'A diente de perro': la producción apadrinada por Rodrigo Sorogoyen quiere ser un thriller low cost a la española con el espíritu de un corto universitario

En Estados Unidos tendrán gángsters y tiroteos, pero aquí tenemos tunantes y palizas. Quizá por eso los thrillers españoles tienen siempre un toque más callejero y con menos pretensiones, algo que a veces sorprende por su frescura pero que otras, tristemente, juega en su contra. En 'A diente de perro' se notan las buenas intenciones pero, Sorogoyen o no Sorogoyen, compite contra algo difícil de subsanar: un presupuesto ínfimo.

Entre el thriller y el dramón

'A diente de perro' es un sándwich (o más bien, un bocata): la primera y última secuencias son pura acción y tensión donde la cámara al hombro ayuda a dar credibilidad y la textura naturalista da un toque de sordidez... Pero el grueso de la película transcurre en una casa donde vemos la recuperación de Manzano tras un ictus. Hay dos películas aquí y no están todo lo bien conectadas que querrían estarlo.

Cuando la cinta se aleja de la acción y de los bajos fondos no termina de dar en el clavo. Se nota que es un peaje por el que debe pasar para contar la historia que realmente le interesa pero no puede por falta de presupuesto. De esta manera, asistimos entre el bostezo y la estupefacción a un desglose de la vida privada del protagonista que nos corta las partes más importantes para poder seguir la historia sin irnos enterando por otras conversaciones.

Y es que, dentro de su parsimonia, 'A diente de perro' transcurre totalmente atropellada. Las semanas se suceden y los personajes se agolpan sin control hasta llegar a un final que deja la historia a medias y se siente poco satisfactorio. Es una pena porque, efectivamente, José Luis Estañ tiene buenas ideas, pero no tiene la maña para llevarlas a buen puerto.

No habrá paz para el low cost

Siempre hay algo refrescante en los cortos universitarios: imperfectos, con un timing totalmente errado, sin presupuesto, pero con unas ganas locas de todo el equipo por llevar el proyecto a cabo. 'A diente de perro' quiere ser un thriller español y competir en la misma liga que 'La isla mínima' o 'No habrá paz para los malvados', pero lo hace en la de los cortometrajes de final de carrera.

Esto no es un varapalo, sino un elogio: ante la variedad de películas clónicas que llegan a nuestras carteleras en la que su producción es un trámite, se agradece ver una cinta profundamente imperfecta pero en la que todos los implicados se han esforzado por intentar conseguir el mejor resultado posible. El resultado es más una prueba que una película hecha y derecha, a la que le sobran escenas y le falta background para que no sea tan simple, pero tiene algunos pequeños hallazgos.

El mayor de ellos es el arranque. Low cost, sí, pero muy potente: la búsqueda a lo largo y ancho de un pueblo que culmina en una persecución mientras la vida privada de Manzano llama a la puerta constantemente. En muy pocos minutos consigue crear una tensión tanto estructural como emocional que luego pincha de forma inmediata, pero que muestra lo que se podría haber conseguido con una mayor inversión. Ojalá la película se hubiera planteado como esta huida continua, que es mucho más interesante a todos los niveles que el resto del metraje.

Sin estrellas en el firmamento

'A diente de perro' no cuenta con un gran director ni enormes estrellas (más allá del apadrinamiento de Rodrigo Sorogoyen), y eso ayuda a la verosimilitud de una historia que vive en los márgenes de lo que la película cuenta. Quizá demasiado: los personajes vienen y van, y sus sentimientos viven más en las miradas y los abrazos que en el texto en sí, una buena idea sobre el papel pero que unos actores más experimentados podrían haber llevado mejor a cabo.

No quiero llamar a equivocación. Esta no es una mala película, pero sí una oportunidad fallida, una demostración de que hay que saber explorar sentimentalmente a un personaje antes de decidir hacerlo en una película, y que no vale con dos escenas de acción envolviendo el resto de la trama para considerarlo thriller.

'A diente de perro' es mejor cuanto más baja al barro, pero en lugar de hacer un buen cortometraje decide centrarse en la vida familiar y amorosa del protagonista, un añadido que no hace bien a la cinta, pone en pausa la tensión y muestra lo endeble de su propuesta, que nace desde el amor y la ilusión por hacer una película, pero que está destinada a navegar en el mar del low cost menos imaginativo. Oportunidad perdida.

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