'La Sirena del Mississippi', Truffaut y el amor

Hablar de François Truffaut es hablar del amor. Pocos directores como él supieron hablar tan certeramente sobre ese sentimiento tan maravillosamante complicado, además de realizar a lo largo de su obra un exhaustivo estudio sobre el universo de la mujer, algo que siempre marcó la tormentosa vida personal del director (quizá por eso era tan "sabio" en estos temas).

Películas como 'Los Cuatrocientos Golpes' (que representó equivocadamente a ese movimiento de culturetas llamada la Nouvelle Vague, del que afortunadamente Truffaut se desenmarcó enseguida, provocando el enfado de su amigo por aquel entonces, el soporífero Godard), sus secuelas, 'Fahrenheit 451', 'Jules y Jim' o 'Las Dos Inglesas y el Amor' (a la que Scorsese rindió un sentido homenaje en su impresionante 'La Edad de la Inocencia'), por poner unos pocos ejemplos, forman parte de una filmografía excelente. Es un pena que un cáncer cerebral se lo llevase con tan sólo 52 años de edad a principios de los 80, porque de no ser así, hubiéramos tenido Truffaut para rato.

'La Sirena del Mississippi' ('Le Sirène du Mississipi', 1969) es, para un servidor, una de sus mejores obras. Un canto sin concesiones al amor, como pocas veces ha habido. Una película que dedicó a su tan admirado Jean Renoir.

SPOILERS

La historia nos narra una historia de amor entre un hombre (un rico cultivador de tabaco) y una mujer a la que conoce sólo por carta. Sin embargo, con quien llega a casarse es con una impostora que termina huyendo con la mayor parte de su fortuna. Dispuesto a vengarse, el hombre la persigue con la intención de matarla, pero cuando la encuentra se da cuenta de que la ama perdidamente. Por otro lado, ella demostrará no tener el más mínimo escrúpulo.

Una vez más en el cine de Truffaut, la mujer es un ser capaz de la abominación más grande cuando descubre que tiene a un hombre a sus pies. Esta constante en su cine alcanza su máxima expresión en otra cinta titulada 'Una Chica tan Decente como Yo' (película no recomendada a misóginos incurables). En 'La Sirena del Mississippi' se cristalizan todas las inquietudes con las que el director francés ha jugado a lo largo de su carrera, y que posteriormente seguiría desarrollando, pero fue quizá en esta película donde quedaron plasmadas con más perfección y autenticidad. Por un lado, tenemos la figura de un hombre que aún teniéndolo todo en su vida, tiene que recurrir a relaciones epistolares para conseguir casarse, y a la hora de amar es un auténtico pardillo. Sin embargo, cuando llega el momento de la verdad, no le importa ni lo más mínimo ser envenenado paulatinamente por la mujer de la que está enamorado.

Dicho personaje está interpretado por un muy ajustado Jean-Paul Belmondo, por aquel entonces toda una estrella en el cine francés. Parece casi una broma del director el haberlo emparejado con la bellísima Catherine Deneuve, que por aquel entonces estaba en la cúspide de su belleza, y también de su frialdad. Truffaut consigue lo increíble: hacer creíble a esta pareja totalmente imposible. A pesar de la corrección de sus interpretaciones, quizá el único punto flojo de la película, sobre todo en el caso de Belmondo, la historia es tan fascinante y está tan llena de matices, a la par que bien rodada, que uno no puede hacer otra cosa que rendirse ante la que es, sin duda, una de las películas más dolorosamente románticas que se hayan realizado jamás.

Y cuando hablo de romanticismo, no me refiero a las ñoñadas que no han querido vender como grandes historia de amor, haciendo únicamente que suban nuestros niveles de azúcar. Aquí no hay nada de eso. Tenemos a unos personajes solos frentes a una serie de circunstancias y el mundo que les rodea, el cual no parece comprender su relación. Una serie de infortunios que deberán vencer para conseguir lo que quizá todos perseguimos en esta vida. Y para Truffaut está muy claro: no hay amor sin dolor. Un dolor penetrante que consume por dentro, con la única esperanza de que afuera sólo quedará el amor, más que suficiente para sobrevivir a cualquier tipo de penuria. Así lo resaltan sus finales y maravillosa escenas. Después de haber asistido a la presentación de los personajes, todo va cuesta abajo, un descenso hacia el mismísimo infierno a cambio del único y verdadero amor. Al final, solos, sin nada como posesión, sólo ellos mismos, caminan bajo la nieve hacia un futuro incierto, que paradójicamente está representado con el color blanco, el de la pureza. Atrás quedan las riquezas, un asesinato, y demás desgracias. Casi podríamos decir que es una historia de amor al revés.

'La Sirena del Mississippi' es una película magistral, una rareza si se quiere ver así, con el sello característico de su autor. Hace años, uno de los críticos más famosos de este país dijo que era una de las pocas películas que demostraban que el amor existía. También puede verse de esa forma. La película está editada en dvd en nuestro país desde hace relativamente poco, pero he de advertiros que la copia es penosa, sobre todo la imagen. Una pena de edición para un film imprescindible.

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