'La venganza de Jane', Natalie Portman cogió su fusil... y no quedaban balas

Sacar adelante una película es mucho más complicado de lo que jamás podamos llegar a saber cualquiera que no trabaje de forma activa en la industria cinematográfica. Hay un montón de cosas que pueden salir mal y matar un proyecto, pero casi nunca llegan a resultar tan públicos como muchos de los problemas por los que pasó ‘La venganza de Jane’ (‘Jane Got a Gun’) antes de que se pusieran manos a la obra a mediados de 2013.

Fue en mayo de 2012 cuando arrancó la película con Natalie Portman al frente del reparto y Lynne Ramsay en la dirección. La segunda acabó abandonándolo y siendo sustituida por Gavin O’Connor, hubo además multitud de entradas y salidas de actores antes de que las cámaras empezasen a grabar, cambiándose también de director de fotografía e introduciendo varios cambios en el guion. Todo eso queda claro en una cinta que pudo darnos mucho, pero ha acabado siendo muy muy poco.

Lo que pudo ser y no fue

En su momento fue una locura todo lo que rodeó la preproducción de la película, pues Michael Fassbender, Jude Law y Bradley Cooper llegaron a estar fichados para aparecer en ‘La venganza de Jane’, por no mencionar que Joel Edgerton fue inicialmente fichado para un papel diferente al que finalmente ha interpretado. Todo ese caos no tendría que haber afectado en demasía al resultado final, pero da la sensación de que es una de las raíces de sus numerosos males.

Por un lado, el guion original de Brian Duffield sufrió ciertas alteraciones, primero para acercarlo a las inquietudes de Ramsay y luego para hacer lo mismo con la llegada de O’Connor, por lo que se fichó a Anthony Tambakis, que ya había colaborado con él en la estupenda ‘Warror’, y a Edgerton, quien poco después debutaría como director con la estimable ‘El regalo’ (‘The Gift’). Casi podríamos decir que todas las balas se gastaron antes de empezar a rodar y luego pasó lo que pasó.

Esa sucesión de parches ha ido desequilibrando ‘La venganza de Jane’ tanto en su conjunto, donde nunca llegan a cuajar todos los ingredientes utilizados -y además hay algunos introducidos de forma bastante lamentable-, como en cada una de sus partes, ya que parece haber una falta de ambición para ir más allá en cualquiera de ellas -pasarse también puede ser problemático, como hemos visto en otras ocasiones, pero es, sin duda, preferible-, quedándose todo a medio cocinar, insípido.

Llama poderosamente la atención que ése sea el resultado de hacer tantos retoques, algunos seguramente pensados para un mayor lucimiento de sus estrellas -las que aparecen y las que se quedaron por el camino- y otros intentando sin fortuna buscar cómo unirlo todo de forma satisfactoria, ya que en lugar de acabar saturando, todo sabe a poca cosa, apenas dejando entrever todas las posibilidades de una historia que podría y debería haber dado mucho más de sí.

Los escasos alicientes de ‘La venganza de Jane’

No obstante, sería injusto poner todo al mismo nivel dentro de la tibieza dominante -lo más cerca que está de salirse de ello es con su reivindicación de la mujer en el western, pero hace aguas de forma notable ahí-, esa que aniquila por completo algún momento con mucha fuerza sobre el papel -pienso sobre todo en cierta revelación para la protagonista-, ya que al menos O’Connor sabe cómo una curiosa intimidad entre los tres personajes principales que evita el descalabro total, aunque luego ninguna de las actuaciones sea especialmente memorable.

Es verdad que, al igual que en el resto de la función, la narrativa resulta algo torpe -tanto flashback para darnos tan poco-, pero ahí al menos permite respirar algo a Portman, Edgerton y, en menor medida, Noah Emmerich para así lograr gracias a sus actuaciones cierta implicación emocional del espectador. Además, la película aprovecha bien la belleza de los escenarios naturales donde se rodó cuando abandonan la casa, dando además una atmósfera ligeramente decadente que le viene bien.

Por desgracia, ‘La venganza de Jane’ no llega nunca a dar una verdadera profundidad a sus personajes -en algunos casos ni lo intenta y en otros verdadero desarrollo más allá de lo superficial y que, en su mayor parte, ya podíamos dar por sentado- y esa tibieza que mencionaba más atrás deriva en una narrativa a la deriva con una alarmante carencia de garra. Las cosas pasan y ya está, sin que tan siquiera se aproveche esa atmósfera para buscar un aire de fatalidad -aunque sí hay cierta tendencia a la oscuridad- que diese entidad al conjunto.

Para el recuerdo queda algún momento con fuerza, aunque más por el qué sucede que por el cómo aparece reflejado en imágenes, y pequeños detalles que nos permiten soñar con la película que pudo ser. Otro cantar es lo que ha acabado siendo, una especie de retales perfilados de forma bastante discreta y unidos deficientemente. Los actores algo hacen por elevar el resultado -me hubiera gustado saber más del de Ewan McGregor-, pero no es, de ni de lejos, suficiente.

En definitiva, ‘La venganza de Jane’ es una película condenada al fracaso, algo que en parte se debe a todos los problemas por los que pasó antes de empezar a rodarse, pero es que hace aguas por casi todas partes, aunque sin llegar a ser un desastre total. Eso sí, ojalá al menos entretuviese tanto como otras para compensar todas sus lagunas, pero es que tampoco se queda lejos de aburrir. Para olvidar.

Otra crítica en Blogdecine: 'La venganza de Jane', ¿quién dijo que el western estaba muerto?

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