'Shame', sexo liberador

El sexo es uno de los motores de la industria cinematográfica, no ya sólo por los, nunca mejor dicho, obscenos beneficios del porno, sino porque los desnudos de una estrella más o menos importante en Hollywood siempre causa un gran revuelo. Algo habitual suele ver que, en un momento u otro de su carrera, la gran mayoría de actrices acaba mostrando sus pechos. Puede ser que realmente obedezca a necesidades dramáticas del guión (la excusa que muchas utilizan para justificar su primer desnudo), a que la actriz no era tan conocida en ese momento o simplemente a que se llegue a crear una película casi con ese único objetivo. El mejor ejemplo que me viene a la cabeza es el de la ridícula ‘Striptease’, donde Demi Moore mostró sus encantos a cambio de 12,5 millones de dólares, el máximo salario que había recibido cualquier actriz por una película hasta la fecha, y eso que ni siquiera era la primera vez que lo hacía. Otro caso muy comentado fue el de Halle Berry en la tan absurda como entretenida ‘Operación Swordfish’, donde se da por hecho que cobró medio millón de dólares adicionales sólo por aquella escena gratuita en la que salía sin la parte superior de su bikini. No obstante, lo que es mucho menos habitual es ver a un actor enseñar su miembro viril, en una muestra de hipocresía a la que cuesta encontrar un ejemplo equivalente.

Y es que, sin entrar a valorar aún su calidad, ‘Shame’ ha causado una gran expectación entre cierto sector del público por los comentarios sobre el desnudo integral de Michael Fassbender, en especial cuando lo vemos como dios lo trajo al mundo de frente. Hasta George Clooney hizo una alusión a su tamaño cuando recogió el globo de oro al mejor actor que ganó en la última edición de estos premios. El problema de este apunte frívolo es que puede provocar que ‘Shame’ acabe siendo recordada como la obra donde ver desnudo al protagonista de ‘X-Men: Primera generación’. ¿Hasta qué punto era necesario todo esto y, sobre todo, sirve para que ‘Shame’ acabe siendo una buena película?


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Pronto queda claro que lo de Fassbender no es algo gratuito, sino una elección específica que ayuda a remarcar el estado emocional de los personajes principales de ‘Shame’. ¿Por qué digo dos? Pues porque tanto Fassbender como Carey Mulligan aparecen completamente desnudos coincidiendo con su presentación al espectador, y eso es algo que sirve para recalcar lo que está por llegar. ‘Shame’ es una radiografía de la desnudez humana, pero la física sólo funciona a modo de aviso de la emocional, que es lo que vertebra el relato. Y es que Steve McQueen no está interesado en contarnos una historia convencional, pero tampoco cede a los vicios del cine diferente, donde la narrativa tradicional parece una trampa a evitar con la finalidad de ser realmente especiales. Lo que McQueen busca es retratar la reacción emocional a un trauma del pasado que nunca llegamos a conocer, siendo esto un gran acierto, ya que el halo de misterio permite al espectador elucubrar sobre lo que ocurrió en el pasado de los dos hermanos, pero también no pone un límite claro al origen del estado de sus personajes.

</p><p>Lo que sí nos transmite ‘Shame’ es una atmósfera incómoda sin ser molesta, donde la banda sonora sirve de bastión para incidir en el componente emocional del relato. Además, McQueen opta por llevar la superficialidad de su protagonista a los no muy abundantes diálogos de ‘Shame’, donde únicamente hay una escena en la que éstos cobren una importancia capital, donde resulta un gran acierto apostar por un plano sostenido del cara a cara dramático entre los dos protagonistas. Por lo demás, <strong>los diálogos son un mero accesorio</strong> para llegar a su psique, donde lo dominante es el secretismo hacia su pasado y la superficialidad impuesta por su protagonista.<br />

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Sin embargo, es muy difícil que dos personas reaccionen por igual ante un suceso traumático. Puede ser que te convierta en un ser frágil, siempre al borde del precipicio, y extremadamente dependiente del cariño de tu hermano, la única persona capaz de arrojar algo de luz sobre tu desastrosa experiencia. Es aquí donde brilla con luz propia Carey Mulligan, ya que McQueen sabe aprovechar la imagen delicada de la actriz para darle un giro de tuerca y evitar caer en una languidez que, de una forma u otra, estaba empezando a apoderarse de todas sus actuaciones. Aquí eso no pasa, pues su Sissy transmite una candidez y fragilidad tan extrema que sabes que siempre corre peligro. Quizá la brillante escena en la que canta una canción sea el mejor reflejo de ello, pero es algo consistente a lo largo de todo el metraje, algo que la protagonista de ‘An Education’ aprovecha para ofrecer la que seguramente sea su mejor interpretación hasta la fecha.

</p><p>Ante la hipersensibilidad de Mulligan se sitúa un Fassbender que ha conseguido una comodidad existencial optando por un completo desapego emocional (de ahí que se encuentre a gusto en compañía del personaje de <strong>James Badge Dale</strong>, cuya superficialidad resulta cómica en comparación), donde el sexo funciona como vía de escape y única fuente de auténtico placer. El problema es que sus constantes encuentros sexuales sólo son un parche que le sirven para ir tirando, y todo se tuerce en cuanto surge algo similar a una emoción con sus compañeras de cama. Es curioso que ‘Shame’ haga tanto hincapié en la <strong>potente masculinidad de Fassbender</strong>, no ya sólo por su desnudo, sino porque Brandon <del datetime="2012-02-16T15:29:56+00:00">exhuma</del> exuda una virilidad que resulta irresistible para las mujeres hasta decir una sola palabra (brillante una escena que tiene lugar en el interior de un vagón de metro), cuando él no deja de ser un inadaptado con una necesidad sexual insaciable. </p>

Y es que no sólo se acuesta con infinidad de mujeres, sino que no tiene reparos en abusar del porno y la masturbación. Y esta ansia es algo que Fassbender logra retratar a la perfección, evitando caer en el peligroso patetismo de su situación para retratar a Brandon como un animal herido y enjaulado que no quiere contactar con una realidad dolorosa. ¿Para qué dar libre cabida a las emociones si éstas sólo van a servir para comerte por dentro? Y si un sentimiento se interpone en tu camino siempre puedes huir para evitar que te atrape, algo que Fassbender también muestra de forma brillante, siendo quizá la mejor actuación masculina de todas las que parecían nominables de cara a los Oscar. Lástima que toda la comidilla alrededor de su miembro viril haya acabado jugando en su contra.

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En definitiva, es una pena que una película tan potente como ‘Shame’ haya quedado fuera de la carrera de los Oscar cuando tiene tantos aspectos que merecen ser alabados (y no, no estoy pensando en cierta parte de la anatomía de su protagonista), pero sobre todo su capacidad para querer ser una película emocional sin caer en trucos visuales más o menos efectivos como sucedía en el caso de ‘El árbol de la vida’. Aquí la historia importa, pero sólo como medio para perfilar mejor al personaje de un inmenso Michael Fassbender, para el cual todo elogio se queda corto para su actuación en ‘Shame’. Y es que no estamos ante una película perfecta (hay una ligera tendencia a la reiteración), pero sí ante una cinta notable que triunfa de forma clara en su principal objetivo. Muy recomendable.

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