'María (y los demás)', necesitamos más antiheroínas

Hace ya varios meses que se estrenaba en cines 'María (y los demás)', en medio del aluvión de estrenos made in Spain, que arrasarían, semanas después en los Premios Goya. Por eso mismo, entre tanto thriller y comedia televisiva, la ópera prima de Nely Reguera -más que recomendable es su corto 'Pablo'- resultó ser toda una satisfactoria y refrescante sorpresa.

La cinta de Reguera, consiguió un par de nominaciones a los Goya -a mí parecer no suficientes-, que reconocían el excelente trabajo de Bárbara Lennie como protagonista y el de Reguera como directora novel. Obviamente, no ganó ninguno de los dos -aunque Lennie sí ganó el Feroz en la misma categoría-.

Aprovechando que en las últimas semanas se ha alzado con el Mestre Mateo a la Mejor Película -el galardón de la Academia Gallega- y el de Mejor Película Iberoamericana del Miami Film Festival, recuperamos una de las cintas españolas más interesantes de la temporada pasada.

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Entre paréntesis

María es una treintañera que, desde que murió su madre, ha cuidado de su padre y de sus hermanos. Es responsable y controladora y siempre ha sido el pilar de la familia, algo de lo que se siente muy orgullosa. Por eso, cuando su padre anuncia que se va a casar con Cachita, la enfermera que le cuidó cuando estaba enfermo, María sentirá que su mundo se desmorona y que debe comenzar a vivir su propia vida.

Pero, ¿cómo? Cuando María se da cuenta de que su familia ya no la necesita como ella piensa, se da cuenta de que su vida no está tan controlada como ella creía: es una escritora frustrada que ve como jóvenes talentos publican libros para su editorial por delante de ella, el que ella pensaba que era casi su novio, no lo es tanto, y sus amigos están empezando a formar familia.

Y es que María parece vivir en otro universo. María vive fuera de los paréntesis -el título lo dice todo- que enmarcan lo que es normal, lo que deberías ser y tener al cumplir los treinta y tantos. María piensa que la respuesta está en los demás cuando, en realidad, está en ella misma: debe aprender a complacerse, a ser valiente y a aceptar que sólo ella es capaz de hacerse feliz.

Con 'María (y los demás)', Nely Reguera consigue un equilibrio perfecto. Su narrativa es sencilla, lineal y pausada, dejando caer todo el peso de la trama en un único personaje, el de María. Una antiheroína que se pasea por los espacios de manera insegura, a zancadas. Sentimos su falta de confianza, su forma de moverse como pez fuera del agua. Una 'Frances Ha' (Noah Baumbach,2012) a la española, y es que al igual que Frances, María está tratando de entenderse y entender el mundo que la rodea.

Y aunque lo pueda parecer, la ópera prima de Reguera no es un drama, pero tampoco es una comedia al uso. Ya que no busca la carcajada, sino la empatía con María en sus torpes intentos de ser normal. Así, consigue crear situaciones ciertamente cómicas a través de la incomodidad de los actos de María, a veces rídiculos, otros correctos, otros exagerados.

El desencanto en los ojos de Lennie

María pertenece a esa generación del desencanto. Esa que se ha dado cuenta de que la vida no es como uno planeaba y de que hay que luchar más de lo que pensábamos para llegar a ser lo que queremos ser. Un viaje interior complejo que sólo podría llenar de tanta verdad, fuerza y pureza una actriz tan bruta como Bárbara Lennie. Y digo bruta porque la actriz parece cambiarse, literalmente, de piel con todo el personaje que interpreta. Se abre en canal.

Y en la cinta de Reguera llega un momento en el que Lennie consigue transmitir tanto el desencanto y la rabia de sentirse desubicado que casi, nosotros mismos terminamos convirtiéndonos en María y su incapacidad de aceptar que "lo normal" no existe. Y junto a ello, un grupo de actores a la altura que forman su familia, desde el bonachón José Ángel Egido, pasando por el más inocente de sus hermanos, Vito Sanz, o el más ambicioso, Pablo Derqui.

Hay películas que no necesitan -y menos mal- tramas complicadísimas, con enrevesados planes para llegar a los puntos de giro. A veces, basta con un pequeño click, mirar alrededor, formar parte de una generación que parece que lo tiene todo pero no, y jugar con material de primera mano, y esto es lo que hace Nely Reguera con 'María (y los demás)'.

Consigue casi un retrato generacional en la piel de un único personaje que está muy, muy lejos de ser perfecto. Una antiheroína. Una mujer que tiene que lidiar con los convencionalismos -tener trabajo estable, pareja, hijos-, a los que ella no pertenece en absoluto aunque sueñe con querer pertenecer.

'María (y los demás)', además de regalarnos de nuevo a una soberbia Bárbara Lennie, nos regala un personaje complejo en una historia sencilla, a través de una narración sin artificios y con un humor muy refrescante. María es como yo, como tú, como todos los demás, sólo que a ella no se le da nada bien disimular que no sabe lo que hace y de que trata de improvisar sobre la vida como puede.

  • Otra crítica en Blog de Cine:

'María (y los demás'), Bárbara Lennie y nada más, por Alberto Abuín

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