'Feliz día de tu muerte': la cara más amable y descafeinada del terror made in Blumhouse

'Feliz día de tu muerte': la cara más amable y descafeinada del terror made in Blumhouse

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'Feliz día de tu muerte': la cara más amable y descafeinada del terror made in Blumhouse

Desde que arrancase su periplo en 2009 con la primera entrega de la franquicia 'Paranormal Activity', Blumhouse Productions se ha mostrado infalible, triunfando en taquilla y cautivando con su imperio del terror cinematográfico al público neófito y al experimentado por igual. Sus últimos estrenos, 'Múltiple' —'Split'— y 'Déjame salir' —'Get Out'— hablan por sí solos, habiendo recaudado 278 y 253 millones de dólares cada una tras unas inversiones de nueve millones y cuatro y medio respectivamente.

'Feliz día de tu muerte' —'Happy Death Day'— está en proceso de repetir hazaña tras haber arrasado el box office en su debut estadounidense. No obstante, a pesar de su incontestable capacidad de atraer al público a las salas con su propuesta desenfadada y excesivamente blanca, esta nueva producción del incombustible Jason Blum no consigue alcanzar el nivel de calidad y genio creativo de los anteriores trabajos de la multimillonaria compañía.

La base sobre la que el realizador Christopher Landon'Paranormal Activity: Los señalados'— ha construido su 'Feliz día de tu muerte' está fundamentada sobre una de esas hibridaciones que tan bien suelen sentar a un género tan manido como es el terror. En este caso, se ha tomado un referente icónico de la comedia como 'Atrapado en el tiempo' —'Groundhog Day'— y el ánima del slasher prototípico de los noventa para sintetizar una propuesta de lo más refrescante que recupera la esencia del cine de psicópatas enmascarados de hace un par de décadas; desplegando un simpático arsenal de actores treintañeros interpretando a universitarios, fraternidades, fiestas, armas blancas y scream queens de manual.

Por desgracia, tan sólo uno de los dos ingredientes del cóctel funciona como es debido, y ese es su componente de terror. La aportación que llega por parte de la comedia protagonizada por Bill Murray se limita a dar una premisa distintiva a 'Feliz día de tu muerte', trasladando su esquema de repetición de un modo poco acertado. De este modo, la mecánica de ensayo y error que emplea su protagonista para lograr romper el bucle temporal en el que se ve inmersa se desinfla progresivamente a causa de la rutina, llegando a resultar soporífera en ciertos tramos del segundo acto.

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Gran parte de la culpa de estas bajadas de interés e intensidad la tiene la gestión de un libreto que desarrolla la intriga de forma algo torpe y tramposa, jugando al despiste y abriendo progresivamente un abanico de posibilidades de forma mecánica sobre quién es el asesino que acecha a la malograda protagonista. Finalmente, y después de quemar los cartuchos obvios a golpe de cliché, el filme llega a una resolución previsible y decepcionante propiciada por un tratamiento poco inspirado de sus personajes, cuyas motivaciones y arcos no terminan de cuajar.

Pese a todas las fallas que pueda presentar, la experiencia de entregarse a los vacuos e imperfectos placeres de 'Feliz día de tu muerte' dista mucho de ser insatisfactoria. Salvo los mencionados lastres en lo que respecta a su ritmo y su reiteración narrativa, la inmensa mayoría del metraje posee un envidiable sentido del divertimento que invita a convertir el patio de butacas en una auténtica fiesta cada vez que Jessica Rothe —actriz principal, musa y verdadera alma de la cinta— despierta una vez más entre gritos tras ser brutalmente asesinada.

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De no haberse estrenado bajo el sello Blumhouse, es más que probable que hubiese recibido con mayor entusiasmo la estimable e inocua propuesta de 'Feliz día de tu muerte': un nuevo intento para revitalizar el subgénero que no trasciende más allá de ser una nueva comedia de terror del montón destinada a abarrotar cines con su inocente y fácilmente digerible propuesta cuya mayor virtud y, a su vez, mayor defecto, radica en su naturaleza para todos los públicos.

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