Sevilla Festival de Cine Europeo 09: 'Nothing Personal', la soledad como elección


El Festival, apunto de echar el cierre, que se produce esta misma noche con el homenaje a Fernando Trueba, ha tenido en una de las cintas programadas para hoy un pequeño rayo de luz entre la oscuridad de una sección oficial de auténtico pánico. ‘Nothing Personal’ de la debutante Urszula Antoniak es una película muy de festival, pero al menos con una propuesta interesante y un resultado más que notable en comparación con sus competidoras.

Se trata de una película que nos retrata la soledad como opción, a través de una joven ¿antisocial? holandesa que recorre el paisaje irlandés de forma errática, huyendo de la civilización, de las personas y buscando una soledad que no sabemos si es consecuencia de algo el comienzo de un futuro. Poco importa, porque su directora, no pretende narrar hechos sino explayarse con la traslación en imágenes del verdadero sentimiento de soledad y lo que ello conlleva.

Lo cierto es que la cinta mantiene un tono y un pulso firme, con personalidad y no falta de riesgo, huyendo de caer en lo más convencional y buscando la metáfora cinematográfica con momentos de inspirado lirismo. Aunque, sin embargo lo verdaderamente cierto es que al menos funciona su propuesta, de plantear un relato circular, de la relación de la protagonista (de nombre y pasado desconocido) y un hombre maduro y también solitario en una apartada isla rodeada de un paisaje propicio a la evasión social. Todo ello, con algunos giros de guión impuestos sin habilidad, con brusquedad, que quizás denotan la inexperiencia de la realizadora (y una excesiva tendencia al lucimiento del paisaje en plan postal irlandesa).

La pareja protagonista mantienen una relación basada en la negativa a preguntas personales, lo cual depara momentos singulares, pero bien desarrollados. La joven, rehacia a cualquier contacto verbal, al que responde con sequedad antipatía, acepta el cobijo y la comida a cambio, únicamente de trabajo, lo cual va haciendo que a pesar de que luchan por conocer detalles del otro, mantengan un relación distante, a la par que de confianza mutua.

El trabajo del conjunto merece un cierto elogio, especialmente por el brillante trabajo de sus dos intérpretes protagonistas. El experimentado Stephen Rea y la desconocida Lotte Verbeek, que bordan con inspiración sus respectivos papeles. Hay que valorar también el esfuerzo por retratar ese sentimiento de soledad sin tropezar en una complacencia con una resolución menos arriesgada.

Por último señalar, que la notable banda sonora de Ethan Rose (también compositor de la subyugante ‘Paranoid Park’) se acopla a la perfección a la belleza de las imágenes, al gran trabajo actoral y al lirismo arriesgado que plantea la directora de principio a fin, que sin suponer un resultado de traca, bien merece el aplauso (visto lo visto en este Festival).

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