'Y de repente tú', una provocación demasiado convencional

Estas últimas semanas no están siendo especialmente atractivas para los cinéfilos amantes de las comedias, ya que entre los últimos estrenos se han encontrado con el horrible regreso al género de un director español que arrasó en su anterior tentativa, un fallido homenaje a los videojuegos y una secuela muy inferior a la primera entrega que ha acabado siendo una pérdida de tiempo, por lo que muchos esperaban que eso cambiase gracias ‘Y de repente tú’ (Trainwreck), el nuevo trabajo de Judd Apatow.

Además, ‘Y de repente tú’ contaba con la baza adicional de Amy Schumer, la cómica de moda en Estados Unidos gracias a la televisiva ‘Inside Amy Schumer’ que además se encarga el guión del título que ahora nos ocupa, siendo la primera vez que Apatow firma un libreto ajeno en la gran pantalla. Por desgracia, el resultado es una comedia provocativa que acaba siendo demasiado convencional y que va de más a menos, dejando al final un sabor bastante agridulce.

’Y de repente tú’, de más a menos

Una de las cosas que siempre me han llamado la atención de las comedias de Judd Apatow es que su objetivo principal parece ser el utilizar una premisa de corte dramática que invita a la reflexión, pero dándole un acabado cómico que permita al espectador digerir todo con mayor facilidad. También suele ser habitual una moraleja final mucho más convencional y conservadora de lo que a priori parece vendernos la película. Todo eso lo encontramos también en ‘Y de repente tú’, por lo que el hecho de ser un guión ajeno pierde importancia en este caso.

Lo que sí sorprende un poco es que Schumer haya optado por un acercamiento así a una historia que ella misma ha señalado que está bastante basada en ella misma, algo que le pidió el propio Apatow tras leer una primera versión del guión en el que la protagonista trabajaba vendiendo coches usados. Obviamente, no falta esa vena provocativa en la que no había límite alguno que ha sido la base de algunos de sus mejores sketches, pero una de dos, o no sabe cómo mantenerlo durante todo el metraje y por eso va perdiendo gas o simplemente prefiere optar por una solución más cómoda.

Eso sí, ‘Y de repente tú’ empieza bastante bien definiendo a Amy y su pánico al compromiso, utilizando para ello un humor bastante directo que da pie a situaciones muy divertidas como las apariciones de John Cena como su “novio” o su peculiar relación con su jefa, interpretada por una Tilda Swinton que aquí mantiene su tradición de dar vida a personajes con una notable transformación física.

Todo eso se mantiene, aunque con un peso descendente, a lo largo de todo el metraje, llegando a dar la sensación en algunas ocasiones de ser una desconexión narrativa con el objetivo de buscar la risa del espectador. Esto último no es algo necesariamente malo, pero la escasa capacidad para integrarlo en su correcta evolución argumental acaba lastrando a una película a la que su excesivo metraje –otra tónica del cine de Apatow, aunque nunca tan evidente como aquí- también acaba haciendo daño.

Amy Schumer, Bill Hader y Lebron James

Como era de esperar, Schumer es la gran estrella de la función y la actriz cumple de forma holgada en su primera experiencia destacable en la gran pantalla. Cierto que la evolución del personaje es un poco decepcionante y rancia, pero ella lo da todo siempre y eso evita que ‘Y de repente tú’ se resienta más en su transición de deslenguada comedia romántica a otra comedia romántica más.

Por su parte, el cómico Bill Hader deja de lado su estilo habitual para convertirse en el personaje "normal" que ha de enamorar al espectador para que esa normalización del discurso de la película nos moleste más, pero, por desgracia, conmigo no lo logró, ya que ni siquiera la simpática aparición de Lebron James, en la cual vi un poco de lavado de cara por su parte que hizo que disfrutase algo menos con sus aportaciones, hizo que realmente estuviera deseando que el personaje de Hader fuera feliz al final. Simplemente me daba un poco igual.

En definitiva, ‘Y de repente tú’ es una película que va de más a menos al ir convirtiéndose de una propuesta provocativa a otra comedia romántica más. Quizá si hubiera sido más honesta de entrada no me habría molestado tanto, pero ya salí de verla con un regusto agridulce –no faltan los buenos momentos, ojo- y eso ha ido en aumento desde entonces. Aunque no sea una comedia pura y también tenga sus fallos, yo os recomendaría dar antes una oportunidad a otra divertida cinta que llegó el viernes a los cines.

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