'Cougar Town' da lo mejor de si misma en su regreso

Penny Can! Dosen Pfennig! Boîte Sous! Yi fan quian!

Si eres fan de 'Cougar Town' (lo eres, estás leyendo esta entrada), la espera se te habrá hecho eterna; como a mi. Han sido muchos meses sin las excéntricas aventuras de nuestra querida pandilla cul-de-sac, ese atípico grupo con sus (a veces) grotescas conversaciones en torno a seis botellas de vino. Sin Jules y su comportamiento disfuncional; o el dúo cómico Bobby-Andy; o Ellie y sus momentos de sibilina maldad... O Tom, que cada vez se integra más en el grupo (al menos va ganando terreno físico). Pero sobre todo se había generado expectación por descubrir cómo harían para integrar los últimos acontecimientos de la cuarta temporada, sin que el grupo (o las tramas, la serie e incluso su propia credibilidad) lo acusara.

Cougar Town ha vuelto tirando la casa por la ventana con un cameo muy especial en estos primeros capítulos de su quinta temporada. "Season five? Didn't see that coming", reza la cabecera que nunca es igual. Seguro que tampoco lo vieron venir los de ABC cuando pasaron de ella. Con independencia de estas cuestiones "administrativas", la ficción ha encontrado el verdadero hueco en sus fans: se ha convertido en la opción de cable más vista de la semana pasada (contabilizando las reposiciones), alcanzando más de 2.4 millones de espectadores entre el día de su premiere el 7 de enero y las tres jornadas siguientes.

Laurie, Travis y la tensión sexual resuelta

Si durante la cuarta temporada (muy especialmente en su recta final), 'Cougar Town' se alimentó no pocas veces de la tensión sexual no resuelta entre Laurie y Travis, el arranque de esta nueva entrega pasaba necesariamente por integrar esta nueva relación en las tramas y, en consecuencia, dar rienda suelta a todas las situaciones chocantes y reacciones que provoca en el grupo. Ellie ha inventado un sonido (o más bien una onomatopeya de emoción/arcada) para expresar lo que sienten cuando los ven besándose (Blech!) y Jules ha hecho gala de su histrionismo habitual intentando (paradójicamente) ser natural y se ha visto envuelta en la primera situación surrealista de la temporada, que incluye una ducha, jabón y mucha vergüenza ajena.

En la medida en que todo se vaya normalizando (pese a la escasa química que transmite la pareja) y Laurie y Travis dejen de ser la novedad, la trama se diluirá entre las historias habituales del grupo; si es que se pueden considerar anécdotas habituales en un grupo de amigos beber a cualquier hora del día en un decantador de vino (Big Tippi) o recibir una jugosa cantidad de dinero en concepto de copyright por internacionalizar un juego absurdo (aunque altamente adictivo): sí, ahora Penny Can! se juega en todo el mundo y se pronuncia en todos los idiomas.

Un vistazo a…
ENFOQUE PROFUNDO Y LENTES PARTIDAS

El reencuentro de Mónica, Chandler y sus alter ego

El cameo de Matthew Perry era otro de los platos fuertes del regreso de la serie, después de que se anunciara a bombo y platillo hace un par de meses. Lo que no sabíamos es que acabaría siendo un regalo para los fans tanto de los cul-de-sac como de la mítica 'Friends'. Y no lo ha sido sólo el hecho de verlos juntos después de tantos años en la piel de Mónica y Chandler (ya se habían reencontrado en 'Go On'). Es que lo que tenían preparado para esta #MatteneyReunion era de traca. Mónica y Chandler, ahora Jules y Sam han vuelto a ser pareja, aunque sólo durante un capítulo. Pero nada más antagónico a Chandler que este personaje: "rico, encantador y guapo", un tipo seguro de sí mismo que vive el día a día sin reflexionar demasiado. Y Jules... Bueno, ella es una inconsciente y una insensata.

Por eso no duda en decir sí cuando él le sorprende con un flash-mob y una irracional proposición matrimonial, delante de todo Gulfhaven sólo un día después de haberse conocido accidentalmente al chocar sus coches por culpa de Jules. Sí, la misma que una vez acabó buceando con su coche en una piscina del vecindario. En su complejo razonamiento interior, para Jules ligar con él es la salida más fácil a ese pequeño embrollo económico, mucho más lógico que afrontar su responsabilidad. Hasta que se le va de las manos y Grayson, el héroe, interviene para salvar a su mujer de sí misma. Y toda esta gran soirée ha sido dirigida, además, por Brian Van Holt (Bobby Cobb), otra sorpresa del capítulo.

Los mejores momentos

Después de cuatro temporadas, y como les ocurre a otras sitcoms, 'Cougar Town' se ha instalado en la zona de confort, pisando siempre sobre seguro. Sabemos qué podemos esperar de cada personaje pero nos siguen encandilando llevando el absurdo siempre a un nivel superior, con divertidísimo resultado. Sabemos de sobra que Jules no es la persona con más cultura del mundo y nos lo sigue demostrando intentando convertirse en cinéfila, cuando lo único que le sugiere Hitchcock es que suena a "sucio" (cambio aprobado). Sabíamos que Grayson es vanidoso y que su físico es el responsable de su ego. Por eso no nos sorprende (aunque nos divierte) que le hayan echado del gimnasio por hacerse 'selfies' desnudo en los vestuarios.

Y también conocemos muy bien la incapacidad de Bobby para llevar una vida mundana y aburrida. Por eso nos parece perfectamente factible que un mapache le haya robado su buzón para construirse una casa, mientras él sólo intentaba ser normal y tener un buzón. ¿Y qué hay de Ellie? Es, sin duda, la más impredecible de la serie. Y no sólo porque nunca sabes cuándo llegarán sus siete minutos diarios de respeto, amor y tolerancia hacia los demás. Más bien, porque es imposible prever su siguiente retorcido movimiento. Como pasarse dos días enfrascada en una investigación que ni Carrie Mathison siguiendo la pista de Abu Nazir sólo por desmontar las inverosímiles batallitas de Laurie ("Me atacó un delfín" o "tengo una amiga con brazos de robot"). Aunque sabemos que lo de Laurie y Jellybean es una relación de odio/amor.

Tampoco hay que subestimar a Tom y su capacidad para acabar robando alguna escena. Como su parodia de Freddy Krueger retratado como un señor cualquiera, un vecino que se muda de Florida a Canadá dentro de un elaborado plan para conseguir que Stan deje de tenerle miedo por culpa de su irresponsable padre que le dejó ver Pesadilla en Elm Street. Tom está ganando terreno en la serie tan paulativamente que casi no nos hemos dado cuenta. Ese personaje aparentemente odiado por el grupo y que da tanto juego en sus penosos intentos por ser aceptado, pero cuya desgracia le hace, precisamente, tan gracioso. Como comprarte unas zapatillas de correr para poder seguir más rápidamente al grupo mientras huyen de ti. Adorablemente patético.

La guinda final: las tomas falsas del capítulo y Matthew Perry llamando Mónica a Courteney Cox. Tenía que pasar.

En ¡Vaya Tele! | La cuarta temporada de 'Cougar Town' se merece un brindis

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