'Halloween III. El Día de la Bruja', echando de menos a Michael Myers

El final de Michael Myers estaba bien claro en la correcta 'Halloween II', en la que no cabía la más mínima duda de su desenlace (por supuesto, el cine de terror juega con muchas ventajas sobre el espectador, y una es que argumentalmente nadie está muerto hasta que la taquilla lo decide y se puede resucitar a cualquiera). Al año siguiente de la realización de aquélla, se siguió explotando la gallina de los huevos de oro, pero sólo jugando con el título de Halloween. Por razones evidentes, era demasiado pronto que Myers saliera a la luz, y se intentó explotar la saga desde otra perspectiva. El resultado: un fracaso económico grande, que muy poca gente aceptó, lo que hizo que en futuras entregas se rescatase al muy inquietante Myers.

En esta tercera entrega tenemos como protagonista a un doctor, bebedor y mujeriego, que investiga junto con una atractiva joven, la muerte del padre de ésta, ocurrida en muy extrañas circunstancias, y tras el cual se esconde un siniestro plan para acabar con la vida de millones de seres humanos justo en la noche de Halloween. Un punto de partida interesante, sobre todo cuando descubrimos, ya avanzada la trama, los planes del malvado de turno.

La película fue escrita y dirigida por Tommy Lee Wallace, amiguete íntimo de John Carpenter, pero con mucho menos talento que éste. Lo cierto es que la idea no está nada mal, pero se queda en la superficie, no habiendo apenas tiempo para desarrollarla debido a su precipitado final. Por otro lado, los personajes centrales no tienen carisma alguno, como sí ocurría en las dos entregas anteriores. Tom Atkins, que trabajó con Carpenter en un par de ocasiones, da vida al doctor que descubre todo el pastel, pero nunca terminamos de conectar con él. Como tampoco inquietan demasiado, los automatizados esbirros del malvado de la función, logrando únicamente que echemos de menos la perturbadora presencia de Michael Myers, sin duda la gran estrella de esta saga. Los productores aprenderían la lección, y a partir del cuarto título tendríamos Myers hasta en la sopa.

Carpenter ejerce labores de productor (a su amigue Wallace no podía dejarle solo) y también compuso la banda sonora junto con Alan Howarth, logrando uno de sus típicos scores casi minimalistas. Atención al uso de la música en los títulos de crédito iniciales, realmente originales, o en la primera secuencia del film, cuyos compases recuerdan sobradamente al tema central de las dos anteriores entregas. Se podría decir que la música es de lo mejor de esta nueva entrega, logrando lo que Wallace sólo logra en determinados instantes, inquietar. Y es que la primera mitad del film no es del todo desdeñable, a pesar de lo esquemático y simplón de sus personajes. El proceso de investigación, en la mejor tradición del género de detectives, logra llamar nuestra atención, hasta que todo estalla y se convierte en un cúmulo de despropósitos apresurados y sin sentido, en los que el terror da paso a la sci-fi y temas sobrenaturales, pero muy mal expuestos y resueltos, por mucho que su final sea poco convencional.

En cuanto a los actores la verdad es que no hay mucho donde rascar. Tom Atkins y Stacey Nelkin dan vida a la pareja que destapará toda la conspiración, aunque entre ellos no exista ni la más mínima química, y su relación amorosa sea de lo más forzado que se haya visto en una película (eran tiempos en los que en una película un hombre y una mujer tenían que liarse por narices), y aunque Atkins cumple más o menos con su rol, el trabajo de Nelkin es realmente penoso. Les acompaña, enfrentándose a ellos, Dan O'Herlihy, veterano actor secundario, especializado sobre todo en series de televisión, y cuyo personaje en la película parece un poco incompleto al faltarnos bastante información sobre el mismo después de que nos revele un montón de cosas, las cuales pueden provocar hasta risa. Respecto a los actores que dan vida a sus esbirros, nada que objetar, pues logran mantenerse fríos e impasibles pero no resultan amenazadores.

Una floja película a pesar de lo interesante de su propuesta, y que de haber tenido un mejor tratamiento, hubiera sido un muy interesante aporte a una saga que tuvo que recurrir a lo ya conocido en entregas posteriores, alguna de las cuales hubiera sido mejor que no las hubieran realizado.

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