevado a aquel a la cárcel. Ambos, por ejemplo, tienen una relación con la paternidad que se retroalimenta (la chica de Siminiani pasa por su embarazo más o menos a la vez que Flako es detenido, que es justo cuando la mujer de éste da a luz). La idea de la paternidad además, funciona en dos direcciones, porque la figura ausente del padre de el Flako, y el padre de este, todos experimentados butroneros, marcan por completo su vida.

Así, estos 'Apuntes...' cuyo título delata su naturaleza arrebatadoramente cinéfila (es la formula que empleaba Passolini para titular peliculas como 'Appunti per un film sull’India' o 'Appunti per un’Orestiada africana' entre otras, cuadernos audiovisuales de notas para producciones que a menudo nunca llegaban a realizarse) se transforman en otra cosa. Lo hacen según Siminiani se da cuenta de que hay algo más interesante que ha descubierto en el proceso de documentación: la magnética personalidad del Flako, contador de historias, descendiente de una familia de butroneros que accedían a los bancos a través del sistema de alcantarillado de Madrid.

'Apuntes para una película de atracos': vasos comunicantes

Sin embargo, no tenemos aquí una película que muta en otra, al estilo de la sensacional opera prima de Siminiani, 'Mapa', donde el salto mortal de concepto llevaba un diario de viaje espiritual a transformarse en una comedia romántica... sin perder asideros con la realidad. Aquí la película de atracos proyectada nunca deja de contaminar la realidad, con esas alcantarillas reales que penetran en toda la ciudad por el subsuelo, con esos códigos éticos inspirados en el mítico Albert Spaggiari, o en la misma figura del Flako, con una memoria fotográfica que le permite guiar a Siminiani por teléfono desde la carcel o que, con el toque de la máscara de silicona, queda transformado para la posteridad en una mezcla de copycat vallecano de Fantomas y secundario sorpresa de tebeo francobelga.

Y del mismo modo al contrario: la realidad no deja nunca de interponerse en el propósito de documentar las películas de atracos. Desde los insólitos parecidos en la trayectoria paternal de los dos amigos al momento en el que Siminiani adopta las formas narrativas de un documental al uso, con bustos parlantes para relatar la parte más dramática de la historia. Dos espacios aparentemente estancos, la ficción y el documental, que se contaminan entre sí, tal y como rubrican los créditos finales de la película, que brindan un aire de eurothriller sesentero al detalle de la vida real más mundano, casi banal de la película.

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'Apuntes para una pelicula de atracos', debido a su naturaleza dual, no siempre mantiene un ritmo pulido y ascendente. La película acusa los amplios vacíos de actividad en la relación del director y el Flako, que tan pronto escribe cartas febriles de una docena de folios desde la cárcel como obliga a interrumpir el proyecto por las dudas de su mujer acerca del daño que la película puede ocasionar en su reinserción.

Del mismo modo, Siminiani presta en ocasiones atención excesivas a las ambiciones literarias del Flako o a sí mismo y su circunstancia vital, negándose a quedar en segundo plano frente a la fascinante personalidad del delincuente. Pero las circunstancias fueron las que fueron y eso también condiciona el ritmo a veces errático de la película, con su antihéroe entre rejas tanto tiempo que Siminiani se pudo permitir intercalar otro trabajo, el estupendo docudrama 'Lo que la verdad esconde: El caso Asunta'.

Bajo una capa de aparente ligereza, 'Apuntes para una película de atracos' esconde reflexiones muy valiosas y nada complacientes sobre la importancia de la herencia en la formación de una personalidad, y de nuevo lo hace en modo dual. Por una parte, la herencia cultural y sentimental que lleva a Siminiani a querer rodar su propia 'Rififí'. Por otra, la familiar del Flaco que le lleva casi inexorablemente hacia la delincuencia. Ambas se examinan y confrontan y se llega a la conclusion de que nada son la una sin la otra. Al fin y al cabo, si el Flako era conocido como 'El Robin Hood de Vallecas' por algo sería.

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