‘La suerte de los Logan’ es un cuento de hadas moderno dentro de una brillante comedia de atracos

‘La suerte de los Logan’ es un cuento de hadas moderno dentro de una brillante comedia de atracos

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‘La suerte de los Logan’ es un cuento de hadas moderno dentro de una brillante comedia de atracos

Desde que Steven Soderbergh anunciara su retirada en 2013 muchos daban por muerta su carrera, pero sólo han pasado cuatro años y ya nos ha sorprendido con un registro al que no nos tenía acostumbrados. Puesto que su nombre es el que es, puede que suframos cierta tendencia sobreanalizar lo que está pasando en sus películas, exigirle cierto tono grave o pensar que tiene que ser una obra llena de contenido social.

Las buenas noticias es que a él y su ‘La suerte de los Logan’ ('Logan Lucky') le importan un rábano nuestras expectativas. Trabajando a partir de un pulidísimo guion de la desconocida Rebecca Blunt (Soderbergh se niega a decir si eso es un seudónimo, ‘La suerte de los Logan' permite a su subtexto exponerse desde el principio.

El siempre encantador Channing Tatum interpreta a Jimmy Logan, un trabajador de la construcción que es despedido porque su cojera constituye una "condición preexistente" que no habría notificado antes de ser contratado. El actual debate sobre los seguros médicos y la atención de la salud en los EE.UU. difícilmente podría replicarse de forma más explícita.

Logan Lucky

White trash fairytale

Jimmy y su familia, los Logan, supuestamente maldecidos con mala suerte, viven y trabajan en el estado sureño de Virginia Occidental —ningún otro estado dio tantos votos a Donald Trump en las elecciones de 2016—, moviéndose día a día a través de lo que podría parecer una parodia liberal de la demografía Trumpiana, pero resulta un recorrido por los lugares comunes de la subcultura White Trash de toda la vida: música country en la radio, ferias con lanzamiento de asientos de aseo en vez de herraduras y concursos de deglutir sin usar las manos. Lo típico.

Jimmy responde a la desesperación, propia de estos tiempos de crisis, con un plan para robar una pista de carreras de coches mientras se desarrolla un importante evento de Nascar. La médico interpretada por Katherine Waterston es un antiguo ligue de instituto que ahora trabaja en centro móvil del cuidado médico. El hermano de Jimmy, Clyde (Adam Driver), que perdió un brazo en Irak, trabaja como camarero en un bar local. Su hermana, Mellie (Riley Keough), es peluquera. Son la nueva clase media americana.

Logan Lucky 2

La política, sin embargo, apenas se menciona ni tiene más relevancia que la posible justificación moral del robo, tal y como presentaba el conflicto ‘Comanchería’ (Hell or High Water, 2016). A la película le gustan sus personajes y les permite ser ellos mismos. Por supuesto, el cazurro Joe Bang (Daniel Craig), un encarcelado experto abridor de cajas fuertes, y sus hermanos tendrán un papel fundamental. Un plantel imposible para un golpe que requiere manos expertas.

'La suerte de los Logan': Ocean Seven-Eleven

La lógica de plantear una respuesta a su propia película, ‘Oceans Eleven’ (2001), cambiando el glamour de los ladrones de guante blanco, por un material humano lleno de palurdos responde a un cambio de lógica cinematográfica que no resulta menos fantástica que los impecables planes de Clooney y Cía. Soderbergh se permite un autoguiño pero en esta ocasión ofrece una mirada compasiva, satírica pero amable, que se convierte prácticamente en magia.

El plan es propio de un grupo de niños y su desarrollo sólo puede tener lógica en un relato de un libro de cuentos. El guion progresa como una máquina perfectamente engrasada. Las set-pieces son fantásticas y la interacción entre todos los actores es una bomba de timing de comedia. La sorpresa es que, dentro de un entretenidísimo golpe, nos encontramos encariñándonos con todos los personajes, hasta tal punto que la lagrimita nos coge por sorpresa.

Planea cierto eco Soderbergh, en cuanto a que a veces, ‘La suerte de los Logan’ se percibe como un pequeño ejercicio multigénero, y da la sensación de que un poquito más escorada ya rozaría el terreno de los hermanos Coen, pero nada de eso es un problema que la aleje de ser una brillante, ligera, película de atracos con un pequeño corazón latiendo en su interior; hecha por un la mano de un maestro que no tiene nada que demostrar.

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