'Tusk', WHAT THE FUCK!!!

'Tusk', WHAT THE FUCK!!!
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Creo que Kevin Smith es uno de los directores que más me han desconcertado dentro del interesante grupo que han surgido en los Estados Unidos en los últimos veinte años. No soy un fan irredento y tampoco un detractor de su cine. Lo que está claro, viendo la progresión de su filmografía, es que los tiempos de ‘Clerks’ (id, 1994) quedan como muy lejanos. Fueron los años noventa los de mayor prestigio para Smith, con películas tan divertidas como ‘Persiguiendo a Amy’ (‘Chasing Amy’, 1997), para luego perderse entre fracasos varios.

Con ‘Red State’ (id, 2011), Smith empezó a meterse en otro tipo de guisas, intentando quizá recuperar el favor crítico, e incluso el del público. Hay a partir de ahí, incluyendo por supuesto ‘Tusk’ (id, 2014), cierta rabia en Smith, un querer perturbar, o provocar, al espectador más clásico, y también al que otrora le reía las gracias y ahora pasa de su cine. La loca idea del film que nos ocupa parte de una especie de chiste, o broma, ideado por el propio Smith en un podcast, ejercicio muy extendido en la actualidad.

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‘Tusk’ demuestra hasta dónde es capaz de llegar su director con tal de poner en imágenes una idea de lo más loca. Se dice que es el primer título de una trilogía temática dedicada a Canadá, y que el director continuará, presumiblemente, entre este año, con ‘Yoga Hosers’, y el siguiente con ‘Moose Jaws’. En la presente, Smith parece seguir explorando los caminos abiertos en ‘Red State’, para el que suscribe una de sus mejores películas, el del thriller puro y duro, que le permite además, adentrarse, por así decirlo, en lo más oscuro y terrible del ser humano.

Atreverse a todo, incluso lo malo

Justin Long, en un personaje verdaderamente insoportable es uno de los autores de un exitoso podcast que realiza junto a su amigo Teddy –un Haley Joel Osment desaprovechado y muy alejado del genio interpretativo que mostraba a las órdenes de directores como M. Night Shyamalan o Steven Spielberg−; en un viaje para cumplir un reportaje conocerá a un misterioso hombre que ofrece casa a cambio de historias sorprendentes. Michael Parks proporciona la primera alegría del film. Su oscuro personaje le sirve para una de sus impecables interpretaciones.

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Cuando el extraño personaje al que Parks da vida desvela sus cartas, tanto al personaje de Long como al espectador, el film sobrepasa todos los límites conocidos, mezclando tonos a diestro y siniestro, como si se tratase de un ejercicio de provocación pura y dura, sin importar las consecuencias, lo cual me parece lo más loable de todo. Una vez más Smith se aleja de su universo, con su estilo prácticamente invisible, siendo generosos, y evoca sin ningún tipo de rubor a autores como los Coen, a los que, por si la cosa no está clara, termina citando en boca del detective al que interpreta un desconocido Johnny Depp.

El lucimiento del conocido actor, acostumbrado a ser un camaleón interpretativo desde hace tiempo, no compensa, ni de lejos, la decepción que en general supone ‘Tusk’, en relación sobre todo a su anterior film. Aquí fracasa en todas las posibilidades que proyecta el argumento, ya de por sí bastante loco. Sordidez, supervivencia, locura, el lado animal del ser humano, el amor y sus derivados, la piedad, todos esos “temas” se pierden en ‘Tusk’, donde parece más importante destacar por lo casi insólito de la propuesta y su excesiva seriedad en determinados puntos.

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