'Llega de noche': paranoia e infección entre tinieblas

'Llega de noche': paranoia e infección entre tinieblas

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'Llega de noche': paranoia e infección entre tinieblas

Las comparaciones de 'Llega de noche' ('It Comes At Night') con la sensación del terror del año pasado, 'La bruja', son inevitables. Ambas son películas introspectivas y tenebrosas, se desarrollan en noches interminables y días poco apacibles. Confían en las interpretaciones y la atmósfera más que en los golpes de efecto. Son crípticas, enigmáticas, y sus guiones están llenos de callejones sin salida sin más intención que desorientar al espectador.

Sin embargo, 'La bruja' alcanzó la categoría de casi-milagro dentro del género por su fascinación por el mal, el lado oscuro de las personas y nuestra capacidad para hacernos daño los unos a los otros. Empleaba un tropo del cine maligno, el satanismo y la brujería, para hablar de pánico social, mentiras y desconfianza. Era una película con el alma tan negra como el áspero pelaje de la cabra Phillip.

'Llega de noche', sin embargo, y aunque coincide en su ambientación, su tenebrismo formal y, sobre todo, en cómo nos la están vendiendo, es otro tipo de película de terror. De hecho, llega muy por los pelos a esa categoría: argumentalmente está más cómoda dentro de la subespecie del post-apocalipsis de contagios, ya que cuenta las peripecias de una familia que tiene que sobrevivir a base de encierro y desconfianza a un virus del que apenas se dan detalles.

Lo que sí conocemos a fondo es la rutina que sigue una pareja, Paul (Joel Edgerton) y Sarah (Carmen Ejogo), y el hijo de ambos, Travis (Kelvin Harrison Jr.), en su cabaña en un bosque. No salir solos, no olvidar las máscaras ni los guantes, desconfiar de todo. Pero cuando una familia aparentemente pacífica formada por Will (Christopher Abbott), Kim (Riley Keough) y el pequeño Andrew (Griffin Robert Faulkner) se instale con ellos, las costumbres cambiarán.

'Llega de noche' juega al despiste entre géneros: tiene elementos de terror, de drama familiar y de ciencia-ficción post-apocalíptica, aunque no se define claramente dentro de ninguno de ellos.

Como 'La bruja', 'Llega de noche' juega al despiste: hay incursiones en la estética del terror lo-fi con apabullantes pero breves secuencias de pesadillas -que es a lo que alude la cartelería y los trailer-. Se otea el drama familiar con el planteamiento de algunos conflictos entre personajes que no cuajan (el más llamativo, un romance que solo se intuye). Y toda la ficción post-apocalíptica de última hornada flota en el ambiente, con un ambiente entre una versión folk de 'Infectados: Carriers' y una toma moderada de aquella maravilla de 2015 que permanece inédita por aquí, 'The Survivalist'.

Pero finalmente, el cómputo global está a favor de la claustrofobia y la paranoia. El constante temor a la infección, a la mentira o a la traición pesa mucho más que el origen de las pesadillas (que se saldan a veces con sustos baratos de montaje y sonidos bruscos de los que no renegaría una secuela de 'Insidious', como si al director y guionista Trey Edward Shult no le interesara profundizar en ese aspecto de la película). Pero es ahí donde 'Llega de noche' tiene sus mejores bazas.

La interpretación de Joel Edgerton como el padre de familia obsesionado con proteger a su familia a toda costa tiene algún rasgo en común con el mucho más grotesco John Goodman de 'Calle Cloverfield 10' en lo que respecta a cierta inquietante satisfacción con el post-apocalipsis que le devuelve un poder masculino primigenio e indiscutido. Pero el personaje de Edgerton, genuínamente preocupado por el bienestar de los suyos, tiene más claroscuros.

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Para proporcionar esas estimulantes zonas oscuras de la personalidad de Edgerton, a veces un honrado padre de familia y a veces un déspota cómodo con la nueva y extrema situación (como en la sutilmente aterradora enumeración de las reglas de convivencia), Trey Edward Shults escamotea información y no da respuestas. Es un enigma acerca de cuya respuesta se dan brochazos más sensoriales que argumentales.

Sucede con toda la película: Shults prefiere arrojar una atmósfera indefinidamente amenazadora al espectador (los algo gratuitos planos de 'El triunfo de la muerte' de Brueghel el Viejo, el misterio de la puerta roja) y adoptar modos estéticos de película de terror (travellings por los pasillos, un interesante empleo del sonido) que proporcionar respuestas reales. Pero en ese juego, la película funciona.

'Llega de noche' propone una historia altamente metafórica y desesperanzada sobre nuestras posibilidades de supervivencia en una sociedad descompuesta. Como en su debut, la espeluznante y algo más rotunda 'Krisha', el auténtico interés de Trey Edward Shults está en retratar a una familia al borde del abismo: no es extraño que arranque con la muerte de uno de sus miembros, y que eso marque el resto del film, aunque sea en clave de cine de infectados.

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Es quizás de ese desinterés de Shulty en facturar una película de terror al uso y la algo engañosa campaña de promoción de la película de donda surja alguna que otra decepción por parte del espectador que vaya rastreando emociones fuertes y respuestas fáciles (al final, por no saber, no sabemos ni qué es lo que "llega de noche"). Pero lo cierto es que, como drama nocturno agrietado por la tensión y el engaño, el film de Shulty funciona.

Quizás no del modo en el que hubiera gustado a quienes vieron un interesante vacío de pesadilla en el significativo plano del perro de la familia ladrándole a la nada -también convertido en uno de los posters más icónicos de la película-, pero funciona.

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