Cuesta dejar de mirar una vez dentro
Cuando escuché hablar por primera vez de 'La casa de los gemelos 2' supe que tenía que situarlo en el radar, aunque no tuviera muy claro por qué. Una amiga me habló del programa casi como quien recomienda algo que sabe que es un disparate, pero al que resulta imposible no asomarse. Y la curiosidad hizo el resto. Al final, lo que me encontré no fue tanto un formato nuevo como una versión desatada de algo que ya conocemos bien: gente encerrada, conviviendo, discutiendo y empujando el conflicto hasta donde dé de sí.
Es como 'Gran Hermano', pero pasado por el filtro de internet, sin límites -aparentemente-, sin pudor y con una voluntad clara de provocar. Un contenedor de lo peor de internet donde hay exceso, ruido, violencia y exhibicionismo, y que, aun así, resulta fascinante. Podría describirse como un cuadro que está viendo muchísima gente y que también obliga a hacerse una pregunta incómoda: ¿cuál es el secreto? ¿Qué han descubierto en 'La casa de los gemelos 2' que la ha llevado a competir con la televisión tradicional?
No inventa nada, pero lo desata todo
'La casa de los gemelos 2' no oculta su inspiración. Es un reality de convivencia al estilo 'Gran Hermano', con personas mayoritariamente conocidas por su polémica en redes sociales. La única diferencia es que aquí casi no hay filtros y eso da pie a que la convivencia se convierta en una sucesión de discusiones, gritos, insultos y momentos incómodos que parecen diseñados para circular en redes sociales. No hay una narrativa cuidada ni grandes pruebas que estructuren el día a día, porque la clave es dejar que ocurra cualquier cosa.
La mayor parte del tiempo lo que vemos en pantalla es a varias personas sentadas en un salón, sin rumbo, hablando, provocándose o simplemente esperando a que algo estalle. No hay misterio ni sofisticación: el espectáculo es la inacción, la tensión acumulada y la certeza de que en cualquier momento alguien puede cruzar una línea. A veces se insultan. A veces llegan a las manos. Y todo sucede ante miles de espectadores que están conectados en directo y que comentan lo que ocurre en tiempo real.
El programa ha traspasado en más de una ocasión lo que incluso sus propios creadores consideran aceptable. Agresiones físicas, comentarios racistas, homófobos, tránsfobos y machistas, y situaciones tan extremas que obligaron incluso a intervenir a la organización. Por ejemplo, el caso de la agresión a Cherylin marcó un punto de inflexión, con una expulsión disciplinaria y un discurso claro por parte de los responsables del formato: una cosa es el espectáculo y otra el servir de escaparate para los discursos de odio. Aun así, el hecho de que estos momentos existan y se viralicen dice mucho del terreno en el que se mueve el programa.
Lo que más me ha llamado la atención y lo que me parece más increíble de 'La casa de los gemelos 2' no es lo que pasa dentro, sino cuánta gente lo está viendo. Picos de cientos de miles de espectadores en directo, clips con millones de reproducciones y una conversación constante en redes sociales. Y todo ello en un contexto televisivo en el que vemos a un acorazado que parecía imbatible como Telecinco que poco a poco se hunde con formatos como 'Gran Hermano'. En su lugar, la gente elige este reality digital, que arrasa sin necesidad de decorados lujosos o presentadores clásicos
Quizá el éxito esté en la crudeza, en la sensación de que todo puede pasar y en una retransmisión continua que no edulcora el conflicto. Donde la televisión tradicional parece haberse domesticado, el streaming se permite incomodar y encuentra su sitio. 'La casa de los gemelos 2' es excesiva, problemática y muchas veces desagradable, pero también es un síntoma claro de hacia dónde mira el público. Y eso, le guste o no a la televisión más clásica, ahora mismo el streaming sabe cómo captar la atención de la audiencia. Se puede ver en YouTube.
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