A lo largo de estos 120 años de historia cinematográfica, no han sido pocas las cintas que nos han hecho retorcernos de rabia en el asiento, ante la injusticia o la omisión consciente. A la cabeza nos viene Funny Games, Dogville y tantas otras. Pero muchas de esas tramas se podrían haber resuelto de otra manera —quizá menos interesante— poniendo un smartphone en la mano del o la protagonista.
El maravilloso género de la reconstrucción ficcional, la ucronía, siempre acaba recluido en «el Imperio Romano nunca ha caído» y «los nazis ganan la II Guerra Mundial». Ya que has llegado hasta aquí te proponemos el juego de reimaginar momentos clásicos del cine bajo la tecnificada —y tecnificadora— perspectiva de un smartphone FullVision como el LG V30 en mitad de la escena.
La magia del (des)amor
Una de las principales poleas que mueven el amor (y el desamor) es la incertidumbre. Ir desmadejando esa duda, esa curiosidad alimentada por preguntas cómplices. Si nos fijamos en el género romántico, ahí tenemos la trilogía de “Antes de” (Richard Linklater) o el clásico Cuando Harry encontró a Sally (1989) recordándonos esa máxima: el amor como resultado de un montón de pequeñas casualidades y anécdotas compartidas.
Pero, ¿y si esos recuerdos estuviesen sobre el tapete digital? Pensemos en la joven Céline (Julie Delpy) contestando con monosílabos a un listillo Jesse (Ethan Hawke) porque se ha pasado la tarde anterior revisando su perfil de Facebook:
—Recuerdo cuando mi ex se vino a España.
—No, si ya.
—En realidad creo que me echa de menos.
—Ajá.
La magia desaparecería, desde luego. Aunque, bien pensado, podría ser el antídoto perfecto para evitar más de una desgracia y una infidelidad. ¿Alguien recuerda a esa pareja imposible entre Anna Kalman (Ingrid Bergman) y Philip Adams (Cary Grant) en Indiscreta (1958)?
Uno va de estrella herida y ella es una actriz de éxito que ha caído en las redes sentimentales del primero. No desvelaremos el final de campanillas pero si todas sus mentiras y medias verdades quedasen registradas entre fotos de Instagram y perfiles de actividad os garantizamos un final distinto. Nos imaginamos un incómodo «sí, lo vi en tu perfil. Una cosa, ¿y por qué has cambiado tu estado por “en una relación”?».
Derribando sectas
Supón que acabas de recibir una carta con las coordenadas de un lugar inhóspito y una desaparición que, por rango y responsabilidad, es tu trabajo desvelar. Algo así le pasó a Howie, el sargento de Scotland Yard. En Summerisle, una de las islas de la costa de Reino Unido, se ha producido un crimen por resolver que resulta en una psicótica y enfermiza encerrona, donde no hay brújulas morales, sólo un Lord, un líder religioso forrado que no piensa dejarle salir.
Exacto, cinéfilo devoto, estamos resumiendo el guión de The Wicker Man (1973), el peliculón de culto rodado por Robin Hardy. Ahora pongamos en las manos del policía un smartphone como el LG V30, capaz de grabar vídeo a una resolución máxima 4K (3840x2160p). Pongamos en su ahogada culpabilidad un sistema con geolocalización, capaz de cargarse a distancia y resistente al agua.
Además, gracias a la función Point Zoom —algo propio de las cámaras DSLR—, la cual permite realizar zoom en cualquier parte de la imagen, no se escaparía detalle. El policía Neil Howie no tendría que andar con zarandajas sobre su fustigado cristianismo, sino pedir refuerzos y desmantelar el caso. Las únicas llamas que verían sus ojos serían a través de un helicóptero.
Una bruja en HD
Por cierto, hablando de geoposicionamiento: ¿alguien recuerda El proyecto de la Bruja de Blair? Sí, aquel grupo de estudiantes que acaba perdido, desorientado, deshidratado y completamente esquizoide por los bosques de Maryland. Un drama que se hubiese resuelto a las mil maravillas con un smartphone y una batería de carga solar.
La mejor parte, no obstante, habría recaído sobre la calidad de la filmación.
Mientras en la cinta la actriz Heather Donahue insiste en grabar a la máxima calidad posible, a 16mm, cuando en realidad apenas obtiene 10 minutos de metraje interesante —que no esté granulado, desestabilizado, en riguroso blanco y negro—, con el V30 de LG podría haber llevado un paso adelante sus visiones fílmicas, pudiendo grabar con un gadget inteligente de apenas 158 gramos.
Y empujar así esa enfermiza necesidad tan suya de documentarlo todo hasta el paroxismo. ¿Metraje encontrado? Sí, pero de calidad.
Un extraterrestre viral
Un icono generacional: ¿en qué se hubiese convertido E.T. El Extraterrestre (1982) de contar con smartphones en su ficción? ¿ET grabado en vídeo y transformado en viral? Los usuarios se amontonarían en Twitter comentando «eso es fake». Otros gritarían a los cuatro vientos que, por fin, la verdad ha sido desvelada. Coleccionistas magufos recortando la silueta del pequeño arrugado.
Porque no cabe duda de que surcaría por igual la ola de las fake news. Todo el mundo haría montajes. ¡Sería el nuevo alien bailongo! El escenario más triste recaería sobre el pobre Henry Thomas, que interpreta al joven Elliot: ¿cómo sobrellevaría que su mágico amigo copase las redes, que sus propios colegas posasen con ET frente al espejo del baño?
Las mentiras tienen las redes muy cortas
Bailar en la oscuridad (2000) se transformó en un clásico automático gracias a la virtuosa y comprometida actuación de Björk. Este musical rompió más corazones de los necesarios: la propia relación de la cantante con el séptimo arte fue tan íntima que nunca más quiso volver a intentarlo.
Selma, madre coraje de un niño que se está quedando ciego —igual que ella—, trabaja sin parar para acumular la suma necesaria para la operación. Lo que no sabe es que alguien está a punto de traicionarla. Este alguien es un monstruo que le roba el dinero y acaba condicionándola para que ella dispare y lo mate. Algo que, bueno, sólo sucede a medias pero que a ella la condenan a la horca por asesina (y comunista) sin ser culpable.
En cualquier caso, la ucronía se presenta en forma de justicia divina: de poder haber grabado la conversación y la escena, de poder registrar todo lo sucedido, el final sería muy diferente. Selma podría haber pagado el tratamiento de su hijo y ser declarada inocente ante un tribunal más apocado. Y nos habrían ahorrado la tremenda llorera que sufrimos quienes vimos la película original.
Pero muy buena memoria
Pero si lo que buscamos es esclarecer la mentira, por omisión o accidentalidad, bien podemos fijarnos en Memento, la cinta de Christopher Nolan estrenada en el año 2000 coescrita junto a su hermano. La trama nos dice que un tal Leonard, investigador de una agencia de seguros, tiene una memoria terrible y nunca recuerda lo sucedido apenas un día antes.
¿Y cómo lo solventa? Tatuándose por el cuerpo una serie de datos para intentar vengar la muerte de su esposa. Aunque su situación tiene más de ira vengativa que de verdadera vocación justiciera, un smartphone como el V30 de LG podría haber resuelto el entuerto sin problemas. O, cuanto menos, con mayor coherencia que esas fotos ajadas de Polaroid garabateadas por detrás.
Y si Leonard quería montarse una película en su cabeza, bien podría haberlo hecho a través del Cine Effect del V30, que propone 15 efectos característicos del cine, imitando los distintos géneros y reproduciendo el tono, color y estética de las mismas. Cada uno de los efectos ha sido diseñado en colaboración con expertos de la industria cinematográfica.
El Modo Cine es un primer paso para que los creativos transformen el smartphone en el equipamiento de rodaje
Lo del Modo Cine del V30 es, sin ambages, un primer paso para que los creativos transformen el smartphone en el equipamiento de rodaje. Con un doble sensor recogiendo un 25% más de luminosidad que muchas cámaras rivales y una lente principal de 16MP y gran angular de 120 grados, el resto depende de la destreza cinemática del autor.
Una de sus características más interesantes radica en su lente externa de cristal en vez de plástico. El V30 es el único smartphone con lente de cristal F1.6 Crystal Clear, minimizando la pérdida de detalles absorbidos por el sensor. Gracias a ello permite capturar más luz y con un ángulo mayor, lo que elimina esas tradicionales esquinas granuladas u oscurecidas de los típicos vídeos digitales. El equilibrio de las tomas se lo concede el segundo sensor f/1.9 con 13 megapíxeles de resolución.
Ahora el director somos nosotros
Y si no te atreves con algo tan salvaje como reformular cintas clásicas bajo tu perspectiva, siempre puedes disfrutar de Netflix en su pantalla OLED FullVision de seis pulgadas.
¿Por qué? Es sencillo. Ver los distintos contenidos de Netflix en esta pantalla con tecnología OLED convierten cualquier experiencia en algo mucho más inmersivo. Además, al no contar con marcos —la pantalla se extiende de borde a borde, en un ratio de pantalla 18:9 y un nivel de pantalla respecto al cuerpo del 81,2%— la sensación de profundidad es mucho más lograda.
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