'El silencio de los corderos': Jodie Foster y Anthony Hopkins brillan en la gran obra maestra del cine de terror de los 90

'El silencio de los corderos': Jodie Foster y Anthony Hopkins brillan en la gran obra maestra del cine de terror de los 90

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Silencio Corderos

Se abusa tanto del concepto obra maestra que empieza a estar vacío de significado. Por mi parte, lo tengo reservado para apenas un puñado de títulos y 'El silencio de los corderos' es uno de ellos. Y es que no hay nada que no esté a un altísimo nivel en esta extraordinaria película que Jonathan Demme realizó a partir de una novela de Thomas Harris.

Sobre el papel, 'El silencio de los corderos' era una película destinada a pasar desapercibida, pues el personaje de Hannibal Lecter ya había sido utilizado por Michael Mann en 'Hunter', un fracaso comercial que llevó al productor Dino De Laurentiis a desentenderse de la película. Un fallo imperdonable, ya que la película arrasó y esta noche tenéis la oportunidad de recuperarla en La 1 a partir de las 23:20.

Incontestable

Hay demasiadas cosas que celebrar en 'El silencio de los corderos', pero la más llamativa es la interpretación de Anthony Hopkins como Hannibal Lecter. Apenas son necesarios unos minutos en pantalla para que nos seduzca con su retorcida personalidad e incluso para que nos ponga de su lado pese a lo censurables que son realmente sus actos. Por no hablar de sus inolvidables quid pro quos con el personaje interpretado por Jodie Foster.

Solamente con él, que con razón está considerado uno de los mejores villanos de la historia del cine, 'El silencio de los corderos' ya sería mejor que muchísimas películas, pero es que Hannibal Lecter es la guinda del pastel en lugar de ser lo único que le da sabor. De hecho, mucho antes ya nos había conquistado Jodie Foster como Clarice Starling.

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La película arranca de forma modélica presentándonos a Clarice en un mundo dominado por los hombres, incidiéndose con precisión pero sutileza por parte de Demme en lo incómodo que puede llegar a resultar ser una mujer en ese escenario. A eso añadimos el genial trabajo de Foster para equilibrar la inocencia asociada a la falta de experiencia de su personaje con la determinación y capacidad para realizar su trabajo.

Foster se mueve a menudo en un alambre del que otras actrices se hubiesen caído con rapidez, sobre todo cuando llegan las escenas que comparte con Hopkins. Todo ello da pie a una investigación controlada con maestría por Demme, quien sabe aprovechar las bondades del guion de hierro firmado por Ted Tally, en el cual se trazan de maravilla todos los personajes con algo de peso en la trama, incluyendo aquellos con una presencia (muy) menos en el relato.

Además, la película sabe moverse muy bien dentro del thriller pero sin dejar nunca de lado el terror, género que gana presencia cuando aparece el verdadero villano de la función. Es verdad que su entidad no es equiparable a la de Lecter, pero es que Buffalo Bill es también un personaje con muchísima fuerza, la cual explota en ese vibrante desenlace.

Tampoco me quiero olvidar de la acertada decisión de Demme de potenciar las interpretaciones a través de los encuadres elegidos en multitud de escenas, pero sin que eso suponga en ningún momento rendir la narrativa a su lucimiento personal. Todo está medido, tanto que su impecable trabajo de puesta en escena puede pasar desapercibido para algunos espectadores. Al menos de forma general, porque sí que hay alguna secuencia en la que luce más sus habilidades, pero sin subrayados innecesarios.

Sobra decir también que 'El silencio de los corderos' tuvo una influencia brutal a todos los niveles en el cine de género durante la primera mitad de los 90, pero hubo que esperar hasta el estreno de 'Seven' para encontrar una variación realmente brillante de lo que se nos propone aquí.

Hannibal Lecter

'El silencio de los corderos' fue una de las películas más taquilleras de 1991, pues su recaudación mundial se disparó hasta los 272 millones de dólares. Un triunfo absoluto, pues su presupuesto había sido de apenas 19 millones. Además, hizo historia en los Óscar al convertirse en la tercera cinta que se llevaba para casa los premios de mejor película, dirección, actor, actriz y guion.

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