'Noche de lobos' es una nueva decepción de Netflix: su lograda atmósfera no salva un guion fallido

'Noche de lobos' es una nueva decepción de Netflix: su lograda atmósfera no salva un guion fallido

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'Noche de lobos' es una nueva decepción de Netflix: su lograda atmósfera no salva un guion fallido

Ha llegado un punto en el que uno no puede evitar sentir cierta desconfianza cuando le dicen que una película es de Netflix. Es verdad que tienen títulos que merecen la pena, pero las decepciones se han ido acumulando a lo largo del tiempo, incluyendo algunas cintas que tampoco echaríamos en falta si simplemente no hubiesen existido. La cuestión es que tienen que llegar su catálogo de contenido propio y durante un tiempo han ido a por casi cualquier cosa que se les pusiera a tiro.

Eso ha ido cambiando y poco a poco vamos a ir viendo los resultados con la llegada de obras de directores con prestigio. Una prueba de fuego para que la percepción del cine de Netflix cambie entre el público y uno de los ejemplos más recientes de ello es ‘Noche de lobos’, el nuevo trabajo de Jeremy Saulnier tras las notables ‘Blue Ruin’ y ‘Green Room’. Por desgracia, tenemos que hablar en términos de decepción.

Una atmósfera inquietante sin algo en lo que apoyarse

Escena Noche De Lobos

El cine se había caracterizado hasta ahora por encontrar un giro curioso al thriller, en parte por su capacidad para utilizar la puesta en escena como la base de una efectiva atmósfera que elevaba un material ya de por sí interesante a otro nivel. Sobre el papel, ‘Noche de lobos’ era una ocasión ideal para volver sobre ello, pero el resultado ha de considerarse como fallido en el mejor de los casos.

De entrada, ese talento para crear un clima de malestar sin subrayarlo en exceso sigue ahí y además la muerte de varios niños es el caldo de cultivo ideal para atrapar nuestra atención, pero pronto surge el primer elemento en el que difiere de sus dos anteriores trabajos: estirar la situación de forma innecesaria en lugar de optar por la economía narrativa.

Tanto ‘Blue Ruin’ como ‘Green Room’ no caían en ese error y lo comprimían todo en apenas hora y media, mientras que ‘Noche de lobos’ se va por encima de las dos horas y el principal responsable de esa diferencia es la repetición de ideas que va restando fuerza al relato que propone. Y es una pena porque detrás de una idea que ya hemos visto en demasiadas ocasiones -el hombre es un lobo para el hombre- había ingredientes para una propuesta fascinante.

‘Noche de lobos’ es un paso atrás para su director

Imagen Noche De Lobos

Por desgracia, esas ideas interesantes que surgen alrededor del origen de los crímenes y sus responsables están demasiado dispersas a lo largo del excesivo metraje y en ocasiones da la sensación de que de ese elemento primitivo que hay en las raíces de ‘Noche de lobos’ le interesan más los arrebatos de violencia. No voy a decir que sea gratuita, porque no lo es, pero sí que le falta algo para causar algo más allá del impacto momentáneo.

Todo ello también afecta a unas interpretaciones solventes pero que nunca terminan de dar en la diana con lo que necesitan el personaje y la película de ellos. Están ahí, no hacen nada mal, pero la sensación que le queda al espectador es que el viaje físico y emocional de esos personajes nunca te interesa realmente. Eso es menos obvio al principio, cuando la atmósfera y el elemento más macabro de los hechos lo compensan, pero luego va apareciendo de forma cada vez más marcada.

La gran consecuencia de ello es que la catarsis final resulta un tanto enclenque por mucho que Saulnier siga exhibiendo su talento para la puesta en escena. En este caso creo que es el material de partida obra de Macon Blair, colaborador habitual de Saulnier, donde simplemente nunca se perfila nada lo suficiente. Además, todo resulta más convencional de lo habitual en el cine de Saulnier sin que sepa nunca cómo exprimirlo todo a fondo.

En definitiva, ‘Noche de lobos’ es un pequeño paso atrás para un director tan estimulante como Saulnier, pero también es un nuevo ejemplo de que Netflix sigue sin dar con esa película -o serie de ellas- que obliguen a tomarla en serio. En este caso porque no se exprime a fondo lo que se propone y además los apuntes más interesantes nunca llegan a conseguir una continuidad real. Mala ni mucho menos es, pero sabe a poco.

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