'Contratiempo', indignante disparate

'Contratiempo', indignante disparate

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'Contratiempo', indignante disparate

Los giros de guion son una de las grandes armas que tiene una película para conquistar a los espectadores, al menos cuando son buenos y realmente logran sorprendernos. El problema es que muchas películas acaban recurriendo a ellos olvidándose de conseguir que tengan sentido con lo visto hasta entonces, destrozando así por completo prácticamente todo lo que habían logrado. Suele decirse que lo que importa es el viaje, pero casos así hacen que recuerdes con amargura lo anterior.

Todo lo anterior viene al caso porque ‘Contratiempo’, el segundo largometraje dirigido por Oriol Paulo acaba siendo un completo disparate. Por un lado tiene un desenlace delirante que no hay quien pueda tomarse en serio y además uno ya ve con claridad que todo va dirigido en esa dirección, por lo que su visionado resulta especialmente insatisfactorio aunque no llegue a ser un bodrio.

Menuda tomadura de pelo

Mario Casas Y Barbara Lennie En Contratiempo

Ya en su momento me sentí muy defraudado con ‘El cuerpo’, en especial con su espantoso tramo final. Aquí parece que Paulo ha tomado nota de algunas de las quejas que hubo respecto a su anterior película, por lo que deja varias pistas para que cualquier espectador pueda pillar al vuelo cuáles son sus intenciones en lo referente a la resolución del suspense planteado. Sobre el papel, una decisión loable, pero su ejecución roza la vergüenza ajena.

La propia película plantea a su protagonista la necesidad de estar atento a los detalles para conseguir eludir la cárcel para luego echar mano de los trucos más tramposos para intentar mantener la duda sobre lo sucedido. Aquí a es que ni hace falta prestar plena atención -yo suelo intentar dejarme llevar siempre y dejar las posibles lagunas para cuando reflexione sobre ella una vez vista -, simplemente con fiarte un poco de todos tus sentidos.

Mario Casas En Contratiempo

A partir de ahí, ‘Contratiempo’ se convierte en una experiencia dolorosa. Por un lado, sabes el engaño al que te están sometiendo de cara a un final impactante que a mí solamente me provocó incredulidad -la única forma de aceptarlo que veo, incluso si no te lo veías venir, es no pensar lo más mínimo sobre lo visto anteriormente-, pero es que además cazas todas las debilidades del guion del propio Paulo.

Al respecto conviene señalar que el planteamiento inicial no está mal. Es cierto que sabe un poco a copia de cierto tipo de thriller norteamericano, algo que también se extiende a su propio acabado visual, donde incluso se nota cierto jugueteo con la colorimetría de las imágenes, pero se percibe cierta solvencia que invita seguir con interés lo que sucede. Lo mismo sucedía en ‘El cuerpo’, pero aquí el inicio tiene más empaque, quizá porque Paulo ya tiene más experiencia tras las cámaras.

’Contratiempo’, cuesta abajo y sin frenos

Ana Wagener En Contratiempo

Por desgracia, todo va viniéndose abajo con rapidez, ya que Paulo construye el relato de forma muy pobre, desdibujando situaciones y personajes con suma facilidad y confiándolo todo a un gran golpe de efecto -antes hay otro menor que funciona algo mejor, pero tampoco esperéis demasiado del mismo- sin importar la credibilidad de lo que va sucediendo hasta llegar ahí. Algo parecido le pasaba a la lamentable ‘Monster Trucks’, pero ahí era simple estupidez mientras que aquí pretenden darle un baño de sorpresa que le sienta fatal.

Con ello también hiere el trabajo de su reparto, uno de los aspectos que podrían haberla redimido, aunque sólo fuera parcialmente. La que peor parada sale es Bárbara Lennie, quien sabe cómo dar exactamente lo que Paulo requiere de su personaje, pero su propia construcción limita sus posibilidades para acabar convirtiéndola en un poco más que un recurso narrativo sin voz propia.

Jose Coronado En Contratiempo

Eso es algo que también podría decirse del resto con la relativa excepción de Mario Casas, intrascendente pero que al menos no resta en un papel alejado de su registro habitual, y Ana Wagener, algo errática pero que sabe dotar a su abogada de la energía necesaria. Más allá de eso chispazos mal conducidos de José Coronado -los productores deberían mirarse esa obsesión con querer ficharlo para casi cualquier thriller español- y otros personajes que andan por ahí para poco más que hacer bulto y que la historia siga avanzando.

Lo que nos queda al final es una película con un acabado técnico bastante correcto, pero dando la sensación de que se busca una solvencia industrial un tanto impersonal en lugar de plantear algo que la haga destacar por sí misma. Eso es lo que busca el guion, pero todo él está construido alrededor del lamentable impacto final y eso contamina a la totalidad de la película hasta destruirla casi por completo. Una pena, que propuestas de este tipo también hacen falta en el cine español.

En definitiva, ‘Contratiempo’ es un indignante desastre, una película basada en jugar con las expectativas del espectador que carece de la capacidad suficiente para jugar bien sus cartas y que además lo basa todo en una jugada que ellos creen ganadora cuando viola impunemente toda lógica de la suspensión de la incredulidad. Con cosas así uno recuerda las pegas que le puso a la notable ‘Silencio’ (‘Silence’) y casi parecen virtudes. Ese es el nivel...

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