'Eat That Question: Frank Zappa en sus propias palabras': imprescindible, insuficiente

'Eat That Question: Frank Zappa en sus propias palabras': imprescindible, insuficiente
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Afrontar la biografía de Frank Zappa en forma de documental se antoja una tarea titánica e inabarcable. En su discografía hay 33 álbums de estudio y más de 80 referencias si contamos trabajos en directo, que eran, tan importantes o más que algunos de sus grabaciones. Si contar sus campañas, performances, videoclips, colaboraciones con otros artistas y trabajos como compositor para otros músicos.

Huelga decir que este documental sobre su vida y pensamiento tiene un gran problema de base para todos lo interesados en el excéntrico genio y es que, por impedimento casi físico, no hay tiempo para analizar su obra, la naturaleza de su música, más allá de lo circunstancial, recogido en bloques o eras importantes de su carrera. Se necesitaría un bloque de documentales y probablemente media vida de algún director para conseguir un estudio fidedigno y justo al colosal cuerpo de trabajo del americano.

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Montaje coherente

No obstante, no sería justo despachar este trabajo como un mal documental. Nada más lejos, ya que, si bien se hace corto y deja con ganas de mucho más, resulta inédito en la exposición de un personaje tan inclasificable como Zappa, levanta el manto de su imagen de extraña estrella del rock, para dejarle expresar su forma de ver la vida y su trabajo, anexando trozos de entrevistas y apariciones públicas del músico en forma de collage minimalista, sin añadidos de voz en off, créditos, fechas o información adicional.

Un Zappa puro, pues, que hipnotiza en su lucidez en las repuestas y la franqueza con la que le habla a los periodistas. Su capacidad para fijar su mirada en su interlocutor habla mucho de su honestidad y de su facilidad para afrontar todo tipo de preguntas incómodas. La mayoría del metraje se compone de estas entrevistas, que permiten catar todo el ingenio que usaba a menudo para escupir sin reparos sobre todos aquellos que el consideraba gente falsa o idiota.

Uno de las paradojas del documental es la selección de las actuaciones. Si bien aparece su mítica actuación en el show de Steve Allen, tocando percusiones con un par de bicicletas, Thorsten Schütte decide no incluir la mayoría de sus canciones más populares en el material en vivo, quizá para bien, ya que en aquellos quizá no se apreciaba del todo el tono circense de su directo, por lo que la selección es coherente con el objetivo de experimentar el entorno casi absurdo de una actuación típica de Zappa.

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'Eat That Question: Frank Zappa en sus propias palabras': dentro del "show man"

Más interesante, incluso, es ver la cara b detrás de cámaras de todo el proceso creativo del compositor. Gracias a la mirada periférica de su vida se aprecia con más claridad que el personaje afrontaba todos los ámbitos de su vida de la misma manera. No importaba si era el lado musical, su pensamiento político o social, su propósito era hacer las cosas de forma correcta y honesta. Sus debates con adversarios y políticos se mostraba calmado incluso cuando le tratan de ridiculizar, le bastaba una sonrisa condescendiente para demostrar que llevaba la razón.

El humor negro de sus textos, a menudo con palabrotas y referencias sexuales, condiciona la penúltima parte del documental, que trata los problemas que tuvo con la censura y la polémica ley de Tipper Gore en los 90. En este sentido, el filme toma un color definitivamente más relacionado con la persona que con su trabajo, y recuerda mucho al retrato del comediante Bill Hicks, ‘American: The Bill Hicks Story’ (2009) por su representación de un hombre cristalino al transmitir todo lo que pensaba sin importarle las consecuencias.

No puedes culpar al director del documental de que uno se quede con ganas de saber más sobre el personaje y su música; incluso alguien completamente profano a su mundo encontrará un punto de partida para explorarlo, pero al mismo tiempo, parece que hay que venir con la lección aprendida de casa para sacar todo el jugo de la propuesta. Un oxímoron complejo pero inevitable, cuando se trata de analizar una figura con tantos arcos, un genio de seriedad impenetrable, capaz de transformarse en un dadaísta hilarante.

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