La Prisión de Ingmar Bergman

La distribuidora Filmax está teniendo una buena iniciativa a la hora de editar películas en dvd. Selecciona a varios directores denominados 'de culto' y lanza al mercado películas suyas que son inéditas en nuestro país. Tal es el caso de gente como Akira Kurosawa (con las ediciones de 'Sanjuro' o 'La Nueva Leyenda del gran Judo') o Sam Fuller (con las ediciones de '40 pistolas' y 'Manos Peligrosas').

También han hecho lo propio con el director sueco Ingmar Bergman, y en este caso han sido bastante el número de películas a editar, por lo que sus admiradores están de enhorabuena. 'Prisión' es una de ellas, dirigida en 1949 narra la historia de un antiguo profesor de matemáticas que sale de un asilo y acude a un antiguo alumno suyo, que trabaja como director de cine, y le cuenta una idea para hacer una película: la tierra es el infierno, y el diablo lo controla absolutamente todo. O sea, Bergman en su completa salsa.

Sin embargo, es por culpa del propio director y de su forma de contar una historia interesante, lo que convierte el visionado de esta película en una experiencia casi inaguantable. Consigue lo impensable, que en tan sólo 76 minutos de duración nos aburramos y deseemos desesperadamente que termine la película, que ya tiene mérito. Durante ese tiempo y con una narración curiosa, como una película dentro de otra película, se nos narran las situaciones de unos personajes atormentados por distintas causas, todas muy existenciales. A pesar de que el planteamiento es interesante, la narración ayuda a la abundancia de momentos confusos en los que el espectador se pierde un poco, por culpa de las acciones paralelas y lo mal enlazadas que están. Y encima no ayudan el par de secuencias oníricas de turno, terminando por agobiarnos nosotros mismos por culpa de las obsesiones de Bergman. Y sitiéndonos, haciendo honor a su título, encerrados en una prisión que no es más que la mente del propio director. Cuando el film termina uno siente un enorme alivio, de libertad.

Decir a su favor que los actores, como casi siempre en el cine del director sueco, están bastante bien. Doris Svedlund, Birger Melmsten y Eva Henning son sus principales intérpretes. Y por otro lado, la cámara está muy bien utilizada con movimientos sutiles, majestuosos, danzantes, como si de otro personaje se tratara.

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