‘Colombiana’, superheroína sin poderes

Ya había hablado de Olivier Megaton para constatar que este señor sabe lo que se hace cuando se trata de cine de acción, sin mayores pretensiones que las de entretener, que tampoco es que sean fáciles de cumplir. El director vuelve a trabajar para Luc Besson quien, en su faceta de productor, ya sabemos que es mucho más partidario de la mera diversión que en las películas propias.

Zoë Saldana, Amandla Stenberg, Cliff Curtis, Michael Vartan y Jordi Mollà protagonizan ‘Colombiana’, que e estrenó anteayer en cines para hablarnos de una niña que crece entre las mafias de droga de Bogotá. Su padre, que no ha sabido elegir bien a los socios en sus negocios, es víctima de un ajuste de cuentas en el que también muere la madre. En el corazón de la pequeña solo quedan ansias de venganza y, con ese espíritu, se traslada a Chicago, donde le pide a un tío suyo que le enseñe a matar. Cuando se hace mayor, Cataleya, que lleva el nombre de una orquídea salvaje, será más peligrosa que un huracán.

En efecto, como estaréis pensando, tras leer la sinopsis, no se ha buscado para trasladar estas escenas movidas una excusa que pudiese resultar refrescante a los espectadores. En su defecto, los guionistas Luc Besson y Robert Mark Kamen se han contentado con echar mano de la razón más antigua y manida: la venganza por la muerte de familiares. O, si no, que se lo digan a Charles Bronson y a tantos otros.

Existen cintas de acción que tratan de mantener un cierto grado de verosimilitud o de respetar, mal que bien, las leyes de la física. Pero también hay otra vertiente que decide deliberadamente alejarse por completo de cualquier exigencia de apariencia de la realidad. No es que exageren lo que sus personajes son capaces de hacer, es que se sobrepasa una línea y se cae de lleno en el desdén absoluto por el realismo. Así, nos encontramos con movimientos y estratagemas que deberían requerir poderes de superhéroe para ser ejecutados, atribuidos a una simple chiquilla. Desde pequeñita, aún con el uniforme escolar, Cataleya sabe escapar por la ventana como una yamakasi o, mejor dicho por tratarse de una producción francesa, como una acróbata del parkour. No es difícil imaginar de lo que será capaz tras haber entrenado durante años. Con movimientos que no tienen nada que envidiar a los de Catwoman –véase, si no, la fotografía anterior–, Cata lo puede de todo. Una vez dado ese salto y olvidada la búsqueda de la credibilidad por parte del espectador, se puede disfrutar de la película, pero no si se quiere encontrar algo verosímil.

Afortunadamente, la acción no solo son golpes, tiros, persecuciones y peleas sin más, sino que se combina con algo que disfruto bastante como espectadora: los elaborados y descabellados planes que permiten a esta mujer entrar y salir sin que nadie sepa que ha estado en la escena del crimen. La verosimilitud se desdeña incluso para esto pues, si nos paramos a pensar la información interna que habría requerido para planificarlo todo o el grado de dependencia de los detalles que tiene, caeríamos en que todo lo que hace es imposible. Pero ahí está la clave: mientras se ve ‘Colombiana’ es mejor no pararse a pensar.

Megaton elige los tonos ocres para una fotografía llamativa y contrastada, quizá heredera del Tony Scott más subido, con la que consigue interesantes instantáneas de los paisajes urbanos de una pretendida Bogotá en los que la naturaleza salvaje aporta una belleza a lo que la mano del hombre ha creado sin el más mínimo mimo. En EE. UU. las imágenes cobran un aire menos irreal, pero el director no abandona nunca la realización con garra.

Saldana cumple en un personaje que le exige más en cuanto al físico que al estudio psicológico y no me refiero a estar buena, que también –muchos saldrán cantando “me gustas colombiana, me gustas tú“–, sino a la forma física que requieren casi todas sus escenas. Aunque no llegue a las cotas de ‘Dos policías rebeldes II’, Jordi Mollà de nuevo está perfecto como malo desquiciado. El guapo Vartan apenas tiene personaje, por desgracia, y su intervención es más desafortunada que positiva. Para variar, está bien que sea el hombre quien pone en apuros a la mujer, pero digo para variar y por una vez, pues este tipo de estropicios no me gusta verlos ni colocados en unos ni en otros. Si tenía que ocurrir lo que él provoca, mejor habría sido suscitarlo desde la propia trama de acción en sí. Los diálogos, a diferencia de ‘Transporter 3’, que critiqué principalmente por eso, no tratan de demostrar un ingenio ausente y se limitan a comunicar lo necesario.

Como siempre que hablo de este género de películas, mi conclusión es que no es ella la equivocada, sino quienes acudan al cine esperándose otro tipo de film. Y no porque cualquier propuesta de acción se válida, pues las hay que no cumplen siquiera con las expectativas que se pueden albergar ante ellas y aburren o dan la risa. Aquí sí es cierto que existen un par de momentos risibles por la exageración de las consecuciones que tienen los actos de Catleya. Pero, dejando esos dos instantes aparte, ‘Colombiana’ es un producto cumplidor y satisfactorio en su registro. Me pregunto si la idea es convertir al personaje en protagonista de una franquicia. No estaría mal. Ya que con las superheroínas con poderes se ha fallado, quizá las mujeres de acción corran mejor suerte.

Mi puntuación:

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