'Heridas abiertas': una notable miniserie que no cumple todas las expectativas generadas por su excelente primer episodio

'Heridas abiertas': una notable miniserie que no cumple todas las expectativas generadas por su excelente primer episodio

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'Heridas abiertas': una notable miniserie que no cumple todas las expectativas generadas por su excelente primer episodio

Una miniserie protagonizada por Amy Adams. Con eso a mí y a muchos ya nos han comprado. Además le añadimos estar basada en una novela de Gillian Flynn, la escrito detrás de ‘Perdida’, y todos sus episodios están dirigidos por Jean-Marc Vallée en su primera experiencia televisiva desde que realizó esa misma tarea en la primera temporada de ‘Big Little Lies’. Creo que nadie duda de que ‘Heridas abiertas’ es la gran apuesta de HBO para este verano.

Sí que sorprende que lancen un título de este calibre en un periodo que, pese a ciertos avances durante los últimos años, sigue caracterizado por ser temporada baja para la ficción televisiva. Ayer se estrenó el primer episodio, del cual ya os dimos nuestra opinión hace unos días, pero en Espinof hemos tenido ya la oportunidad de ver siete de sus ocho capítulos -HBO no nos ha ofrecido la oportunidad de ver el octavo- y mi entusiasmo ha bajado un poco al centrarse bastante más en su protagonista que en el caso que ha ido a investigar.

Una protagonista compleja y fascinante

Amy Adams Heridas Abiertas

Ya en el primer episodio quedaba claro que Camille (Adams) no había tenido una vida fácil y que ciertos acontecimientos cuando era menor de edad la marcaron de forma irreversible. ‘Heridas abiertas’ ahonda en ese hecho de forma constante, incidiendo tanto en sus cicatrices físicas como emocionales, y es que ambas están vinculadas de forma directa.

La serie se lo toma con calma a la hora de ofrecernos el retrato completo del personaje, dejando espacio para sus dificultades para intimar con los demás, sus peculiares métodos para avanzar en la investigación y, sobre todo, la complicada relación con su madre. Esto último es algo que percibimos en todo momento a lo largo de estos siete episodios, tanto cuando Adams tiene que expresarlo abiertamente como cuando simplemente ha de reflejar la losa que carga a sus espaldas.

Eso es algo que Adams aprovecha a la perfección para mostrarnos todas las caras de Camille, no cayendo en el error de forzar la empatía con el público. Sí que hay detalles que nos acercan a ella, pero también otros que nos echan afuera. Sin su interpretación la serie bajaría mucho interés, ya que al final está todo más orientada a ser un retrato suyo que cualquier otra cosa, siendo ahí donde surgen ciertos altibajos a lo largo de los siete episodios.

Una investigación menor

Messina Heridas Abiertas

Aquí está mi principal pega con ‘Heridas abiertas’: la investigación no resulta tan apasionante como parecía de entrada. Quizá me excedo en lo de calificarla como en segundo plano cuando es algo que sobrevuela en todo momento y que centra la atención en múltiples ocasiones a lo largo de los episodios, pero realmente da la sensación de ser algo accesorio a la historia de Camille.

Eso se traduce en que los progresos de la misma -o al menos los intentos de vendernos que se está avanzando- no funcionan tan bien como sería deseable. Hay algo en la forma de abordarlo que lo deja con un resultado más terrenal. No puedo hablar de que resulte tópica o repetitiva, pero sí que la historia necesitaba un empuje adicional en ese apartado en algunos episodios, transmitiendo la sensación de que esa parte de ‘Heridas abiertas’ habría funcionado mejor de haberse adaptado en forma de película.

Además, el resto del reparto también funciona mejor en lo referido a los personajes de la vida personal de Camille que de la profesional, en especial todo lo relacionado con su madre -impecable Patricia Clarkson, incluso cuando el personaje queda un poco a la deriva en ciertas fases- y su hermana -gratísima sorpresa Eliza Scanlen-, con la cual inicia una relación un tanto extraña pero que funciona de maravilla.

Una ambientación impecable

Familia Heridas Abiertas

En oposición a esa debilidad, resultado del trabajo de la showrunner Marti Noxon a partir de la novela de Flynn, tenemos un trabajo de ambientación impecable. No esperaba menos viniendo de HBO, donde no se andan con tonterías a la hora de invertir el dinero, pero eso va más allá de que todo luzca muy bien visualmente, ya que Vallée realmente logra transportarnos realmente a Wind Gap, ese pueblo sureño creado para la ocasión.

Y es que uno realmente llega a asimilar desde ese calor pegajoso del sur -ahí se usan de maravilla los sonidos de ambiente para recalcarlo- hasta las particularidades de los habitantes de la zona -hay hasta un capítulo que gira principalmente acerca de una celebración local-. Ahí la atención al detalle es exquisita sin convertirlo en ningún momento en la razón de ser de la serie.

En definitiva, ‘Heridas abiertas’ baja algo el nivel del episodio piloto en los seis siguientes porque la investigación de los crímenes no consigue mantener el mismo interés de forma consistente. A cambio nos regalan un personaje inolvidable en un escenario muy cuidado, pero cuesta “conformarse” con eso cuando el primer capítulo nos prometía más. Con todo, una miniserie muy recomendable a falta de ver su conclusión.

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