'Euphoria': sexo, drogas y Zendaya en un visceral e incómodo drama adolescente de HBO

'Euphoria': sexo, drogas y Zendaya en un visceral e incómodo drama adolescente de HBO

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'Euphoria': sexo, drogas y Zendaya en un visceral e incómodo drama adolescente de HBO

Hay muchas cosas que llaman la atención en 'Euphoria', entre ellas está la propia existencia de la serie en una cadena como HBO. Acostumbrados a tantos dramas de señores y señoras talluditos o por lo menos en pleno "proceso" de madurez, esta nueva ficción destaca solamente por el hecho de ser plenamente adolescente. La primera para la cadena.

Sam Levinson, director de 'Nación salvaje', una de las joyas que descubrimos en la pasada edición de Sitges, es la mente pensante detrás de la adaptación al público norteamericano de 'Euphoria', serie originaria de Israel. En cierto sentido, su implicación se nota bastante porque, al igual que comentaba John Tones en la crítica de la película mencionada, aquí no tenemos un manual de instrucciones.

La serie, de ocho episodios, sigue a un número de adolescentes en la órbita de Rue (Zendaya) una joven drogadicta a la que vemos saliendo de rehabilitación: Jules (Hunter Schaffer) es una chica trans que acaba de llegar al instituto y que empieza a conocer chicos por una app; Kat (Barbie Ferreira), que está empezando a explorar su sexualidad; Nate (Jacob Elordi) un atleta con graves problemas de ira...

El retrato de la adolescencia que hace Sam Levinson en 'Euphoria' es el de chavales que se ahogan en el océano de hormonas, de inseguridades y toxicidades (masculinas, sobre todo) propias de esa edad. Es triste, es deprimente e incluso podríamos decir que se mueve en el límite entre el realismo incómodo adolescente y la mitología cuñadística (y sensacionalista) sobre cómo son los jóvenes actuales.

Así que tenemos sexo, tenemos mucho sexo, tenemos violencia sexual, tenemos desnudos de todo tipo, tenemos palizas sangrientas, tenemos alcohol, drogas y sobredosis, tenemos una crudeza tal que algunas de las series adolescentes más "gráficas" de los últimos tiempos (como 'Skins' o 'Por 13 razones') parecen de dibujos animados. Porque es HBO.

Una serie poco accesible

Aunque nos la vendan como "serie protagonizada por Zendaya", es curioso porque al igual que pasaba con cintas como 'Spiderman: Homecoming' es un "mucho ruido y pocas nueces". Si bien por minutos de metraje (y porque es la narradora) está justificada su estatu no es el personaje por el que seguiría viendo los nuevos episodios del drama.

El problema es que cuesta mucho conectar con Rue, su personaje. O, por lo menos, estos primeros episodios (he podido ver dos) en los que está en plena espiral autodestructiva, no ayudan a hacernos "amigos" suyos. Algo que, por otro lado, es pretendido por un guion que bebe de las propias experiencias de Levinson.

'Euphoria' no es nada accesible. Y el dueto formado por Sam Levinson y Augustine Frizzell (directora del piloto) se aseguran de no explicarnos este mundo en lo que nos meten de lleno en él. Y nos arrastran, y nos vemos absorbidos por una propuesta que no estamos seguros de poder digerir pero de la que no nos atrevemos a apartar la mirada.

¿Todo este grafismo es justificable? No estoy seguro. Lo que sí que puedo decir es que hablando de lo que se habla no es del todo injustificado. A nivel de historia sí que esta intensidad con la que se cuenta todo termina cansando. Y entristece. Y deprime. Y hace que la segunda temporada de 'El cuento de la criada' sea un clásico de Disney.

No es, desde luego, una serie para maratonear y tampoco estoy seguro de querer seguirles semana tras semana. Pero quiero seguir viendo a Jules, Kat, Rue y compañía.

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