'Nadie sabe nada' es el mismo programa en HBO Max pero algo ha cambiado: la perfección a la que aspiran Andreu Buenafuente y Berto Romero es su mayor enemiga

'Nadie sabe nada' es el mismo programa en HBO Max pero algo ha cambiado: la perfección a la que aspiran Andreu Buenafuente y Berto Romero es su mayor enemiga

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Nadie Sabe Nada

Berto Romero y Andreu Buenafuente son tesoros nacionales. Desde que coincidieran por primera vez en 2007, en 'Buenafuente', la amistad entre ambos ha sido una de las más prolíficas e interesantes de la comedia española. Juntos han hecho giras de teatro, películas (la injustamente poco valorada 'El pregón'), televisión y, por supuesto, radio. No hay nadie interesado en el humor ibérico que no conozca 'Nadie sabe nada', y hay un motivo para ello: son los mejores.

Gotas de samanté en tu cara

Después de casi diez años en la radio y subiendo los programas a YouTube, 'Nadie sabe nada' ha tenido el mayor de sus cambios este 2022: el programa se seguiría emitiendo por la Cadena SER en el horario habitual y después se colgaría en Internet, pero el vídeo, pieza fundamental de los podcasts de hoy en día (este es otro melón para otro momento), pasaría a HBO Max. Y con este cambio, llegaron las dudas: ¿Cambiaría la esencia del programa? ¿Tendrían que plegarse ante las peticiones del streaming? ¿Se verían obligados a hacer stunts espectaculares para enganchar a un público más mayoritario?

El primer programa, aunque vino con sketch incorporado al inicio, quiso dejarnos tranquilos: este seguía siendo el 'Nadie' de siempre (con sus peros, como veremos luego). Improvisación alocada, respuestas estúpidas, humor descontrolado, reflexiones repentinas y alguna que otra gamberrada. Para los que escuchan el programa sin verlo, no ha habido tanto cambio, más allá de alguna pequeña explicación que puedan dar en algunos conceptos para los nuevos espectadores. 'Nadie sabe nada' se mantiene absolutamente intacto en el fondo, para alivio de todos. En la forma, no tanto.

Nadie Sabe Nada 3

El paso a HBO Max hace que Andreu y Berto, animales televisivos, se vean mejor que nunca: el equipo del programa ha crecido, las cámaras y la dirección son mucho mejores que las de la SER... 'Nadie sabe nada' ha ganado en dinamismo visual y en calidad de imagen, incluyendo las salidas al exterior, que se ven espectacularmente cuando antes parecían grabadas por un vídeo casero. A priori, la sinergia entre el programa y el servicio de streaming ha sido beneficioso para ambos. ¿O no?

Vamos a... ¡seguir!

No del todo. La esencia del programa sigue siendo exactamente la misma: dos amigos, preguntas, vivécdotas, secciones, personajes e improvisación pura y dura... Pero es, por así decirlo, como si 'La vida moderna' hubiera hecho una temporada en Netflix desde un teatro y con Ignatius sentado en su silla sin hacer cosas raras. A Andreu y Berto se les nota un poco constreñidos: el plató es bonito, las cámaras son perfectas, la música se mete en el momento preciso, tienen una pantalla vertical donde mostrar sus vídeos. Es un programa perfecto. Pero 'Nadie sabe nada' no es perfecto.

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Parece como si, al estar en HBO Max, Andreu y Berto se forzaran a ser graciosos todo el rato, con algunos trozos claramente preparados de antemano (como ambos saliendo a llamar al telefonillo de un portal) y en el que se echan de menos los palés, los micrófonos funcionando mal, la música entrando tarde, sin maquillar, con la ropa que llevarían por la calle y la sensación, a veces, que han ido a pasar la tarde sin deberle nada a nadie. Esa sensación liviana, de programa a medio cocer, se ha perdido en el nuevo formato: con el tiempo puede que funcione bien, pero de entrada es raro de masticar. Sabe a lo mismo, pero está claro que tiene otros ingredientes.

No ayuda un cambio en el apartado sonoro del programa en el que los encargados de sonido, muy rápida y profesionalmente, se encargan de meter  supuestas notas de humor que alejan la atención de lo que se está contando en la mesa: es un formato al que aún se están aclimatando y cuyas novedades, más allá de lo estético, no terminan de convencer. Ahora bien: ¿No convencen porque realmente al 'Nadie' le pega más un formato cutre o no lo hacen porque, en general, los fans somos muy reacios a aceptar los cambios en las cosas que nos gustan?

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Ustedes creen que se puedan peliar

La mayor parte del público no ha comprendido el paso a una plataforma de pago. Sí, repercutirá en una subida salarial para el equipo, es una manera de abrirse a un nuevo tipo de audiencia y, además, no pierde la esencia gratuita en cualquier servicio de podcasts, pero, al mismo tiempo, se pierde autenticidad y muchos se sienten traicionados tras muchos años de fidelidad. Algunos creen que se trata solo de dinero, y otros están más tranquilos creyendo que tras el verano, al comenzar la nueva temporada, todo volverá a la normalidad (aunque puede que eso dependa más de los índices de audiencia en el streaming que de la realidad).

Los programas se han reducido a la mitad en Youtube, y la audiencia se ha ido apeando: los episodios completos rondaban las 250.000 visualizaciones y los nuevos, que tratan de incitar al visionado en HBO Max, se han quedado en apenas 120.000. Es lo mismo que ocurrió en 'La resistencia', salvando las distancias: cuando decidieron que el programa tenía que verse en Movistar Plus+, el fenómeno viral bajó pero, supongo, crecieron los visionados en la plataforma. Es un equilibrio muy difícil de conseguir, el de mantener una base de fans que disfruten del programa gratuito con el de unos fieles que acudan en cada emisión al canal de pago.

Aún es pronto para saber si estos especiales veraniegos en HBO Max se quedarán en eso o habrá algo más a posteriori, pero su base de fans (al menos los que se pueden leer por redes sociales) se ha desmoronado pidiendo el regreso del 'Nadie sabe nada' de siempre. Un programa que ha estado ahí durante la pandemia, casi una década dando humor cada semana. Puede que hayan resbalado un poco, pero se les tiene que dar el beneficio de la duda. Y, si tan fans somos, dejar que intenten evolucionar en lugar de anclarse en lo que quiere su audiencia, que, como siempre, está cerrada a cualquier novedad. De momento, más allá del análisis, sigue siendo un programa dignísimo, un faro de la comedia en España. Y así va a seguir.

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