Sheela de 'Wild Wild Country' no es una estrella pop: todo lo que el documental de Netflix no cuenta sobre este oscuro personaje

Sheela de 'Wild Wild Country' no es una estrella pop: todo lo que el documental de Netflix no cuenta sobre este oscuro personaje

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Sheela de 'Wild Wild Country' no es una estrella pop: todo lo que el documental de Netflix no cuenta sobre este oscuro personaje

Después de 360 impactantes y magnéticos minutos, al fin he terminado de ver 'Wild Wild Country'. Y lo he hecho con una sensación de desasosiego y frustración que no esperaba en absoluto tras la toma de contacto con esta serie documental producida por los hermanos Duplass para Netflix en la que se narran, de forma particularmente superficial, los hechos relacionados con la secta de Bhagwan Shree Rajneesh durante la convulsa estancia de la misma en el pueblo de Antelope, Oregón.

Más que un estudio sobre el culto, sus claroscuros y las severas irregularidades —e ilegalidades— cometidas en el rancho conocido como Rajneeshpuram, la producción podría catalogarse como una suerte de romantización del mismo; transformando controversia y megalomanía en fantasía e idealismo, y presentando a sus protagonistas como si de estrellas pop se tratasen, casi victimizándolas tras su enfrentamiento con una Norteamérica retratada de forma velada como un estado fascistoide, añejo y xenófobo.

Hasta el ecuador de 'Wild Wild Country', todo lo que sentí fue fascinación por Bhagwan, sus sanyassin —así se conocía a sus seguidores— y por cómo un grupo de occidentales desencantados con la vida parecían haber encontrado la felicidad levantando una pequeña ciudad con sus propias manos. No obstante, una vez superado este punto, mi ceño comenzó a fruncirse progresivamente hasta culminar en un último episodio que me invitó a pensar en la obra dirigida por los hermanos Way como un lavado de cara en toda regla.

Esta percepción me condujo a pensar en las obvias lagunas que inundaban un relato dominado por la claridad en detrimento de unos pasajes oscuros que parecen omitidos voluntariamente —puede que Netflix se haya topado con severos impedimentos legales para hacer honor a la verdad— y me ha hecho indagar en la figura de la que parece la gran artífice del "proyecto" de Bhagwan, Ma Anand Sheela: la secretaria personal del líder también conocido como "Osho".

La cara de Ma Anand Sheela que no muestra 'Wild Wild Country'

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El intenso viaje que ofrece 'Wild Wild Country' durante sus primeras cinco horas de metraje desemboca en un último capítulo en el que los hermanos Way pasan de puntillas por el duro proceso judicial en el que se vieron envueltos tanto Bhagwan como Sheela, quien terminó condenada a 24 años de cárcel por delitos como intento de asesinato, asalto a funcionarios públicos, fraude de inmigración, escuchas telefónicas o incendio provocado.

Finalmente, de los 288 meses que debía permanecer en prisión, la lideresa de los sanyassin vio su condena reducida hasta los 29 meses por buena conducta; pero de todos los crímenes que se la inculparon, tanto el documental como la justicia estadounidense dejaron en el tintero un buen puñado de sorprendentes hechos y diferentes detalles que comentaremos a continuación y que ensombrecen aún más si cabe la leyenda de Ma Anand Sheela.

Veneno y enfermedad

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En varios momentos de 'Wild Wild Country' se sugiere que Sheela y la cúpula de la secta perpetraron varios envenenamientos masivos a la población de Antelope y alrededores, provocando un brote de salmonelosis infectando los alimentos de varios establecimientos, enviaron una partida de bombones claramente manipulados a varias personas e incluso se especula con que intentaron contaminar el suministro de agua de la localidad vertiendo castores licuados en el mismo.

Pero por donde la serie pasa especialmente de puntillas es por los casos de intoxicación inducida que se dieron dentro de la comuna de Rajneeshpuram —y en su delegación en India—, orquestados por Puja: la sanyassin de las altas esferas conocida como la Dr. Mengele del culto en referencia al infame doctor Nazi que realizó atroces experimentos en el campo de concentración de Auschwitz durante la Segunda Guerra Mundial.

Según relata en un artículo Satya Franklin, antigua perteneciente a la secta, esta fascinación de Puja por el veneno —que más tarde se extendería a Sheela, a quien define como una persona "con la mala costumbre de envenenar a la gente"podría haber sido la causante de la muerte de Chinmaya: el primer marido de la secretaria de Osho. Este hecho, lejos de la arbitrariedad que se da a entender en 'Wild Wild Country', presuntamente obedece a un asesinato ejecutado por Puja que ella misma habría confesado según el testimonio vertido por uno de los conspiradores sanyassin al FBI.

El peligro de la descendencia

Franklin también describe la particular animadversión de Ma Anand Sheela hacia los niños y su inflexible postura como detractora de la procreación, justificando ambos comportamientos escudándose en la creencia de que tener descendencia era uno de los principales obstáculos a la hora de buscar un óptimo desarrollo espiritual y alcanzar la iluminación.

Esto casa a la perfección con las acusaciones de maltrato y abuso infantil que circularon sobre Sheela y su entorno, cuyas ideas al respecto y su influencia sobre los fieles al culto privaron a los menores del Rajneeshpuram de un desarrollo emocional y afectivo óptimo, provocando la desestructuración de algunas familias incluso una vez estas abandonaron el entorno de la comuna.

Para más inri, Sheela, quien se esterilizó para poder tener libertad absoluta para "hacer la obra de Bhagwan", aprovechó su poder y autoridad moral y religiosa sobre la comunidad para que buena parte de sus miembros se sometiesen a intervenciones de ligaduras de trompas y vasectomías; decisiones que, años más tarde y una vez conscientes de la manipulación a la que habían sido sometidos, muchos terminaron lamentando profundamente.

Capitalismo y espionaje en el Rajneeshpuram

Bhagwan

Otro de los temas que espinan particularmente de 'Wild Wild Country' es lo anecdótico de la investigación sobre la gestión económica del Rajneeshpuram, que contaba, entre otras cosas, con su propio aeropuerto —y una pequeña flota a su servicio—, un sistema bancario autosuficiente y una estructura comercial perfectamente sostenible. Elementos ensombrecidos por los lujos que rodeaban a Osho, coleccionista de Rolls Royce y relojes de alta gama y con una fortuna amasada de más de 50 millones de dólares. Pero, ¿de dónde salen todo este dinero y bienes materiales?

El documental no menciona en ningún momento que los miembros del culto Rajneesh debían pagar una suma de dinero para pertenecer al mismo, ni que sus jornadas de trabajo —en ocasiones hasta de 16 horas— no eran remuneradas de ningún modo. Pero, más allá de esto, las 10.000 cintas de audio que aparecen en la serie, correspondientes a grabaciones ilegales de los miembros de la comuna —no sólo de los altos cargos—, contenían revelaciones inesperadas relacionadas con el funcionamiento interno del Rajneeshpuram.

Además de hacer mención a incidentes relacionados con violaciones y agresiones sexuales, dichas grabaciones desvelan que el tráfico de drogas y la prostitución eran prácticas habituales mediante las que la secta "cobraba" a los sanyassins que no podían costearse la pertenencia al Rajneesh y con las que estos fieles pagaban el acceso a las diferentes comunas repartidas a lo largo y ancho del globo.

Sheela: Ansia de poder y redención

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El personaje de Sheela está definido por su ansia de poder. Una obsesión por ser la persona más próxima a Bhagwan dentro de su círculo de confianza que derivó en un comportamiento casi dictatorial que se fue incrementando progresivamente durante su escalada de poder en la que destronó a varias secretarias personales del gurú y en la que confeccionó una "lista negra" repleta de objetivos a los que espiar, humillar, extorsionar e, incluso, barajar su asesinato.

Una personalidad muy distinta a la versión suavizada que presenta de la misma 'Wild Wild Country', que clausura su turbio relato mostrando la realidad actual de Ma Anand Sheela; una mujer de 68 años residente en Suiza donde dirige varias residencias dedicadas a cuidar de ancianos y personas con diferentes discapacidades. Hecho que se trata como una suerte de redención personal y espiritual que eleva a la mente tras uno de los sucesos más sobrecogedores de la Norteamérica reciente al estatus de modelo de conducta e icono pop para millennials new age.

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