La china ‘The Widowed Witch’ triunfa con su fábula feminista en el vanguardista festival de Róterdam

El Festival Internacional de Cine de Rotterdam pone este fin de semana punto y final a una nueva muestra del cine más vanguardista y experimental y durante sus últimos coletazos, aún con dos días de proyecciones por delante, anuncia ya sus triunfantes ganadoras, que confirman una vez más la predilección del festival por la mirada asiática y al mismo tiempo por el descubrimiento de cinematografías emergentes como la brasileña.

El debutante chino Cai Chengjie se alza así con el Hivos Tiger Award, la máxima distinción del festival holandés, por la historia mágica de una mujer caída en desgracia que da la vuelta a su destino y reconvierte, de forma algo chamánica, maldición en don. Junto a esta distinción, la sección oficial otorgaba el Premio Especial del Jurado al guión de ‘The Reports on Sarah and Saleem’, una historia de amor imposible al límite entre Israel y Palestina.

En la categoría de Bright Future, la sección estrella de un festival volcado en encontrar y dar a conocer nuevas voces en el panorama cinematográfico mundial, con miradas poco convencionales, arriesgadas y únicas, ha destacado la brasileña ‘Azougue Nazaré’ de Tiago Melo, emblema del cine patrio, que contaba este año con nada menos que 9 largometrajes, además de varios cortos y coproducciones distribuidos entre todas sus categorías.

Cine inaccesible al alcance de todos

Entre edificios futuristas de una ciudad completamente reconstruida después de la guerra como símbolo del progreso, y a la vanguardia del país que cimentó parte de la base de la experimentación cinematográfica europea y alumbró cineastas clave como Johan van der Keuken, despierta el Festival Internacional de Cine de Rotterdam (IFFR), forjado tras 46 años como bastión de la cultura experimental y vanguardista.

Entre el poliédrico bloque de vidrio y acero de “De Doelen” (los objetivos), donde se alojan industria y prensa, y la mole de hormigón en forma de cubo que hoy ocupa el Club IFFR –ambos abiertos al público sin acreditar-, flanqueado por la proyección de tigres gigantes de luz, emblema del fiero festival, se erige, al abrigo de todos éstos, el cine donde se cuece la mayor parte del contenido que centra la programación oficial.

“Queridos clientes: si quieren ver una película en Imax tendrán ustedes que irse a La Haya. Si quieren ver la cartelera comercial, les remitimos a nuestro cine a las afueras de la ciudad. Sin embargo, les invitamos a quedarse y echar un vistazo a la programación del festival, que seguramente les interesa”. Reza un cartel en la puerta principal del gigante comercial multisala en pleno centro de la ciudad, que estos días se ha convertido en refugio cinéfilo de las propuestas más radicales y muestra anual de las más rompedoras reflexiones audiovisuales en todas sus formas.

Máximo símbolo de la paradoja del IFFR, un festival de parte a parte accesible para la audiencia, que se entremezcla sin alfombras rojas con cineastas y periodistas en salas, cafés y fiestas; y a la vez uno de los más complicados de digerir, hogar de la experimentación. Ficciones de narrativa poco convencional, más o menos crípticas, documentales de creación, cortos en sus formas más arriesgadas e innovadoras, instalaciones y piezas dignas de museo, sorprendentemente, abarrotan las salas.

Un festival en el que la cola para el primer pase de un documental de creación, basado en un barrio concreto de una ciudad belga cualquiera, daba la vuelta a toda la primera planta del enorme cine Pathé y acababa escaleras abajo, para finalmente colocar a esta modesta producción flamenca directamente en el puesto número 4 del ranking de lo más popular entre el público. Tras esta pequeña hazaña de ‘Rabot’ (Christina Vandekerckhove), no es de extrañar que el premio del público haya recaído finalmente en una producción danesa de director desconocido. El thriller psicológico ‘The Guilty’, de Gustav Möller, presentada unos días antes en Sundance, era así recompensada con la máxima distinción de la audiencia y además recogía también el premio del jurado joven.

Efectivamente, la sección oficial y su paralela para debutantes dejaba este año un buen número de propuestas interesantes, en su mayoría de directores poco conocidos pero muy prometedores, de las cuales destacamos algunas de las más remarcables:

Sección oficial

  • The Widowed Witch, de Cai Chengjie (China)

Encallada en la China rural, de prejuicios y supersticiones, mitos ancestrales y religiosidad, sitúa este debutante la historia de esta hechicera, que no es otra que una mujer caída en desgracia tras enviudar hasta tres veces en extrañas circunstancias. Considerada poco menos que mensajera del mal y símbolo de malos augurios, y superviviente de durísimas condiciones, esta mujer gafada da la vuelta a su sino para convertir su mala suerte en su gran ventaja.

En palabras del jurado: “El ganador del Premio Hivos Tiger de este año es un film de dimensiones épicas con una narrativa que es más grande que una persona o un momento. Toma un punto de vista feminista con un fuerte personaje central, que rechaza ser una víctima. La lucha en su viaje está encuadrada de forma emocional, que representa su complejidad mientras que nunca se vuelve sentimental e incluso introduce toques de un lacónico sentido del humor. Su atrevida visión, creada por una serie de capas líricas de elementos cinematográficos, hace sobresalir a esta película”.

  • Nervous Translation, de Shireen Seno (Filipinas)

Con esta especial mirada del IFFR hacia las cinematografías asiáticas, la sección oficial recogía otra de sus más interesantes propuestas con esta producción filipina dirigida por una fotógrafa, colaboradora del reputado cineasta Lav Díaz. Un trabajo que le ha valido la distinción de mejor obra asiática dentro del certamen holandés.

La japonesa de familia filipina regresa así al festival que aupó su debut seis años después de su puesta de largo con ‘Big Boy’. Su nueva obra, ‘Nervous Translation’, sigue las aspiraciones e inocente visión de una niña de 8 años en las Filipinas de 1987, poco después de la revolución que propició la caída del presidente Marcos.

  • Sultry, de Marina Meliande (Brasil)

Otra de las más destacadas propuestas del cine brasileño actual. ‘Sultry’, de la realizadora Marina Meliande, compite en la sección oficial del IFFR, tras conseguir el apoyo del fondo Hubert Bals del festival por su obra anterior ‘A Alegria’ (2010), codirigida con Felipe Bragança y presentada en la Quincena de los realizadores del Festival de Cannes. La que ahora presenta en Róterdam es su primera obra en solitario.

Los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro debían haber traído el progreso y la modernización a la ciudad brasileña, a la que entonces se colocaba la etiqueta de “emergente”. Lejos de eso, creció la desigualdad tras el desalojo de algunas barriadas para su remodelación, que no consiguió sino enmascarar la superficie. En este clima, sitúa la brasileña este relato de lucha y supervivencia al brutal cambio, que cruza el horror físico con un drama social realista.

  • Piercing de Nicolas Pesce (EEUU)

Presentada hace unos días en el festival de Sundance, casi al tiempo que compite en Rotterdam; segunda película del que ya sorprendiera en el festival indie americano en 2016 con su estreno en el largo en ‘The Eyes of my Mother’. En esta ocasión presenta un cruce entre un psicothriller con elementos de horror y de comedia, adaptando una novela de Murakami Ryū, el mismo autor que firmaba la obra en la que Takashi Miike basaba ‘Audition’ en 1999.

Pesce reúne a Christopher Abbott (‘Viene de noche’, Trey Edward Shults, 2017), Mia Wasikowska e incluso la catalana Laia Costa (‘Victoria’, Sebastian Schipper, 2015) para dar vida a este misterioso triángulo en el que un padre de familia trata de deshacerse de sus instintos asesinos matando a una prostituta desconocida. Sin embargo, la gesta no acabará de la manera que él cabía esperar.

  • Djon África, de João Miller Guerra y Filipa Reis (Portugal, Brasil, Cabo Verde)

El director de la aclamadísima ‘A fábrica de nada’, Pedro Pinho, es el guionista de esta historia sobre la identidad, en la que también ejerce como productor. Dirigida por una pareja de reputados documentalistas portugueses, sigue el viaje de Miguel, Djon África, de Portugal a Cabo Verde en busca de la pista del padre que lo dejó cuando era sólo un niño. Aunque ficción, de alguna forma con sabor a documental por la autenticidad con la que los directores retratan a sus personajes.

Bright Future

  • Azougue Nazaré, de Tiago Melo (Brasil)

Gran vencedora de la competición debutante, alabada por crítica y público, y un ejemplo de la mejor selección de cine brasileño en expansión, dirigida por un prometedor Tiago Melo (line producer en ‘Aquarius’, hit brasileño de 2016 dirigido por Kleber Mendoça). Muy destacable, según el jurado “por su singular visión, de lenguaje cinematográfico electrizante, muestra de la explosiva coexistencia entre el bien y el mal, y por su habilidad para incorporar elementos sobrenaturales en el que es casi un retrato antropológico de una pequeña comunidad”.

En la provincia de Pernambuco, comienza una ola de sucesos extraños, donde se cuentan, entre otras cosas, un número de personas desaparecidas, coincidiendo con el inicio de la temporada de carnaval maracatu, una tradición afro-brasileña y parte de la cultura local, herencia de la historia esclavista, en la que las peleas de gallos raperas devienen más bien competiciones de samba. Con el evangelismo en auge, un pastor parece tener claro la solución: renunciar a esta cultura maracatu, a la que tilda de diabólica.

  • The Return, de Malene Choi Jensen (Dinamarca, Corea del Sur)

Esta obra, a medio camino entre Dinamarca y Corea del Sur, sobre la identidad y las raíces de una coreana de adopción danesa, le ha valido a la historia en primera persona de Malene Choi Jensen la mención especial del jurado, ya que “lo que empieza como una cruzada personal gradualmente se transforma en una reflexión sobre la soledad, la pertenencia y una reflexión existencial sobre el arraigo”.

La cinta sigue la búsqueda personal de una treintañera asiática, adoptada en su infancia por una familia danesa que, en un intento de acercarse a sus raíces, se propone encontrar a sus padres biológicos entre una maraña de burocracia y corrupción. En su camino encontrará un grupo de jóvenes europeos y americanos, como ella, empeñados en la misma cruzada.

  • Rabot, de Christina Vandekerckhove (Bélgica)

Producida por el gurú del documental creativo en Bélgica, Peter Krüger, y dirigida con pulso y fuerte determinación por la directora flamenca Christina Vandekerckhove, la película retrata los últimos días de la que probablemente se levanta como la torre de viviendas más alta de Gante. Emblema del Rabot, un barrio en el límite entre el centro, cuidado y bonito, y los suburbios, convertidos hoy en una especie de gueto, las tres torres de hormigón que un día supervisaban el bello skyline de la ciudad medieval con una cierta serenidad y elegancia, hoy se erigen como símbolo de la decadencia de la convivencia multicultural y hogar social de las capas más pobres de la ciudad centroeuropea.

Al borde de la demolición -poderosísimas imágenes con las que la cineasta comienza su retrato social-, Vandekerckhove pasea su mirada en línea recta y en forma de cuadrícula por muchos de los diminutos apartamentos colmena que conforman el edificio, capturando en su totalidad una fotografía colectiva de sus habitantes, cada cual más pintoresco. Con maravillosas dosis de humor involuntario, humano y real, –a pesar de la dureza de su contenido-, en una explosión de sinceridad espontánea de las gentes que conforman este puzzle, la realizadora convierte, con ternura y dedicación, una historia local en un relato universal.

  • La fleurière, de Ruben Desiere (Bélgica, Eslovaquia)

Como prolongación en forma de ficción de su aclamado mediometraje documental, ‘Kosmos’ (2014), Ruben Desiere convierte ahora en actores a los personajes que en aquélla conformaban el retrato social de una barriada de gitanos eslovacos, obligados a vagar cual nómadas por las calles de Bruselas.

En su primer largometraje, este grupo de jóvenes planea en la ficción dar un golpe contra el Banco Nacional de Bélgica, sin muchas aspiraciones salvo la de conseguir dinero con el que poder comprar una vida digna y llena de los sueños propios de la inocencia de la juventud. Embarcados en la tarea de cavar un túnel que les llevaría desde la trastienda de una floristería directos al banco, pasando por las cloacas de la capital europea, Tomi, Rasto y Mizu pasan día y noche allí encerrados. Entre palazos y excursiones laberínticas bajo tierra, los amigos hablan de sus cosas, en conversaciones que van desde lo más banal a los rasgos que definen su propia identidad y sus ambiciones. De esta forma, la premisa delictiva da paso a un retrato realista y humano, de corte intimista y con diálogos reales, que captura la esencia de una comunidad al margen, cuya perspectiva ha sido tan pocas veces retratada.

  • Guarda in alto, de Fulvio Risuleo (Italia)

El ganador del Discovery Award de la Semana de la crítica de Cannes por su corto ‘Varicella’ (2015) presenta ahora su primer largometraje, ampliamente esperado y una de las proyecciones con entradas completamente agotadas muchos días antes de comenzar el festival.

En una de sus pausas, un joven panadero romano descubre algo extraño que cae del cielo unas cuantas casas más allá. Atraído por ese inesperado suceso, el chico comienza una aventura que le llevará de tejado en tejado de la ciudad italiana, donde descubrirá un fantástico mundo secreto que le ayudará a escapar de sus dosis cotidianas de realidad.

Palmarés completo

  • Premio Hivos Tiger: The Widowed Witch de Cai Chengjie (China)
  • Premio especial del jurado para el guión de ‘The Reports on Sarah and Saleem’ escrito por Rami Alayan
  • Premio Bright Future: ‘Azougue Nazaré’ de Tiago Melo (Brasil)
  • Mención especial para ‘The Return’ de Malene Choi Jensen (Dinamarca, Corea del Sur)
  • VPRO Big Screen Award: Nina de Olga Chajdas (Polonia)
  • Premio del público: ‘The Guilty’ de Gustav Möller (Dinamarca)
  • Premio del público Hubert Bals Fund: ‘The Reports on Sarah and Saleem’ de Muayad Alayan (Palestina, Países Bajos, Alemania, México)
  • Premio del público Voices Short: Joy in People de Oscar Hudson (Reino Unido, Francia)
  • Premio FIPRESCI: ‘Balekempa’ de Ere Gowda (India)
  • Premio KNF a la mejor película holandesa: ‘Zama’ de Lucrecia Martel (Argentina, Países Bajos, España, Francia)
  • Premio NETPAC a la mejor película asiática: ‘Nervous Translation’ de Shireen Seno (Filipinas)
  • Premio del jurado joven: ‘The Guilty’ de Gustav Möller (Dinamarca)
  • Premio Found Footage: ‘Newsreel 63 – The train of Shadows’ de Nika Autor (Eslovania)

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