'La Mantis' es una efectiva miniserie de psicópatas con una estupenda Carole Bouquet

'La Mantis' es una efectiva miniserie de psicópatas con una estupenda Carole Bouquet

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'La Mantis' es una efectiva miniserie de psicópatas con una estupenda Carole Bouquet

Netflix dista mucho de ser una compañía perfecta, pero algo indudable es su buen ojo para intentar aprovechar al máximo aquello que le funciona bien. Bien reciente tenemos el caso de ‘Mindhunter’, un bombazo que hizo que se hablase de la empresa durante varias semanas. Una de sus formas de aprovecharlo ha sido ir incluyendo en su catálogo títulos compatibles con la serie avalada por la participación en ella de David Fincher.

Recientemente os hablamos de ‘Manhunt: UNABOMBER’ y ahora es el turno de ‘La Mantis’ (‘La Mante’), aunque antes me gustaría aclarar que ninguna de ellas es una serie original de Netflix por mucho que las estén vendiendo así en España. La primera es de Discovery Channel, mientras que la que ahora nos ocupa fue emitida por el canal francés TF1. Dejando eso ya a un lado, lo realmente importante es que estamos ante una buena miniserie sobre el fascinante universo de los psicópatas en la que Carole Bouquet brilla con luz propia.

Dos historias diferencias condenadas a confluir

Mantis

El punto de partida de la serie es que 25 años después del apresamiento de una asesina apodada La Mantis ha aparecido un imitador, lo cual obliga a la policía a contactar con ella ante la falta de pistas para localizar al culpable. Eso da pie a la necesaria investigación para solucionar el caso pero también a una serie de tramas de índole más personal que acaban siendo lo más interesante de los seis episodios que dan forma a esta miniserie.

Con eso no quiero decir que la investigación sea pesada, ya que Nicolas Jean, Alice Chegaray-Breugnot, Grégoire Demaison y Laurent Vivier, creadores de la serie y directores de todos los episodios, saben cómo hacer que ambas realidades confluyan de forma natural y que la evolución de los protagonistas tenga sentido. De esta forma consiguen que esa inevitable interés inicial -de lo contrario no empezaríamos a verla- se mantenga siempre a un nivel lo suficientemente alto como para seguir adelante.

Escena Mantis

Además, la presencia de Bouquet ayuda a que surja esa chispa de genialidad necesaria para que los tramos más convencionales sean ese pegamento no ya necesario para el devenir de la historia, sino algo deseado para que un personaje con tanta fuerza como el suyo no acabe desdibujado por la escasa presencia del resto. Ahí la frialdad característica que da a su Jeanne sirve como gran elemento de contraste, pero también para que la actriz pueda exprimir al máximo todos los momentos, a veces más evidentes y otros limitados a pequeñas reacciones gestuales o la forma de pronunciar ciertas palabras, en los que puede desviarse de la misma.

Sí que eché en falta algo más de química entre Bouquet y Fred Testot, quien interpreta a su hijo en la ficción en ‘La Mantis’. Lo curioso es que funcione mejor al principio, que es cuando el segundo intenta mostrarse impasible ante ella pero casi siempre dejando entrever que hay un obvio rencor hacia ella. Eso va variando poco a poco y la forma de abordarlo es interesante, pero él acaba funcionando mejor interpretativamente cuando se centra en investigar por su cuenta o mostrando su dolor en solitario que cuando interactúa con ella.

‘La Mantis’, la persona más allá del monstruo

Escena La Mantis

Pese a ello, su aportación resulta esencial para uno de los grandes aciertos de la serie: saber cómo jugar con la figura del monstruo hipnótico, aunque en una línea diferente a Hannibal Lecter -un referente inevitable para este tipo de personajes-, para ir mostrándonos su humanidad, empezando por su necesidad de retomar el contacto con su hijo y acabando con una serie de revelaciones que en sí mismas son algo forzadas pero que a cambio completan un dibujo casi perfecto de La Mantis.

Ya en el caso que funciona como hilo conductor narrativo la cosa baja un tanto el nivel. Bouquet sabe seguir sacando partido a su presencia, pero sus aportaciones están más cerca de resultar convencionales. Y ahí es donde encontramos la principal debilidad de la serie: sí, es muy entretenida y cuenta con un gran personaje, pero la figura del asesino imitador sigue teniendo pendiente esa obra audiovisual que sirva como referencia. Aquí se tratan conceptos interesantes pero a la hora de la verdad acaba sabiendo a más de lo mismo por mucho que haya un elemento personal detrás que lo diferencia. Eso no terminan de aprovecharlo.

Por su parte, la puesta en escena resulta fluida jugando con la frialdad para ir construyendo a su alrededor una atmósfera no especialmente enfermiza pero sí suficientemente enrarecida como para dar una capa extra de interés hacia lo que sucede. No obstante, visualmente lo que más me estimuló fue el modus operandi del imitador para noquear inicialmente a sus víctimas, algo que los directores reflejan con acierto pero dejando la sensación d que podían haberle sacado más partido.

En definitiva, ‘La Mantis’ cuenta con suficientes alicientes como para que sus seis episodios se pasen volando, pero no por ello vamos a elevar más de la cuenta una serie que funciona muy bien como pasatiempo pero que en sus dos caras tiene una serie de limitaciones que le impiden alcanzar el olimpo de las series de psicópatas. Vamos, que por ejemplo ni de lejos llega al nivel de ‘Mindhunter’, pero sí que es un complemento más que satisfactorio si os quedasteis con ganas de más.

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