'Batman Begins', génesis y renovación

Hace tres años nadie daba un céntimo por la resurrección cinematográfica de Batman. Después de que Joel Schumacher nos hiciese odiar prácticamente al personaje, la noticia de que la Warner quería empezar de nuevo otra franquicia, sonaba a suicidio anunciado, sobre todo después de que la penosa 'Batman & Robin' se quedase muy lejos de las cifras deseadas por la productora. Que las riendas del evento se las diesen a alguien como Christopher Nolan, que tenía tres interesantes títulos en su haber pero ninguno apasionante, sonó como algo raro. Sólo su espectacular reparto nos dejó a priori con la boca abierta.

Pero Nolan demostró mucha más inteligencia de la que parecía tener, al coger un personaje más que sobado y maltratado, darle un lavado de cara completo, rodearse de gente experta en cómics (él no lo era), y apartarse del tono fantástico-hortera-chillón-mariposón que tuvo en las últimas entregas, rodeándole de un nuevo y fascinante universo.

'Batman Begins' narra cómo el millonario Bruce Wayne, atormentado por el asesinato de sus padres cuando era pequeño, desaparece de Gotham City, viajando en secreto por el mundo entero, buscando respuestas que tal vez no encuentre nunca. En su largo periplo termina totalmente renovado como persona, y vuelve a su ciudad dispuesto a luchar contra el crimen reinante en ella. Pero Wayne será simplemente una figura pública en la que esconderse, un joven millonario despreocupado, mujeriego y poco responsable servirá como máscara a un justiciero de nombre Batman.

Christopher Nolan se juntó con David S. Goyer para realizar un guión casi perfecto, en el que se ahonda en los orígenes del hombre murciélago, algo que no se vio en los films anteriores y que los cómics solo han tratado por encima. Una génesis en toda regla que pone al descubierto las excelencias de Nolan como director y le dan la oportunidad de renovarse como cineasta, creando algo más que una película. Porque 'Batman Begins', además de un excelente film sobre superhéroes (hay que subrayar el hecho de que Wayne/Batman no tiene ningún superpoder, así que llamarlo así puede considerarse incluso un error), es toda una declaración de principios por parte de su director, dejando claro de lo que puede ser capaz. Su primera parte rehuye la narración convencional, y a base de saltos en el tiempo, y con un montaje más elaborado que en 'Following', y con menos artificio que en 'Memento', Nolan nos mete de lleno en el drama personal de Bruce Wayne. Sentimos, gracias a su desesperado viaje, su dolor, sus dudas, su tormento. Cuando el personaje parece haberse encontrado, por así decirlo, la narración pasa a ser lineal, y la emoción se apodera de la pantalla. Wayne da paso a Batman, que más que un superhéroe parece el miedo personificado. Y es que este Batman impone con su presencia, sirviéndose de su principal temor como arma. Un temor que es transmitido no sólo a los delincuentes de Gotham, sino al espectador. Cada aparición de Batman conlleva una precedente tensión, muy bien calculada por su director, que provoca una ansiedad sólo calmada por la aparición del hombre murciélago.

Nolan demuestra conocer el cine, y sobre todo aquellas fórmulas que con anterioridad han dado sus buenos resultados dentro de las adaptaciones de cómic. Una de ellas fue utilizar un espectacular reparto, algo así como el famoso 'Superman' de Donner. Y nada de llenar la pantalla con caras conocidas metidas en papeles poco trabajados. Todos y cada uno de ellos (salvo una clamorosa excepción) están en estado de gracia, dando vida a personajes con un papel muy determinado e importante en la historia. Christian Bale es sin duda el mejor Batman/Wayne que ha parido el Cine. No sólo da el tipo para las escenas de acción, sino que es capaz de profundizar en su rol más allá del guión escrito por Nolan y Goyer. Pero Bale es sólo la punta del iceberg. Liam Neeson luce toda su elegancia en un personaje con sorpresas argumentales. Morgan Freeman despliega todo su carisma como aquel que ayudará tecnológicamente a Wayne. Michael Caine es la voz de la sensatez. Gary Oldman nunca tuvo un papel tan honrado. Ken Watanabe pone la ya obligada nota oriental. Tom Wilkinson es un mezquino gangster. Cillian Murphy es capaz de drogar con su sola presencia. Rutger Hauer se ha encargado todos estos años de mantener a flote la empresa Wayne. Y Katie Holmes es un pegote de mil narices. No sólo su personaje es el más débil de todos, sino que la actriz no pone absolutamente nada de su parte para intentar enmendar el error. Curiosamente, se le utiliza para cometer otro, a mi juicio, error imperdonable en el film: la salida del relato del personaje de el espantapájaros (se podía pensar que su participación en una secuela era posible, algo que ahora ya sabemos, pero eso no quita lo precipitado y casi vulgar de su desaparición).

En posteriores visionados, he podido apreciar mejor las tan criticadas en su momento, escenas de acción, y más concretamente las peleas. Nolan tal vez abuse un poco de demasiados planos que dan la sensación de confusión, pero su intención es otra: Batman es un personaje temido, sus apariciones son casi fantasmales, y Nolan transmite esa confusión que provocan las apariciones de su criatura al espectador. El resto de escenas, además de espectaculares, contienen algo que rara vez se ve hoy día en este tipo de cine: emoción. La primera y terrorífica aparición de Batman, o cuando más adelante éste pide "refuerzos" son buena muestra de ello.

'Batman Begins' es una magnífica película, una explosión emotiva de acción y búsqueda de identidad. Vestida de forma impecable por la reunión de dos genios musicales: Hans Zimmer y James Newton Howard, un matrimonio a priori improbable, pero de resultados inesperados, Nolan escarba en nuestras emociones con un personaje sobre el que parecía todo dicho. Nolan se redescubre como cineasta y nos redescubre a Batman, prácticamente lo reinventa.

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