'Como en casa en ningún sitio', humor en la pesadilla

Seth Gordon dirige a Reese Witherspoon, Vince Vaughn , Robert Duvall, Sissy Spacek, Jon Voight, Jon Favreau y Kristin Chenoweth (‘Criando malvas’) en ‘Como en casa en ningún sitio’ (‘Four Christmases’), una película que cuenta la historia de cómo una pareja que quiere pasar las Navidades en una paradisíaca isla tiene que acabar repartiendo las horas de un día entre sus cuatro familias para sufrir en cada una de las casas más que en la anterior.

No se puede negar a ‘Como en casa en ningún sitio’ que tiene humor. Algunos de los golpes que se consiguen son verdaderamente graciosos. Por lo tanto, a quien busque únicamente pasar un rato divertido sin plantearse nada más, el film le puede resultar válido.


Para llegar a esos instantes de carcajadas, existen muchas situaciones y tipos humanos muy exagerados, por ejemplo, los hermanos de Brad y sus peleas, y, de entre todos estos intentos de hacer reír con este tratamiento grotesco, sólo en ocasiones se alcanza la hilaridad. En muchos otros momentos, la única sensación que puede tener el espectador es la de sufrir tanto como lo hacen los protagonistas y anticipar demasiado vívidamente lo que nos va a tocar pasar dentro de menos de una semana. También el humor de patochada (aquel que nos recuerda, por ejemplo, a Steve Urkel) está utilizado. Es decir, el tipo de humor fácil al que se recurre cuando no se saben hacer otras cosas.

Además de las opciones de pasar un buen rato, lo que puede atraer de este film son los actores. Dentro de la falta de realidad a la que se llega por ese pintoresquismo excesivo, los protagonistas hacen bien sus papeles y aportan algo de carisma y humor. Quizá lo único poco creíble son ellos dos como pareja, pues, debido a sus diferencias de tamaño, parece que perteneciesen a especies distintas. Cuando Vaughn se ríe de que ella hubiese sido gordita de pequeña sus frases te hacen pensar que el guión estuviese escrito para otro actor o para un Vince Vaughn de hace varios años, pues en su jersey cabrían tres Witherspoon gorditas.

‘Como en casa en ningún sitio’ es una película en la que los secundarios son muy importantes, ya que ellos son los que crean la posible pesadilla. Es fácil detectar en el retrato de padres, suegros y amantes de éstos un intento de acercamiento a los personajes de ‘Los padres de él’ y ‘Los padres de ella’. No es la primera vez que se ha tratado de imitar a estos films. Incluso sin que se pueda decir que las comedias de Jay Roach fuesen perfectas, ‘Four Christmases’ no consigue acercarse a ellas ni por asomo, se queda a varias millas de carreteras interestatales nevadas.

No quiere decir que no haya nivel en los actores que interpretan a las familias políticas, es muy probable que el hecho de no estar a la altura sea más bien un problema de guión. Sissy Spacek, como madre de Brad, provoca indirectamente los momentos más divertidos de toda la película y tiene el personaje que probablemente está más logrado. Kristin Chenoweth, como hermana de Kate, también es graciosa. Jon Voight y Jon Favreau forman parte de la familia que más incomodidad me produce y, sin que tengan los intérpretes la culpa, son los que quedan menos convincentes debido a sus personajes.

El estilo de gran parte del humor de ‘Como en casa en ningún sitio’ es muy gamberro y, sin embargo, el final tiene un mensaje moralista y una intención aleccionadora . Al igual que le ocurre a algunos capítulos de ‘Cómo conocí a vuestra madre’, para hacer reír, recurren a determinados comportamientos y, de repente, le dan la vuelta a la trama y el final se convierte en lo opuesto de lo que se estaba diciendolo y de lo que pensaban todos los personajes. Que una pareja que estaba tan convencida de no querer hijos como Kate y Brad decida tener descendencia precisamente viendo el infierno en el que viven sus parientes con niños es algo totalmente forzado. En lugar de una evolución del personaje lo que encontramos es un cambio que no se justifica. Ya que menciono series, la que de verdad sí consigue dar la imagen opuesta es la que comienza con unos personajes que han decidido casarse: ‘Worst Week’, eso sí que es humor destructivo sobre las familias.

Aparte de que la leccioncita molesta, es muy previsible: desde uno de los primeros minutos es facilísimo adivinar en qué va a acabar el film y qué tipo de aprendizaje va a significar para los posibles espectadores de edades similares a las de los protagonistas. En una de las primeras escenas, Brad y Kate acuden a unas clases de baile. Allí, sus compañeros, les preguntan cuál es la fecha de su boda y ellos sorprenden a los demás al declarar que no se van a casar y que acuden a clases de baile sólo porque les apetece. Esas declaraciones tan inteligentes y maravillosas dichas al inicio de un film sabes ya de antemano que están ahí para que se les dé la vuelta y al final se “aprenda” que casarse es lo que hay que hacer. Lo mismo ocurre cuando, en una escena de poco después, confiesan cómo mienten a sus familias para no acudir a ninguna celebración y, en su lugar, pasar unos días en la playa.

Entre las cosas exageradas de la película encontramos ese retrato que se ha hecho ya mucho en películas y en series por el que las personas que no tienen ni quieren tener hijos no distinguen cuál es la cabeza y cuál es el trasero de un bebé y que, por supuesto, no se quieren acercar ni a dos metros de ellos. Ver esto tantas veces resulta muy agotador y, por lo tanto, no hace gracia.

Por lo tanto, ‘Como en casa en ningún sitio’ es un film que tiene algunos puntos graciosos y que se deja ver. No es especialmente buena, pero fílmicamente no tiene tampoco tantos defectos como los tiene en su contenido. Esas ganas de servir de aprendizaje para la maduración proliferan tanto en tantas películas y series que ya cansan.

Mi puntuación:

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