'Better Call Saul' y el papel de la perspectiva en el juicio moral del espectador

Todo es cuestión de perspectiva. Cada uno conectamos con las historias desde nuestras propias experiencias y criterio pero esta distancia que existe entre la obra y el espectador solo es uno de los puentes que hay que cruzar en una narración. El primordial es el que establece el autor. Su intención. Lo que el guionista decide que es importante y lo que el director elige recalcar con un plano, puesta en escena o con una música que condicione el tono de una secuencia determinada.

El punto de vista es un factor definitorio de esa intención y puede condicionar radicalmente la forma en la que el espectador valora emocional y moralmente una historia o a un personaje. En este caso no estoy hablando de un supuesto de efecto Rashômon o de narrador no fiable, sino que se refiere más a la elección consciente del foco de una historia; al increíble poder de decidir quién será el protagonista.

La conexión con el antihéroe

Esto es patente en ejemplos extremos como 'Dexter', cuyo protagonista es un asesino psicópata con el que simpatizamos no sólo por su código sino porque la narración se desarrolla desde su perspectiva. La capacidad de empatizar de las personas es muy poderosa (bien lo demuestra Pixar haciendo que conectemos con ratas, coches y peces) y todo relato genera una especie de ley de empatía que informa al espectador de cuán aceptable o deplorable es una acción en el contexto de su historia.

'Breaking Bad' es un gran ejemplo de lo resistente que puede llegar a ser el vínculo entre un protagonista y el espectador

'Breaking Bad' también juega desde el primer momento con esta empatía y, en cierto modo, establece un contrato con el espectador. Walter es nuestro protagonista, un tipo insatisfecho con su vida que cuando sabe que tiene cáncer se pone en modo de perdidos al río y encuentra la adrenalina y la emoción en el camino de la criminalidad. Y le perdonamos.

Creemos entenderle cuando se comporta de forma egoísta, cuando se justifica afirmando que amasa dinero para dejárselo a su familia o cuando elabora una droga que jode la vida a muchas personas. Incluso escurrimos el bulto cuando Walter se enfrenta a esto último en aquel devastador episodio del bebé medio abandonado por sus padres drogadictos. Él es el protagonista, el (anti)héroe, es su visión de las cosas y, por tanto, la nuestra.

'Breaking Bad' es un gran ejemplo de lo resistente que puede llegar a ser ese vínculo entre un protagonista y el espectador, que ha vivido un gran arco de transformación durante horas y horas. ¿Es irrompible? No, claro. El propio Walter White tiene varios puntos de inflexión que convierten su "volverse malo" en irreversible e imperdonable, hasta que el propio relato hace un giro brillante en su narrativa para hacer evidente que hacía tiempo que era el villano de la historia.

Jimmy y 'Better Call Saul'

El arco de transformación de Jimmy a Saul es en cierto modo parecido al de Walter White. El protagonista camina constantemente sobre la línea que hay entre la picaresca y lo ruin, y con frecuencia le perdonamos actos que desde otro punto de vista probablemente provocarían rechazo. El arte de Jimmy es la manipulación. Con su labia y su carisma mueve los hilos sea para condicionar a sus clientes ancianos, a la agente del seguro, a los ejecutivos estirados de HHM o a los clientes potenciales de su recién estrenado negocio publicitario.

'Better Call Saul' examina cómo interpretamos, juzgamos, condenamos y perdonamos las acciones, tanto en los demás como en nosotros mismos.

Y le perdonamos. Porque en el fondo Jimmy (todavía) tiene buen corazón y en varias ocasiones ha seguido esos caminos de moralidad dudosa por su lealtad a personas que le importan. Sus actos son aún más redimibles que los de Walter porque el espectador sabe cuánto intenta ser respetable, cuánto intenta impresionar y ganarse a su hermano Chuck, cuánto le duele decepcionar a Kim. A pesar de todos sus trapicheos, Jimmy acaba aterrizando en la casilla del héroe porque el relato ya tiene un claro villano, y ese es Chuck.

Chuck, un tipo arrogante y soberbio que trata a Jimmy con condescendencia; que muestra muy poca gratitud ante la compasión y la dedicación de su hermano con su enfermedad a pesar de la actitud beligerante que muestra con él. Puede tener razón cuando recrimina a Jimmy por ciertos comportamientos, y desde luego aquel cambio de número en los papeles de Mesa Verde fue cruzar la línea, pero su actitud hacia él (y los demás) sumado al hecho de que le juzgamos tras el velo de la perspectiva de Jimmy, le convierten fácilmente en un personaje despreciable.

Lo es incluso aunque sufra tanto con su enfermedad mental. A pesar de que fríamente podríamos tomar distancia y sentir compasión por su él en esa maravillosa sucesión de secuencias del capítulo final de la tercera temporada, tomar esa postura es casi un acto de rebeldía contra el relato; contra su intención -y esta complejidad moral y de personajes es lo que hace de 'Better Call Saul' una serie brillante.

'Better Call Sall' es un relato cuyo núcleo es no sólo examinar la forma en la que nos comportamos con los que nos rodean, sino también cómo interpretamos, juzgamos, condenamos y perdonamos las acciones, tanto en los demás como en nosotros mismos (gran parte de la involución de Jimmy está en él mismo, en su autoestima y en cómo lleva toda la vida comparándose con su perfecto y correcto hermano mayor). Perdonamos actos moralmente reprobables si son por una causa que consideramos positiva y rechazamos actos que son buenos en esencia sólo porque se hagan por interés personal.

Esto se aprecia en el último capítulo de la tercera temporada de 'Better Call Saul', cuando se establece un paralelismo entre el clímax de todo lo ocurrido entre Chuck y Jimmy y lo que éste decide hacer para conseguir lo que necesita de sus ex clientes ancianas. El acto de Jimmy es esencialmente positivo para ellas pero su manipulación no sólo es por interés personal sino que además se cobra una víctima tan inocente que roza lo imperdonable. Finalmente, el alma de Jimmy (que no la Saul, pun intended) salva la situación una vez más.

Al comienzo de la tercera temporada me preguntaba, reflexionando sobre el papel que tiene la otra trama de la serie en el conjunto, si había demasiado 'Breaking Bad' en 'Better Call Saul'. Desde luego, en lo que a grises morales, punto de vista y papel crucial que juega el espectador en el relato respecta, nunca es demasiado.

En Espinof | Los códigos narrativos, el contrato con el espectador y ‘The Affair’

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