Sitges 2019: '3 from Hell'. Los Renegados del Diablo siguen funcionando como icono del mal en una obra menor de Rob Zombie

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Muchos fans nunca nos recuperamos (y está visto, por la trayectoria posterior de su director, que posiblemente no lleguemos a hacerlo) de 'Lords of Salem', en cierto sentido la cima de la filmografía de Rob Zombie. Desde su potentísimo debut en 'La casa de los 1000 cadáveres' donde rendía cuentas reverenciales con el cine de los setenta que siempre ha estado presente en su filmografia, su cine fue evolucionando con altos discutibles (el reboot de Halloween) pero donde demostraba iniciativa y capacidad de sorpresa.

Todo ello culminó en 2012 con su citada obra maestra, 'Lords of Salem', una de las mejores películas de terror de esta década, que catapultó las expectativas por su trabajo a la estratosfera, a donde sus siguientes películas no han llegado ni remotamente según se iban espaciando más y más en el tiempo sus rodajes. La discutidísima '31' era una divertida verbena de ultraviolencia sin ningún afán de trascender y esta tercera entrega de las peripecias de la familia Firefly es una versión derivativa y sin mucho fuste de 'La casa de los 1000 cadáveres' y 'Los renegados del diablo'.

Pese a todo 'Three from Hell' no arranca nada mal y hace presagiar un regreso en plena forma del Zombie más discursivo y complejo: cuenta cómo la familia Firefly sobrevivió al loco tiroteo en el que eran acribillados al final de 'Los renegados del diablo' sin darle demasiada importancia, como debe ser. Todo el tramo inicial de la película cuenta su estancia en la cárcel y cómo los medios de comunicación trata al trío a la vez como monstruos y como víctimas del sistema, imitando la narrativa fragmentada, frenética y sensacionalista de la prensa.  

Pero de algún modo, ese prometedor inicio se frustra cuando Zombie decide seguir los pasos de la anterior entrega de la saga y embarcar a los renegados en una huída hacia adelante, home invasion claustrofóbica y asedio verbenero incluidos. Estos bloques segundo y tercero están rodados con menos garra y no resultan tan magnéticos como 'Los renegados...', posiblemente también debido a la ausencia de Sid Haig, que solo pudo grabar su memorable intervención inicial.

Su sustitución por el hermanastro Foxy Coltrane es efectiva y Richard Brake entrega a Zombie una interpretación a la altura de sus dos compañeros, pero la sombra del Capitán Spaulding es demasiado enorme para ser eclipsada. La personalidad del aterrador payaso daba un contrapunto a la locura salvaje e irresponsable de los dos miembros más jóvenes de la banda, con esa ira contenida y temible que tan bien encarnaba Haig. Aquí es sustituido por otro salvaje, y el conjunto pierde color y variedad.

'3 from Hell': Conclusión insatisfactoria

Quizás es en el tramo final donde la película resiste menos la comparativa con otras de la saga. Zombie nunca se ha tomado del todo en serio a sus antihéroes, a quienes ha visto desde cierta épica negra (el final de 'Los renegados...', a lo 'Bonnie & Clyde'), pero también desde la perspectiva de los meros productos del cine de género, como cuando entroncaba 'La casa de los 1000 cadáveres' con el brutal cine de terror de Tobe Hooper de los setenta y ochenta, 'La matanza de Texas 2' y 'La casa de los horrores' sobre todo.

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Pero aquí un Zombie que parece haber perdido el toque personal organiza una escabechina que parece propia de un Robert Rodríguez en horas bajas, y no solo por las máscaras de luchador. Se percibe el pulso de antaño en el montaje nervioso, la cámara en mano, el rollo verista setentero, pero el propio Zombie se encarga de dinamitarlo, sin duda por limitaciones presupuestarias, con una tosca sangre digital o con escenas editadas de forma confusa, como alguna pelea cuerpo a cuerpo o la secuencia de Baby en la celda.

La familia Firefly sigue funcionando como icono del mal, pero la ausencia de Sid Haig y el empeño de Rob Zombie de repetir fórmulas da pie a una película divertida (el arranque es muy valioso, aunque quizás más como epílogo de 'Los renegados...'), apta para fans, pero quizás inferior incluso a '31', que al menos tenía el desparpajo del aquí te pillo, aquí te mato. Un producto menor que debería servir de aviso para un Rob Zombie más pendiente de evolucionar que de revisitar viejos hallazgos.

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